Antes de que el sindicalismo se asuste, el Gobierno frena la reforma laboral

La decisión del Gobierno de no convocar a sesiones legislativas extraordinarias para el mes que viene, no solo posterga el debate de la reforma laboral que impulsa, sino que evita una nueva fricción con los gremios. Las noticias de los últimos días, entre las que se encuentran, la detención del sindicalista y empresario periodístico, Marcelo Balcedo, y los cortocircuitos con Hugo Moyano, no pasaron por alto en las cúpulas sindicales. De hecho, fue Luis Barrionuevo, quien sin defender a Balcedo, hizo las declaraciones más picantes: "Hay muchas acusaciones contra los sindicalistas que carecen de fundamento. Quienes atacan a los gremios le muerden la cola al león", dijo el gastronómico y recordó que a los sindicatos los atacaron los militares, Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa y "terminaron mal".

El Gobierno sabe que ir a fondo le puede costar caro. Sospechan que más allá de la intención de bajarle poder a los gremios, hacer una reforma radical es casi imposible. Otra muestra de lo difícil que pueden resultar los cambios profundos es que en los gremios, si bien no suelen coincidir con el proceder de Barrionuevo, advierten que lo peor que le puede pasar al oficialismo es tener a un sindicalismo asustado. "Si eso pasa, nos unimos todos", aseguran cerca de la CGT.

"Hemos escuchado a los distintos bloques parlamentarios que creen que se puede debatir en sesiones ordinarias de una manera más extensa, construir mayores consensos. Nosotros no tenemos ningún problema en ese sentido", explicó ayer el jefe de Gabinete, Marcos Peña en una conferencia de prensa.

Así y todo, la reforma laboral puede quedar en el camino. Sin embargo, la puja con los gremios promete este año otras batallas.

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