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Colombia atraviesa un momento decisivo en su política de defensa: el Ejército Nacional diseña ajustes de despliegue y táctica para adaptarse a escenarios de inestabilidad regional y conflicto latente en sus fronteras. Las acciones previstas proyectan no solo contingencia ante amenazas internas, sino preparación frente a escenarios externos que podrían afectar la seguridad del país.

Durante los últimos meses, los movimientos militares en la frontera con Venezuela, las maniobras con drones y la intensificación de operaciones contra grupos armados han generado alerta entre analistas, gobiernos vecinos y comunidades locales. En este contexto, el "nuevo plan del Ejército" busca consolidar una estrategia dual: defender fronteras y neutralizar amenazas internas, con un discurso oficial que aspira a firmeza, control territorial y coordinación internacional.

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Así desvela Colombia su nuevo despliegue estratégico

Desde Bogotá se ha empezado a filtrar información oficial y extraoficial sobre cuál será el alma del nuevo plan militar. Según el ministro de Defensa, las capacidades existentes en zonas sensibles como el Catatumbo y los departamentos de frontera no están siendo replegadas: más bien, se fortalecerán mediante equipos especializados, inteligencia, drones y fuerzas de despliegue rápido.

Almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares, ha señalado a la agencia Reuters que 16.000 soldados adicionales serán movilizados hacia "regiones críticas" para expandir el control territorial, entre ellas el Catatumbo, el suroeste y rutas del narcotráfico. Esta decisión tiene como trasfondo el halago simultáneo del Gobierno a la política de "paz total" resignada a una ofensiva más robusta frente a la fragmentación de grupos ilegales.

Para resolverse el misterio que plantea el título: el plan del Ejército colombiano consiste en un refuerzo estratégico de presencia militar en zonas fronterizas y regiones conflictivas mediante aumento de tropas, mejoras en inteligencia militar, y uso intensivo de herramientas tecnológicas como drones, todo con el objetivo de prevenir un conflicto regional y controlar amenazas internas.

Las Fuerzas Armadas refuerzan su presencia territorial con ejercicios de entrenamiento y tecnología de combate. (Imagen: archivo)
Las Fuerzas Armadas refuerzan su presencia territorial con ejercicios de entrenamiento y tecnología de combate. (Imagen: archivo)

¿Qué genera esta estrategia en la frontera con Venezuela?

Un punto central del plan es el Catatumbo, zona limítrofe clave donde ya operan 25.000 soldados -una cifra que el presidente Gustavo Petro anunció públicamente- para combatir mafias y grupos armados. No obstante, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, puntualizó que no se trata de un envío masivo de tropas sino del "fortalecimiento de capacidades existentes" bajo el esquema del plan "Ayacucho Plus", que contempla presencia militar en todo el territorio colombiano.

Mientras tanto, en Venezuela se activa la "Operación Binacional de Soberanía, Paz y Seguridad Absoluta", con 15.000 funcionarios desplegados en la frontera como parte de acciones coordinadas con Bogotá. Desde Caracas se ha solicitado a Colombia colaborar en la estrategia binacional, un movimiento que eleva la tensión diplomática y militar entre ambos países.

Este escenario de militarización cruzada pone en jaque la estabilidad fronteriza: comunidades locales denuncian abusos, organizaciones de derechos humanos expresan preocupación por la protección de civiles, y expertos en geopolítica advierten que la escalada militar no solo es reacción interna sino preparación ante posibles enfrentamientos regionales.

El nuevo blanco: drones, minas y guerra tecnológica

El plan no se sustenta únicamente en mayor número de soldados. Las Fuerzas Armadas están adaptando su estrategia para responder a innovaciones en el campo de batalla: desactivación de minas antipersona, respuesta ante ataques con drones y blindaje ante armamento ligero y explosivos improvisados. En 2025, se han contabilizado al menos 180 ataques con drones y explosivos comparados con 119 durante todo 2024, un salto que obliga a un replanteo urgente de defensa aérea y vigilancia.

El ministro Sánchez, por su parte, advierte que la estrategia de "paz total" permitió que los grupos ilegales se fortalezcan: "el cáncer creció durante la paz total, hay que ajustar la estrategia". Con esta premisa, la apuesta del Ejército es consolidar capacidades tecnológicas (como drones de combate, inteligencia artificial y sistemas de contramedidas) para tener ventaja frente a adversarios asimétricos.

Además, los enfrentamientos recientes en regiones como el Catatumbo -donde grupos armados han sembrado minas y atacado con drones y explosivos- proyectan un campo de batalla híbrido donde el combate no solo se da con fusiles sino con circuitos electrónicos y ataques aéreos no tripulados.

¿Cómo afectará esto al panorama regional?

La puesta en marcha del plan militar colombiano no solo cambia el mapa del conflicto interno, sino que lo inserta en un contexto regional de alta tensión. Las operaciones binacionales anunciadas entre Bogotá y Caracas indican que el conflicto interno puede escalar en un contexto de enfrentamiento diplomático y militar entre Estados.

El Ejército Nacional intensifica sus ejercicios operativos ante el aumento de tensiones regionales. (Imagen: archivo)
El Ejército Nacional intensifica sus ejercicios operativos ante el aumento de tensiones regionales. (Imagen: archivo)

Este enfoque requiere que el Ejército Nacional no solo actúe con poderío, sino con estrategia diplomática, coordinación con agencias internacionales y garantía de derechos para las poblaciones fronterizas. Las operaciones tendrían, de hecho, impactos sociales profundos: desplazamientos, restricciones de movilidad y denuncias por excesos de autoridad en zonas limítrofes.

El plan militar abierto plantea un nuevo capítulo en la seguridad nacional: no será suficiente desplegar tropas, sino sostener una estrategia de inteligencia, tecnología y alianzas. Colombia se posiciona entonces en un escenario estratégico donde la defensa fronteriza y el control interno convergen en una sola hoja de ruta.