Florencia Canale: fue top model en los '80 y escribe las novelas históricas más vendidas

Florencia Canale es la escritora de novelas históricas románticas más vendedora de la Argentina. Su nuevo libro es La libertina, sobre Madame Périchon, espía y amante de grandes hombres de la Patria. Por qué abandonó su carrera como modelo y periodista. Y el secreto de su éxito: sus 9 novelas son las más leídas y vendidas

A los 5 años, Florencia Canale escribió su testamento. "Debo haber aterrado a mis padres y a mis abuelos , reconoce divertida. Había aprendido a leer a los 3. Para entonces, ya devoraba novelas y jugaba a ser escritora con la máquina de escribir familiar. Leía los clásicos infantiles de la colección Robin Hood, pero también policiales e historias dramáticas. Habrá sido por eso que, además de querer ser Jo (la más independiente y audaz de las hermanas March del clásico Mujercitas, de Louisa May Alcott), también quiso ser Beth, quien muere de escarlatina y antes cede todos sus bienes a sus hermanas. "Desde chiquita tuve una mente bastante preocupante para los adultos , reflexiona.

Nació en Mar del Plata y estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Fue una de las más famosas modelos en los '80 y periodista en los '90. 'Pasión y traición', su primera novela, es un bestseller con más de 10 ediciones publicadas desde 2011.

Hace pocas semanas, Florencia Canale presentó nueva novela y ya está en el ranking de los libros de ficción más vendidos: La libertina-Madame Périchon, una espía en el Río de la Plata (Editorial Planeta). 

Es la historia de Marie Anne Périchon de Vandeuil, más conocida como Anita Périchon o 'la Perichona', quien se casó muy joven con Thomas O'Gorman, oficial irlandés al servicio de Francia; fue amante del general William Beresford, al frente de las Invasiones Inglesas contra Buenos Aires; y luego de Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista.

 

 

¿Cómo fue escribir y publicar tu novela 9 en plena cuarentena por coronavirus?

La cuarentena me encontró escribiendo esta novela que terminé al poquito tiempo. La transité bien, levantándole el ánimo y el espíritu a otros. A mí el confinamiento no me resulta nada aterrador ni me siento encerrada. Vivo confinada: escribiendo, leyendo. Me gusta mucho estar en mi casa: no me gusta el ruido, lo paso mejor adentro. Lo que me resultó más complicado fue la ansiedad, la desesperación, el miedo, la incertidumbre del resto.

La vida es incertidumbre, a mí no me asusta esto. Me analizo hace muchos años, entonces no me agarró desprevenida todo esto. Pareciera que ahora algunas personas acaban de descubrir que la pandemia puede traer problemas psicológicos. Pero los problemas psicológicos, señores, están más allá de la pandemia (ríe). 

Siendo una de las novelistas más vendidas de la Argentina, ¿dejaste el periodismo definitivamente?

Sí, dejé el periodismo y no lo extraño para nada. La transición fue natural. Durante algunos años ejercía el periodismo y a la par escribía y publicaba mis novelas. Hubo un momento en el que ya no tenía tiempo. Pero, además, el periodismo ya no me generaba ningún tipo de desafío ni pasión. No me interesaba para nada y lo único que me interesaba era escribir.

Hace casi 10 años publicaste tu primera novela sobre Remedios de Escalada de San Martín. Ahora, en perspectiva, ¿le cambiarías algo?

No le cambiaría nada. Estoy muy feliz con esa novela, es la que me abrió el camino para seguir aquí. En definitiva, es mi novela más querida porque es la primera y porque fue muy bien recibida. Con el tiempo tal vez tuve nuevos datos, pero siempre tengo revancha porque todas mis novelas transcurren en el siglo XIX y muchas veces los personajes se reencuentran porque son contemporáneos.

¿El éxito de ventas influyó en la evolución de tu estilo?

Creo que me solté, perdí los miedos, la presión que sentía por la historiografía, por la Historia con la hache mayúscula. Me atreví a meter un poco más de mí. Tal vez había menos de mí en las primeras novelas y ahora hay bastante más. Supongo, además, que tiene que ver con el agregado del infinito caudal de lectura. Uno es, también, lo que lee. Eso se transforma en escritura, ¿no?

 

 

¿Cómo te topaste con Anita Périchon?

Conocía la historia de Madame Périchon por arriba, como todos. Estaba buscando una historia que tuviera de protagonista a una mujer potente, diferente, transgresora y empecé a sondear. Apareció esta mujer que me pareció deslumbrante. Lo hablé con mi editora, nos pusimos de acuerdo inmediatamente.

¿Cómo es tu proceso de escritura? ¿Qué dispara todo?

En algún momento decido que tiene que empezar, pero no muchas veces lo puedo cumplir. Sí armo una suerte de fórmula algebraica en mi cabeza pensando cuánto debo escribir por día. Hago cuentas, muchos números, que después se transforman en palabras. Es raro pero así es. Muchas veces no lo puedo cumplir, pero lo intento. Tengo pensado cómo me gustaría que fuera la novela, y tal vez se dispara cuando tengo clara la primera escena. Ahí me siento: es algo de mucha organización y prolijidad. Escribo todos los días, o eso intento. Y de día.

 

 

¿Para quién escribís?

Escribo para mí. Escribo lo que me gusta y como me gusta. No estoy pensando en complacer a nadie. Necesito que a mí me guste lo que hago. La relación con mis lectores es intensa y activa. En general, a los lectores y las lectoras de mis novelas les gusta mucho el género, son personas muy ocupadas y entendidas, curiosas e inquietas. Entonces siempre es muy lindo escucharlos y conversar.

¿Cuál es el personaje que más querés?

Remedios de Escalada, mi primer personaje. ambién a Madame Périchon, que es la última. Aunque también lo quiero a Juan Manuel de Rosas, a San Martín y Manuel Belgrano. Me resulta difícil elegir uno.

¿Cómo elegís las historias que contás?

Las historias contables son las historias contradictorias, las historias con obstáculos, con sombras, con muchos problemas. No tengo nada para escribir de una vida lisa. 

¿Con cuál de tus protagonistas te identificás más?

Cada vez que escribí me identifiqué con él o la protagonista, incluso aunque no tuviera mucho que ver conmigo. Si no, no puedo escribir sobre esa persona. Pero voy a hablar de la última, de Madame Périchon. Por supuesto nada tengo que ver con un espía. Sin embargo, puedo decir que me identifico por ser una sobreviviente, por eso de caerse y levantarse. Esa mujer siempre fue una especie de fugitiva escapando hacia adelante. Y tal vez yo soy una fugitiva escapando hacia atrás.

 

 

¿Cómo te definís y de qué estás orgullosa?

Responsable, sobreadaptada, obsesiva. Un poquito intolerante, pero también muy amorosa. Estoy orgullosa de la vida que tengo, de la vida que logré, de haber encontrado eso que me calma.

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