

La ciudadanía italiana por descendencia ha sido durante décadas una puerta abierta para millones de personas en todo el mundo, especialmente en América Latina, que buscan mantener viva su conexión con sus raíces. Este derecho, conocido como iure sanguinis, permitía obtener la nacionalidad italiana sin límite de generaciones, facilitando a hijos, nietos, bisnietos y más, acceder a esta posibilidad.
Sin embargo, a partir del 27 de marzo de 2025, el Gobierno italiano implementó nuevas restricciones que limitan considerablemente este acceso.
Nuevas restricciones en la ciudadanía italiana por iure sanguinis
El Decreto-Ley 36/2025, convertido en Ley 74/2025, impone cambios significativos para quienes buscan la ciudadanía italiana por descendencia. Entre las principales modificaciones se encuentra que solo podrán solicitarla los hijos y nietos de ciudadanos italianos, excluyendo a bisnietos, tataranietos y generaciones posteriores.

Otra exigencia importante es que los solicitantes deberán demostrar haber residido en el país durante al menos dos años, haber pagado impuestos, haber participado en procesos electorales o haber renovado documentos oficiales. También se requiere aprobar un examen oficial que certifique el dominio del idioma italiano, lo que añade una nueva barrera para muchos aspirantes.
Impacto y recomendaciones para los aspirantes a la ciudadanía italiana
Estas reformas afectan a millones de personas, especialmente en países con fuerte migración italiana como Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay. Quienes hayan iniciado el proceso antes del 27 de marzo de 2025 podrán continuar bajo las reglas anteriores, pero quienes comiencen después deberán cumplir con las nuevas condiciones.

Se recomienda a los interesados mantenerse informados a través de fuentes oficiales y buscar asesoría especializada para entender los requisitos y preparar la documentación necesaria.





