

La posibilidad de una Tercera Guerra Mundial suena abstracta, pero los analistas insisten en que las alianzas emergen por intereses estratégicos más que por afinidades históricas. En escenarios de escalada, naciones que hoy actúan con cautela podrían unir fuerzas si comparten amenazas concretas o beneficios tecnológicos.
Entre las alianzas menos esperadas que hoy aparecen en reportes y análisis están Arabia Saudita e Israel, por un lado, y Turquía y Japón, por otro. La discusión pública y los documentos de think tanks muestran ya motivaciones de energía, defensa y tecnología que podrían acelerar una cooperación mucho más explícita en caso de guerra.

¿Podrían Arabia Saudita e Israel unirse?
La influencia y capacidad militar de Irán en la región, y el incentivo de proteger recursos energéticos y rutas comerciales podrían llevar a una alianza entre Arabia Saudita e Israel. Informes del Atlantic Council y análisis periodísticos recogen avances en normalización y presión diplomática que podrían transformarse en una alianza táctica si escalara el conflicto regional.
Además, existe un interés mutuo en intercambio de inteligencia y tecnología militar que podría formalizarse bajo un pacto defensivo o coordinación logística. La presión de aliados externos y acuerdos con potencias como Estados Unidos hacen que este escenario, aunque incierto, sea plausible.
¿Cómo conectarían Turquía y Japón en un conflicto global?
En este caso influye una razón técnica: drones, transferencia industrial y cooperación en C4ISR (comando, control, comunicaciones, informática, vigilancia y reconocimiento). Visitas recientes de ministros y discusiones sobre compras y cooperación muestran un nexo práctico entre Ankara y Tokio que antes pocos imaginaban.
En guerra moderna, la logística y la tecnología importan tanto como la geografía. Turquía ofrece plataformas no tripuladas y experiencia operativa; Japón, capacidades industriales y acceso a tecnología sensible. Esa complementariedad podría traducirse en pactos operativos en un conflicto a gran escala.

El papel de las potencias intermediarias
En un eventual conflicto global, las alianzas secundarias podrían depender de la mediación de potencias intermedias como India o Brasil, que hoy buscan mantener equilibrio entre Occidente y Oriente. Su rol diplomático, sumado a su peso económico, podría servir como puente entre bloques enfrentados.
Ambos países promueven foros de diálogo y cooperación sur-sur que podrían convertirse en plataformas de negociación o suministro. Si la guerra se extendiera, su capacidad de ofrecer recursos estratégicos -energía, alimentos o tecnología- los haría piezas clave en el tablero.




