10 consejos para hacer crecer una empresa familiar (y no morir en el intento)
Discrepancias entre parientes, recambio generacional en la conducción o crisis de gestión pueden influir en la toma de decisiones e impedirle crecer a los family business. Claves para que las emociones no impacten en los negocios.
Quienes trabajamos con empresas familiares en distintos contextos sabemos el desafío que representa llevarlas adelante. Algunas, muy bien gestionadas, logran sobrellevar todos los problemas propios de la dinámica impuesta por el parentesco, mientras que muchas quedan en el camino.
Más allá del esfuerzo, la dedicación y la expectativa sobre cómo deberían ser las cosas, la realidad es que liderar y hacer crecer este tipo de empresas es sumamente dificultoso; más, cuando se presentan divisiones en la familia, recambio generacional en la conducción, o crisis de cualquier tipo, que pueden tener su origen en el vínculo o en el negocio.
En las empresas familiares todo influye, puesto que existe una carga emotiva nacida al amparo de la historia en común. Muchas veces, es justamente esto lo que interfiere en la toma de decisiones y les impide crecer.
Cómo tener una mejor gestión
Del ensayo y error de millones de empresas familiares surgen estos consejos que pueden ayudar para enmarcarlas:
Consejo de familia
Una figura sumamente efectiva es el Consejo de Familia, un espacio donde todos pueden participar, pero sería ideal que un miembro elegido por mayoría asuma la coordinación (quizás pueda ir rotando anualmente).
Este Consejo puede determinar constituir pequeñas comisiones con responsables claros para decidir las cuestiones estratégicas en determinado plazo, rindiendo cuentas al cuerpo mayor.
Es sabido que la toma de decisiones en las empresas familiares suele implicar todo tipo de problemas o conflictos entre sus miembros. Será este Consejo el encargado determinar lo más conveniente para la marcha del negocio.
Además, marca el límite entre la empresa y la familia, para que no se mezcle todo como si estuviesen compartiendo la pasta del domingo; profesionaliza las decisiones; evita reuniones informales o entre miembros por fuera de este consejo; y facilita la creación de códigos, procedimientos y un plan general que impactará no sólo en el negocio, sino en todo el clan.
No menos importante es su rol de planificar los temas de sucesión y protocolos familiares a implementarse (si se los fijan desde el origen, mucho mejor), y ayudar a mantener el rumbo de una cultura empresarial desarrollada por cada miembro de la familia que trabaja en la empresa; la política de dividendos, retiros y participaciones; cómo se incorporarán las nuevas generaciones, y mediará ante conflictos de cualquier tipo.
En muchas empresas se cuenta con un consultor externo especialista en empresas familiares para ayudar a estructurarlas y acompañar su dinámica; así como con un coach empresarial con conocimiento de estas dinámicas familiares, para contribuir al normal funcionamiento, mantener el espíritu cohesionado y proponer espacios de reflexión y posterior acción para seguir avanzando.
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