

La posibilidad de vida extraterrestre dejó de ser un tema lejano y abstracto. Un nuevo trabajo científico de la NASA trajo señales concretas que reabren la conversación.
Lo más sorprendente, es que la prueba está dentro de nuestro sistema solar. Un pequeño cuerpo helado guarda pistas que podrían cambiar lo que se sabía.
La pista más cercana no está en Marte: el candidato sorpresa ya tiene nombre
Se trata de Ceres, el planeta enano del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Un estudio reciente confirmó que allí existió una fuente de energía química capaz de sostener ambientes habitables.

La misión Dawn de la NASA, que orbitó Ceres entre 2015 y 2018, detectó parches brillantes de sal y restos de antiguas salmueras que ascendieron desde el subsuelo. Además, se hallaron moléculas orgánicas que, en conjunto, dibujan un escenario ideal para la vida microbiana en el pasado.
"Si pudiéramos determinar si el océano de Ceres recibió una afluencia de fluido hidrotermal en el pasado, lo puede cambiar todo", aseguró Sam Courville, investigador a cargo del proyecto.
Modelos que encienden un océano oculto y explican por qué pudo albergar vida
Los modelos térmicos y químicos indican que, hace entre 2500 y 4000 millones de años, el calor generado por la desintegración radiactiva impulsó fluidos hidrotermales hacia un océano interno. Ese entorno habría brindado la energía y los compuestos necesarios para sostener microbios que dependen de reacciones químicas.
Hoy, Ceres es un desierto helado con temperaturas que caen hasta 81 °F, por lo que la vida actual es poco probable. Sin embargo, el hallazgo resulta clave para comprender cómo mundos pequeños y helados en nuestro vecindario pudieron haber albergado condiciones habitables.
¿Qué viene ahora? Las misiones que podrían confirmar si hubo vida
La gran incógnita ahora es comprobar si esos ambientes dejaron rastros de procesos biológicos. La NASA considera nuevas misiones que exploren zonas con sales jóvenes y que analicen los gases atrapados bajo la superficie para medir si aún hay gradientes de energía disponibles.

Si Ceres tuvo ambientes habitables, es posible que no haya sido el único. Decenas de mundos helados podrían haber ofrecido condiciones similares, lo que abre un nuevo capítulo en la búsqueda de vida fuera de la Tierra y más cerca de lo que siempre imaginamos.


