Celebra Macri tropiezo de Massa y acuerda Ganancias con PJ y CGT

Alivio transitorio entre inversores y en el mundo económico tras confirmarse la tregua de la oposición peronista y el Gobierno a propósito del impuesto a las Ganancias. Frenó la demanda de dólares, reapareció la oferta de divisas y se diluyeron en parte los temores a un nuevo festival de impuestos para todos y todas, con tal de seguir evitando el ajuste al gasto político en Nación, provincias y municipios. Mejor ánimo en Casa Rosada, al confirmar que avanza la negociación por ganancias con la CGT y el PJ, todo para mortificar a Sergio Massa.

El caso no está cerrado, mucho menos disipadas las inquietudes por el futuro económico ya lanzado a pleno el año electoral. Por lo pronto ayer la Reserva Federal no sólo subió medio punto las tasas de interés en EE.UU. como se preveía; sino que avisó que en 2017 se va a acelerar ese camino ascendente para el costo del dinero. Crédito más caro, dólar firme a nivel mundial, depreciación de monedas emergentes y materias primas más débiles amenazan como el combo menos favorable para las necesidades políticas y económicas del Gobierno el año próximo.

Batallas con crecientes intrigas y especulaciones políticas que se abren ante los episodios de las últimas horas, apenas con las Fiestas como único elemento que debería contribuir a un estado de pacificación. Todo luce bastante dinámico con algunos interrogantes y curiosidades no resueltas. Veamos:

- Resultó llamativa la ausencia del equipo económico en todas las negociaciones y reuniones por Ganancias. Mantuvo Alfonso Prat-Gay su agenda externa estos días, de viaje por Sudamérica en foros de relativa jerarquía, muy lejos de la acción en Buenos Aires. Es cierto que la contribución del Palacio de Hacienda no resultó muy eficaz en todo este tema: de hecho el proyecto oficial de Economía sobre Ganancias fue el que rechazó la oposición en Diputados, una iniciativa que llegó de apuro al Congreso y no circuló entre el resto de los Ministros. Se sumó luego la dureza del Presidente para negociar cambios a ese proyecto, lo que desató la asonada legislativa que lideró Sergio Massa junto al Frente para la Victoria y el resto de la oposición, rebeldía que aún no está sofocada.

- Está claro que sí resultó decisiva para frenar el proyecto opositor el ingreso a la cancha de Alberto Abad con los números de costo fiscal que suponía para las provincias. El titular de la AFIP es un hombre muy respetado en el peronismo, posiblemente uno de los funcionarios de Mauricio Macri que más conoce la matriz estatal y el funcionamiento con números de la relación Nación-Provincias.

- El plazo de una semana que promovió ayer con una moción de preferencia, Miguel Ángel Pichetto, para emplazar al Gobierno a que acepte un alivio mayor en el impuesto a los sueldos, revela también cierto malestar en el jefe de los senadores del PJ con la Casa Rosada. Es que el Presidente intentó torcer el brazo del Senado hablando con los Gobernadores por encima de la negociación con los Padres de la Patria. Hablar con los jefes y despreocuparse de la tropa, una práctica que fastidia a los que se sienten ninguneados, y que el Gobierno utiliza no sólo para resolver los debates parlamentarios.

- También es cierto que la iracundia de Pichetto obedece a que no puede aparecer como líder de una bancada fracturada, dado que allí se terminaría de inmediato el poder de negociación del PJ y los gobernadores con la Casa Rosada. Los sectores más radicalizados del bloque Frente para la Victoria, comandados por el senador híper cristinista Marcelo Fuentes, ahora van por la cabeza de Pichetto, al que responsabilizan por el fracaso de la rebelión contra Macri. El apuro del PJ ayer por convertir en Ley el proyecto de financiación a los piqueteros (la llamada Emergencia Social) algo tiene que ver con el malestar interno en ese bloque.

- Prospere o vuelva a trabarse la negociación por Ganancias, parece claro que el Gobierno deberá aceptar elevar un poco el mínimo no imponible para llegar a un punto medio entre la propuesta oficial y la iniciativa de la oposición. "Ni los 30 mil de Alfonso ni los 50 mil de Sergio", arriesgaba un funcionario del ala política del Gabinete encargado de avanzar en el acuerdo. Tal vez se establezca en 40 mil, muy razonable, con muchas modificaciones en las escalas actuales de alícuotas y deducciones, y con un ajuste automático por inflación de esos guarismos.

- Parece evidente que los impuestos más delirantes que propuso el kirchnerismo serán descartados o eventualmente vetados por el Poder Ejecutivo. Básicamente los nuevos gravámenes sobre depósitos y propiedades, un dislate impresentable en medio de un proceso de blanqueo de capitales. Tampoco parece sensato reponer las retenciones a la minería. Se trata de apenas $ 2000 millones para tapar un agujero veinte veces mayor, con un impacto muy negativo para el proceso de inversiones que necesita el país. Algo similar ocurre con el impuesto a las bebidas que se propuso

- Más opinado aparece el futuro de los gravámenes a la actividad lúdica a la que ya se la carga con 60% de impuestos. Curioso Estado binguero que surgió en la Argentina de la mano de los mismos que hoy promueven la equidad y la salud de la población, pero que necesitan recaudar en sus distritos con las apuestas

- En la mesa chica de Mauri cio Macri sobraban ayer motivos para celebrar. No sólo haber evitado que se sancione el proyecto opositor contra el Gobierno, sino haber dejado en falsa escuadra a Sergio Massa con la opinión pública. Es generalizada la coincidencia en el ambiente político respecto del tropiezo que sufrió el ex intendente de Tigre, al haber aparecido asociado al tren fantasma del Cristinismo, junto a Axel Kiciloff, Juan Manuel Abal Medina y Máximo Kirchner.

- El entusiasmo por la suerte de Massa derrama sobre todo en la provincia de Buenos Aires y en el entorno de María Eugenia Vidal. Los estrategas políticos de la gobernadora suponen que Cambiemos finalmente deberá enfrentar a una oposición peronista al menos dividida en tres. Sueñan con una interna del PJ entre Florencio Randazzo y Daniel Scioli para definir el candidato a Senador (los intendentes del PJ quieren a Cristina en Santa Cruz o tal vez como primer candidata a diputada por Bs As). Y suponen que en una elección de tres, el Gobierno podría obtener 35%, el PJ 30% y el sector de Sergio Massa otra vez relegado con 20%, parecido a lo que ocurrió el año pasado. Si eso se diera, parte de los peronistas que hoy siguen a Massa en todo el país podrían sumarse a Cambiemos mirando 2019. Falta definir, nada menos, al candidato del oficialismo para tratar de ganar en Buenos Aires. La Gobernadora y el Presidente prefieren un referente propio, tipo Jorge Macri, a la opción Carrió.

- Es obvio que un triunfo de Jorge Macri es un triunfo de María Eugenia y el Presidente. Creen que un triunfo de Carrió es de Carrió; no de Cambiemos. A la vez, la mayoría de los intendentes del Gran Buenos Aires que juegan con el oficialismo no parecen hoy muy entusiasmados en hacer campaña por Lilita, quien los ha enfrentado y los enfrenta .

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