Management: Por qué los coachs motivacionales cotizan en tiempos de crisis

En procesos de cambio organizacional o contextos de crisis macro, los líderes externos logran aunar voluntades y proyectar escenarios de futuro en forma más práctica y creíble que los referentes internos.

En empresas y organizaciones de todo tipo y escala, cada vez se escucha con mayor frecuencia la queja acerca de la falta de motivación de los colaboradores. Sucede que en estos tiempos veloces, líquidos y donde se focaliza mucho en los resultados, se pierde de vista el valor más importante de la esencia de cada trabajador: la actitud.

La actitud con que se encaran las tareas varía de acuerdo con el momento, las situaciones laborales y también las personales, y es por esto que, en un equipo, se necesita trabajar especialmente el aspecto de la motivación.

Partiendo de la base que hay dos formas de estimular a los demás para lograr ciertos objetivos -íntrínseca y extrínseca-, los talleres y conferencias motivacionales proponen abordar ambos niveles para, entre otros aspectos, explorar el mundo de cada colaborador, unificar conceptos, conectar voluntades en pos de un resultado común, invitar a la reflexión y al aprendizaje en forma dinámica y entretenida, hacer profundos insights que cada persona llevará, luego, a su vida profesional y personal.

La forma de proceder y comprometerse de cada ser humano se define por su actitud. Por ejemplo, para sortear dificultades y resolver problemas, cada persona actuará de manera diferente. En el mundo laboral sucede lo mismo: las organizaciones necesitan estimular la capacidad de generar mayor cantidad de soluciones, para minimizar la brecha de problemas.

Cuando una empresa entrega la responsabilidad motivacional a un líder, piensa que podrá desentenderse de todas las situaciones cotidianas. Aunque cueste reconocerlo, los problemas no tardarán en aparecer y hasta hacerse recurrentes.

El líder puede tener un fuerte espíritu motivador y transmitirlo eficazmente a su equipo. Sin embargo, en cierto sentido es un par, trabaja junto a ellos cotidianamente, y es por eso que a veces la figura interna no alcanza.

Al decidir realizar talleres y conferencias motivacionales, las organizaciones encontrarán una variedad de recursos. Es necesario definir la estrategia de antemano con el equipo de la empresa, generalmente el CEO y el área de capital humano.

Lo primero es dar con un capacitador profesional experto en motivación. No es lo mismo ser un coach ontológico, conductual o sistémico, que tener experiencia para abordar este aspecto sensible de la emocionalidad humana.

Del mismo modo, muchas empresas contratan a una celebridad destacada en algún campo para que transmita su experiencia y esperan que sólo con eso todo su equipo salga entusiasmado y a “comerse el mercado . Las personas no funcionamos así: se requiere algo más, una metodología, un ritmo y una secuencia específica para alcanzar ciertos resultados. Luego, el día a día determinará la eficacia de la herramienta.

La primera distinción es el formato: no es lo mismo un taller vivencial, donde los participantes son invitados a experimentar y practicar herramientas diseñadas específicamente para obtener un resultado, que una conferencia donde un motivador despliega su arte y conocimientos para movilizar al público. Los hay de distinta duración, estructura, en un salón, en un teatro o al aire libre. El formato y la duración dependen del resultado que se busca lograr.

5 BENEFICIOS DEL MOTIVADOR EXTERNO

1- Las personas van perdiendo el miedo a experimentar. Una clave es que el motivador sepa despertar el deseo de cambio y transformación hacia algo mejor, innato en todas las personas.

2- Generan engagement (compromiso) entre los participantes. A través de determinadas metodologías, se puede llegar a afianzar el voto de responsabilidad y compromiso que asume el equipo.

3- Desarrollan la autoconfianza. El diseño de un taller o una conferencia tiene una metodología específica. No basta con pararse y hablar frente al público. Se requiere estrategia, preparación y contexto.

4- Permiten compartir experiencias disruptivas. Paulatinamente las personas se abren a nuevo tipo de conversaciones entre ellos. Reflexiones, compartir, visualizar escenarios alternativos, son parte de las herramientas.

5- Abren espacio para el error. El miedo de las empresas es cómo evitar las equivocaciones. En los espacios de taller o durante conferencias motivacionales esto se resignifica para que las personas aprendan de los errores. Forma parte del proceso, y es bienvenido.
 

*Master Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo

 

 

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