Brasil obliga a la Argentina a definir qué quiere en comercio e inversión

Está claro que Jair Bolsonaro, con el paso del tiempo, será recordado como uno de los presidentes más atípicos de Brasil. Su estilo político transgresor toma el molde de Donald Trump, pero incluso con mensajes más agresivos. Entre los empresarios del país vecino dudan de que ese carácter le permita protagonizar un ciclo largo de gestión. Creen que la sociedad brasileña no le dará otros cuatro años. Pero todavía falta ver cómo reacciona la economía, ya que en el caso de EE.UU., si hay algo que le permite a Trump soñar con la reelección, es el relativo éxito de su estrategia económica. Todavía es temprano para saber si Brasil puede imitar ese camino, pero hay que señalar que lo está intentando con un esfuerzo que hace recordar los cambios estructurales del Plan Real, diseñado por Fernando Henrique Cardoso, y de la convertibilidad, que llegó tres años antes de la mano de Domingo Cavallo.

Paulo Guedes, el ministro de Economía de Bolsonaro, tiene un ímpetu reformista que no parece tener límite. A la reforma laboral que votó el Congreso en el inicio de su gestión, le sumó una previsional y acaba de enviar otra que reúne ambiciosas reformulaciones en la relación fiscal del gobierno federal con los estados, pone límites a la evolución intertemporal del gasto y hasta se anima a lanzar propuestas polémicas, como el cierre de los municipios menores a 5000 habitantes que recauden menos de 10% de lo que gastan.

La reforma del Estado que lanzó Guedes remite a los planes de cambio estructural de Cavallo y Cardoso

La propuesta implica enmiendas de la Constitución y golpea el corazón del financiamiento de los estados brasileños, ya que limita el financiamiento que puede darles el gobierno federal y también los avales para que puedan tomar deuda. En paralelo les entrega a los gobernadores herramientas para contener el gasto, que como en todo país en el que funciona el clientelismo, son más voluntariosas que realistas. Hay, de todos modos, un anzuelo considerable: la coparticipación de las regalías que genere la explotación de petróleo off shore, obturada por el escándalo del Lava Jato.

Bolsonaro y Guedes entienden que esta iniciativa demandará varios meses de debate, y se aseguraron de incluir en ella propuestas negociables, esos artículos que en realidad nadie quiere y están diseñados para que su exclusión o reforma favorezca un acuerdo mayor.

Brasil no arranca bien con el nuevo gobierno argentino. Para Alberto Fernández no es complicado elegir el camino de la pelea y priorizar la relación con otros países. Pero si Brasil sigue en el camino de las reformas, se volverá el imán de las inversiones y la creación de empleo. Para el presidente electo, enfrentar a su par brasileño o buscar una relación razonable, es algo más que una decisión diplomática. Definirá qué lugar quiere tener la Argentina en el flujo de inversiones y comercio de la región.

Temas relacionados
Más noticias de Jair Bolsonaro
Noticias de tu interés