Este hijo de argentinos es el alcalde del distrito más lujoso de Miami

Es abogado, republicano, y administra Bal Harbour desde 2016. Su logro más reciente: el mall local duplicará su superficie y reportará más de u$s 100 millones a sus 3 mil residentes.

Con 37 años, Gabriel Groisman es el alcalde de Bal Harbour, uno de los distritos más lujosos no sólo de los Estados Unidos sino del mundo. Ubicado en el condado Miami-Dade, en el Estado de Florida, es uno de los lugares preferidos de los argentinos por sus increíbles hoteles, sus playas y su variada oferta gourmet.

Nacido en los Estados Unidos pero hijo de argentinos, Groisman conserva un vínculo cercano con el país de sus progenitores, adonde trata de viajar una vez por año para visitar a su familia y amigos. Amante de los alfajores Havanna, del dulce de leche, del vino mendocino y del asado, Groisman dialogó en exclusiva con Clase Ejecutiva, vía Skype, en un castellano casi perfecto.

Abogado de profesión – tiene su propio estudio, Groisman Law, que se enfoca principalmente en las áreas de litigios y asesoría comercial internacional–, está casado hace 15 años y es padre de cuatro hijas de 11, 9, 6 y 2 años. Fue elegido por primera vez como concejal del distrito 5 de Bal Harbour Village en noviembre de 2014, y como alcalde en noviembre de 2016.

Miembro del Partido Republicano, uno de sus logros más recientes fue liderar las negociaciones con los exclusivos Bal Harbour Shops –el mall con más marcas de lujo en el mundo– en nombre de la municipalidad, lo que condujo a que se apruebe una expansión significativa e histórica, con una inversión de u$s 400 millones.

 

¿Cómo es ser el alcalde de Bal Harbour?

Es uno de los municipios más exclusivos y especiales de Miami. No es sólo un municipio de lujo sino un lugar para estar en familia, con los mejores restaurantes y hoteles. Para mí, es el mejor lugar para vivir. Hay unos 3 mil residentes estables en Bal Harbour, pero en el invierno llegan unos 1.000 más, ya que muchos tienen aquí sus segundas casas: argentinos, brasileros, rusos, neoyorquinos y canadienses. El invierno acá es como el verano en otras ciudades. Ser alcalde de Bal Harbour es increíble: tenemos muchas oportunidades de afectar positivamente la vida de los residentes, de los huéspedes y de trabajar en conjunto con los otros 33 municipios que son parte del condado de Miami. Por tener los recursos que tenemos, podemos aportar mucho: poseemos la playa más linda de Miami porque construimos una barrera natural para proteger la línea costera.

Una de tus iniciativas recientes fue lograr la ampliación de Bal Harbour Shops (BHShops). ¿Cómo fue el proceso?

El reconocimiento en todo el mundo de Bal Harbour es por BHShops, ya que es el centro comercial con mayor facturación por metro cuadrado del mundo y el lugar elegido por las marcas más prestigiosas. Hace 10 años que se buscaba llegar a un acuerdo para expandir el shopping sin que afectara la vida de los residentes y huéspedes. Y se logró un trato increíble: la superficie se va a ampliar a 40 mil metros cuadrados -casi el doble que su tamaño actual- pero con el mismo feeling. Se van a sumar Barneys y algunas nuevas tiendas más, y se van a expandir las que ya están. La idea es que se parezca un poco más a Fifth Avenue en vez de a un mall, que las tiendas sean más grandes y que haya exhibiciones artísticas, ya que es algo que a los clientes internacionales vienen a buscar. Cuando alguien va a comprar, quiere una experiencia completa. Es muy importante la relación entre los residentes de la ciudad y el mall. Por eso estamos contentos con el acuerdo: implica más de u$s 100 millones en beneficios para el municipio y sus residentes. Parte se invertirá en un parque increíble sobre el agua para los residentes, que ya diseñamos junto con la comunidad y que realizará el mismo arquitecto de BHShops.

Otra de tus iniciativas más comentadas fueron ciertas políticas en contra del antisemitismo.

Fuimos la primera ciudad en el país que se pronunció contra el boicot a Israel, declarando que si una empresa o persona forma parte de ese boicot no puede hacer negocios en Bal Harbour. Ahora hay más de 26 estados y 56 ciudades que tienen la misma política. Fue mi proyecto personal: la ley la pasé yo y me invitaron desde las Naciones Unidas dos veces para exponerla, y también desde el Parlamento de Israel. Fue una experiencia muy importante. Más recientemente también pasé una resolución con la definición de anitisemitismo que debe considerar el Departamento de Policía de Miami-Dade: el objetivo es que sea considerado crimen de odio y sea investigado como tal. Es una forma de darle herramientas a la policía para actuar.

¿Cómo evaluás la gestión del presidente Donald Trump hasta ahora?

Los actos de Trump han sido buenos, pero las palabras no. La economía acá esta increíble, el desempleo bajó mucho, la seguridad está bien, a la gente le está yendo bien. Creo que tiene una estrategia distinta. Un ejemplo me parece la relación con México: se pasó meses hablando mal, pero se sentaron a dialogar y lograron buenos acuerdos. Entonces, todo lo malo que se decía que iba a pasar no terminó sucediendo. Obviamente estamos preocupados por la pelea comercial con China, pero creo que acá la gente tiene confianza en que vamos terminar con un buen acuerdo.

Siendo hijo de argentinos, ¿qué opinás concretamente sobre su relación con la comunidad latina?

En Miami hay muchos inmigrantes ilegales, así que obviamente están preocupados. Trump habla en tono nacionalista y eso le da miedo a la gente. Yo no creo, honestamente, que Trump sea antilatino ni antisemita ni antinegros. La preocupación real es adónde vuelve la política después de Trump: si a la derecha, a la izquierda o a qué. Los Estados Unidos están bien, hay trabajo, hay oportunidades, la gente hace plata, los impuestos han bajado, las regulaciones han bajado. A pesar de lo que se escucha en la televisión o en los medios, estamos bien.

El año pasado, a poco de que asumieras, un huracán azotó ferozmente la zona de Miami. ¿Cómo lo viviste?

El huracán fue una gran prueba, pero me sentí orgulloso del resultado. El 85 por ciento de los residentes se fue. Mandé a mi familia a Nueva York, pero me quedé. Teníamos reuniones tres veces por día para manejar la situación, porque cambiaba minuto a minuto. No hubo heridos ni incidentes. Después del huracán mantuvimos la ciudad cerrada por dos días, ya que había cables de electricidad en el piso, armamos un centro de abastecimiento de comida y limpiamos la ciudad. Tengo un Facebook activo, así que me comunicaba mucho por ahí, contándoles a quienes se habían ido lo que estábamos haciendo.

¿Sos muy activo en las redes sociales? ¿Cómo aplican tecnología en Bal Harbour?

Soy bastante activo: tengo más followers en Facebook que residentes en Bal Harbour (risas). Igualmente, lo que más uso es WhatsApp: estoy lleno de grupos y en contacto permanente con miembros de la comunidad, como con los gerentes de hoteles, con los que trabajo mucho. Para los residentes tenemos una aplicación en la cual, si ven algo en la ciudad que quieren denunciar, mandan una foto con un mensaje y dentro de dos horas los van a mantener al tanto de la gestión. También tenemos una policía muy high tech, con un sistema de cámaras de seguridad. Creo que el papel principal de un gobierno local es apoyar a los negocios y a los residentes para crear una atmósfera de comunidad. Quiero que la gente venga a Bal Harbour. Y que vuelva.

520.000  
Es la cantidad de argentinos que viajan a Miami por año. “Vienen mucho de vacaciones. Y el número no bajó en los últimos años. Sí notamos menos brasileros, tanto a nivel turístico como en inversiones , revela Groisman.

Con acento argentino

Los bisabuelos de Groisman emigraron a la Argentina desde Rusia y Polonia a fines del siglo XIX. Su padre nació en Mendoza y estudió Medicina, mientras que su madre nació en Buenos Aires y estudió Derecho (ambos en la UBA). En 1977 se mudaron a los Estados Unidos, donde Gabriel nació en 1980. Revela que visita el país con frecuencia para ver a su familia extendida.

Admite que sigue a la Selección cada cuatros años en el Mundial y se declara hincha de River. “También soy músico: tengo una banda con dos hermanos de Buenos Aires y un estadounidense. Hacemos temas en ambos idiomas y cantamos canciones clásicas del rock argentino, como las de Fito Paez , revela.

Groisman junto a su mujer y sus cuatros hijas

¿Cuál es tu vínculo con Argentina?

De chico iba todos los veranos, particularmente a Buenos Aires, Mendoza y Trenque Lauquen. Desde que fallecieron mis abuelos voy menos, pero tengo primos, tíos y amigos de la infancia. Me encantan los alfajores Havanna, mis hijas comen dulce de leche, tomo mate dulce, aunque sé que eso no se considera mate (risas). También hago asado 2 ó 3 veces por semana, me encanta. Mis papás siempre hablaron castellano en la casa y trabajo con muchos latinos. Sin ir más lejos, mi mujer es panameña, así que sigo mucho lo que pasa en la Argentina y América latina. Además son muchos los argentinos que visitan Bal Harbour, así que el contacto es constante.

¿Qué es lo que más disfrutás cuando visitás Buenos Aires?

Cuando vamos con mi familia solemos ir directo del aeropuerto a comer milanesas a caballo, porque a mis hijas les encanta. También nos gusta mucho el café La Biela: podría sentarme ahí durante horas. En Buenos Aires me gusta mucho caminar por los barrios que no conozco, me siento siempre muy cómodo y me encanta descubrir rincones nuevos. También Mendoza me fascina: me gusta recorrer en auto las afueras y obviamente disfruto el vino.

¿Qué opinás de la gestión de Mauricio Macri?

Creo que los argentinos están en una época de oportunidades. Sé que no lo sienten, que la gente quería un cambio inmediato. Es complejo y lleva tiempo, pero me parece que es una oportunidad: la situación económica que tenían no era algo sostenible en el tiempo si se quiere tener una economía fuerte. Los inversionistas están hambrientos por entrar a la Argentina, por ayudar a crecer de nuevo al país… Espero que les den una chance. Mis amigos y familiares tienen negocios y están nerviosos, pero creo que por primera vez el país está apuntando en la dirección correcta, que van a lograrlo y que la economía argentina va a crecer. Pero no se puede deshacer lo que se hizo durante tanto tiempo en apenas 2 ó 3 años.

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