Coremberg vs. dal Poggetto: Economía, ¿pesada herencia o errores no forzados?

Del triunfalismo a la cautela. Balance de la gestión de Macri en un 2018 jaqueado por el dólar, la inflación, el déficit y el desplante de los mercados.

En marzo, Mauricio Macri abría el año legislativo con una frase triunfalista: “Lo peor ya pasó . Nueves meses después, cierra 2018 con un cauteloso: “No queremos hacer más pronósticos . Entre esos extremos, el BCRA atravesó tres gestiones, el dólar superó la barrera de los $ 40, la inflación cerraría a niveles históricos, y se firmó un acuerdo con el FMI por la renegociación de la deuda. Balance y proyección, de cara a las elecciones 2019, según Ariel Coremberg y Marina dal Poggetto.

¿Cómo define la gestión económica de Macri?

AC: Me parece que la gestión económica fue mala porque se subestimaron los problemas macroeconómicos que tenía la Argentina como herencia del kirchnerismo. Eso implicó ir perdiendo credibilidad a medida que se iban cometiendo los errores, empezando por el 28 de diciembre de 2017: no sólo por la cuestión marketinera de meter cuatro ministros en la misma mesa con el presidente del BCRA, sino porque al correr las metas de inflación en ese contexto directamente se eliminó la independencia del BCRA. Tampoco hubo un ministro de Economía: se armó un gabinete de más de 20 ministerios que reuniera todas las decisiones de gasto público, ingresos y financiamiento. Eso implica que los errores cometidos tienen un directo impacto político sobre el Presidente. No se nota una gestión integrada de la parte económica, que es el principal problema del Gobierno. Y ya no hay tiempo para revertir los errores: la gestión, la implementación de la política económica y la credibilidad y reputación de los miembros del gabinete están dañadas.

MdP: Mi sensación es que no tuvo una política de conjunto, sino que eran compartimentos estancos: tenía un ministro que estaba ocupado en corregir el tema tarifario, otro que estaba ocupado en bajar la inflación, otro con el tema fiscal, pero no partían de agendas conectadas. Esto, combinado con una agenda política donde el Gobierno intentó corregir el primer año y se abocó a ganar las elecciones el segundo, terminó aumentando los desequilibrios de partida: el equilibro de cuenta corriente pasó de 2,5 puntos a 5 puntos del Producto Bruto Interno (PBI) el año pasado, y el desequilibrio fiscal antes de intereses se mantuvo en niveles similares, pero aumentó la carga de intereses de la deuda porque se empezaron a financiar en el mercado. Eso venía bien hasta que el crédito se cortó y, sumado a una sequía que redujo la cantidad de dólares, para una economía que estaba muy expuesta al endeudamiento y un BCRA que–por una obsesión de bajar agresivamente la tasa de inflación sin tener en cuenta ni el atraso tarifario ni la inconsistencia fiscal que había detrás– terminó duplicando los pasivos remunerados: las Lebacs pasaron de 6 puntos del PBI a cerca de 12 el año pasado. Y se terminó en una corrida y un cambio de escenario, el acuerdo con el FMI y demás.

Ariel Coremberg: La Argentina tiene que triplicar la dinámica de exportaciones a futuro por más de una década, y además sostener tasas de inversión 5 puntos por arriba del promedio.

¿Cuánto hay de errores propios y de pesada herencia?

AC: 50% y 50%. Los errores no forzados y forzados hicieron que el reloj de la gestión y el costo político le corriera en contra al Gobierno. Hay que hacerse cargo de la herencia –el kirchenrismo dejó el tercer déficit fiscal más grande de la Historia reciente– y no entiendo por qué se aspira a ser gobierno sino se tiene un plan lo más detallado posible antes. Sobre todo tomando en cuenta que el PRO fue 12 años oposición del kirchnerismo. Cuando estás tratando de estabilizar un período de inflación como la nuestra no se puede hacer una apertura financiera como la que hizo este Gobierno, porque eso genera una entrada de capitales excesiva y una fuerte apreciación de la moneda doméstica, que es lo que hubo al comienzo. Aunado a que no hubo una gestión integral del gasto público, sino un reemplazo del mecanismo de emisión monetaria por el financiamiento externo. Y esos dólares que traía el sector público, vendidos al BCRA, generaron el problema al inicio y posteriormente la corrida cambiaria. Y al final, hoy están adoptando las soluciones que no querían, como la suba de impuestos.

MdP: Llegó a un país con una herencia muy complicada: había atraso tarifario, una economía cerrada y precios de los bienes muy altos, y una enorme carga impositiva que generaba un déficit en las cuentas externas (que el gobierno anterior manejaba con el cepo cambiario) y déficit fiscal. La herencia era complicada. Y creo que además se agudizaron algunos problemas de partida porque teníamos una economía con un BCRA descapitalizado y baja deuda y ahora hay una economía con niveles de deuda que no son insostenibles pero sí hay un mercado que cortó el crédito. Hoy el margen de maniobra que tenían cuando llegaron es menor. La economía está ajustando a una velocidad inusitada y las dudas para el próximo año tienen que ver con cómo se corrige en un año electoral.

¿Por qué el Gobierno no ganó la credibilidad de los mercados?

AC: El problema siempre es político. Estos errores de diagnóstico después te llevan puesto: al final devaluó el mercado, como dicen. Esto no fue una devaluación por política económica, así como tampoco lo fue la de 2002. Entonces, no tenemos viento de cola, el gasto público está a niveles como si la soja valiera u$s 600 pero vale la mitad que hace unos años y otra señal que se dio a los mercados fue una reforma tributaria mal pensada. El dilema de la Argentina es que, en un siglo, nunca logró crecer más de 7 años seguidos y este Gobierno lo está ratificando. Para resolver el cuello de botella externo y crecer sin problemas en la balanza de pagos, la Argentina tiene que triplicar la dinámica de exportaciones a futuro por más de una década, y además sostener tasas de inversión 5 puntos por arriba del promedio. Hoy tenemos una tasa de inversión casi igual a la de 2002: con eso la Argentina no puede crecer.

MdP: La discusión entre gradualismo y shock la definió el mercado. Cuando Macri asumió, la economía tenía todos los precios distorsionados, pero corregir los precios relativos implica cambiar la distribución del ingreso y eso es muy difícil porque implica que alguien gana y alguien pierde. El Gobierno suponía que eso no era un problema, creían que era Mary Poppins, que golpeaba el paraguas y los precios se alineaban automáticamente. Eso no pasó. Hoy, la principal crítica al actual programa económico –que es mucho más agresivo, pero mucho más consistente que el anterior– tiene que ver con que no tiene en cuenta el grado de indexación de la economía. Parte de los precios van con la inflación pasada, requerís de cara al año que viene, que el tipo de cambio se mantenga muy tranquilo, y la contracara de eso es un atraso en el tipo de cambio.

Marina dal Poggetto: Nadie que gobierne a partir de 2020 tiene demasiada capacidad para hacer populismo económico.

Inflación: ¿“La cosa más simple de resolver ?

AC: Es indudable que no podemos seguir con este déficit fiscal y lo único que hay es un ajuste del déficit primario nacional. Y además la falta de credibilidad que tiene el Gobierno –y el anterior– hace que los argentinos demanden dólares y desde el exterior sólo entren capitales especulativos, no de largo plazo en términos de inversión directa. Y como el mercado de capitales en la Argentina no es profundo, quiere decir que vos cada vez que emitís deuda tenés que emitir muchísimo más o pagar una tasa altísima porque nadie te compra los bonos que representan esa deuda. Eso es clave para que la Argentina pueda recuperar la credibilidad y reputación de la política económica. Estos 4 años fueron años perdidos en términos económicos.

MdP: El problema es que es muy difícil hacer desplomar la inflación en una economía con un alto grado de indexación como la que tiene la Argentina. La apuesta del Gobierno es la recuperación de los ingresos, porque tenés parte de los ingresos indexados al pasado (la jubilación, los planes sociales) y la recuperación de las paritarias, que permita que este año los salarios le ganen por algo a la inflación. ¿Qué tenés en contra de eso? De nuevo, la indexación: tarifas que van a seguir ajustando, y que le van a agregar 5 puntos a la inflación.

Impuestos, ¿Por qué no se pudo cumplir la promesa de campaña de bajarlos?

AC: Por un problema político desde el comienzo: cedieron demasiado al Congreso, que es el principal representante del feudalismo fiscal a través de las provincias. Metieron una reforma previsional –“la discusión democrática de las baldosas 1 – mal hecha porque no es una reforma. De hecho ya el Gobierno no puede pagar las jubilaciones porque no tiene dinero: lo tienen las provincias. Le cedió a las provincias impuestos que legítimamente debería usar para financiar a la Anses, como Ganancias. Por eso por primera vez desde comienzos del siglo XX las provincias son superavitarias. Como no se adoptó una política macroeconómica integral, este Gobierno profundizó decisiones del anterior: por ejemplo, las retenciones ahora generalizadas a todos los sectores exportadores, afectando la competitividad argentina y el ingreso de divisas legítimas para pagar la deuda.

MdP: Cuando llegó había un plan fiscal para intentar bajar los impuestos. De hecho, algunos, como aportes patronales, siguen bajando. Vos podés discutir el tamaño del Estado que querés: te pueden gustar economías de Bienestar donde el tamaño del Estado es más grande o economías liberales donde es más chico: lo que no podés tener es una economía que tenga el tamaño del Estado de Suecia y que tenga los impuestos de Biafra.

¿Revertir el déficit es una prioridad?

AC: No hay ningún país en el mundo que viva con déficit 0. Más aún, para poder cumplir con el acuerdo del FMI el Gobierno tendría que tener un superávit de más del 3 % del PBI, que es lo que necesita para pagar intereses. Y eso no veo por dónde lo va a lograr. Por lo tanto, para fines de 2019 o comienzos de 2020 veo otra vez un grave problema del financiamiento externo y una renegociación con el FMI. Además, hay gran parte del gasto público indexado con inercia inflacionaria hacia el pasado, entonces va a ser muy difícil bajar la inflación drásticamente que es lo que realmente el país necesita para crecer. Ningún país crece en el largo plazo con dos dígitos de inflación.

MdP: El primer programa con el FMI fue realmente muy malo, el segundo alejó al Gobierno de un riesgo cierto y que estaba muy cerca, que era la espiral inflacionaria: estábamos entrando en una espiral dólar-precios-salarios. La contrafáctica nunca se va a saber, pero mi sensación es que aún con el ajuste que estamos transitando hoy, el escenario de hoy es mejor que lo que hubiéramos visto de no haber cerrado con el FMI una vez que el mercado nos bajó el pulgar. No era una crisis sistémica, pero los condimentos sistémicos ya habían aparecido: alguna salida de depósitos en dólares de los bancos, el Tesoro gastó u$s 27 mil millones para tratar de frenar la dinámica cambiaria... Se había entrado en un escenario peligroso, que frenó el acuerdo con el Fondo. Pero ese acuerdo es contractivo, es recesivo, no es que permite un plan de recomposición. Por eso es tan complicado en un año electoral: el ajuste y la gobernabilidad no son agendas demasiado consistentes.

¿Es posible ajustarse a la meta de déficit 0 en un año electoral?

AC: No hay déficit 0 porque la falta de credibilidad y reputación del Gobierno incrementa el déficit fiscal, porque el riesgo país sigue alto. Eso quiere decir que cualquier emisión de deuda que haga el sector público impacta en la cuenta de intereses y el déficit financiero crece: tenés 3 % al 4 % del monto de déficit financiero que se suma sobre el déficit primario. Además, es mentira que el Gobierno está reduciendo el déficit nacional, porque lo está haciendo con un aumento de impuestos sobre una tasa de impuestos histórica y la recaudación va a caer, porque lo que está aumentando ahora es la economía en negro. Como hay una recesión, no hay ventas, los empresarios ven que se les cae la rentabilidad, no pueden pagar los salarios, y se financian quedando en mora con los impuestos. Puede ocurrir que el déficit primario te dé levemente positivo dentro de un año pero, por otro lado, se van a ir 3 o 4 puntos del PBI en términos del pago de intereses sobre la deuda pública que emiten para sostener el nivel del gasto.

MdP: El año pasado la elección se ganó, en gran medida, a costa de un bombeo a la economía. Hoy el mercado está pidiendo dos agendas que son contradictorias: pide gobernabilidad (vista en términos del resultado electoral del próximo año) y también pide ajuste. Los programas fiscal y monetario son muy agresivos: cuando corregís por los ingresos del blanqueo, este año pasamos de 5 puntos del PBI a 2,6, y el año que viene el esquema acordado con el Fondo es pasar a 0. Pero este año pasamos de 5 a 2,6 en gran medida como contracara de un shock inflacionario que infló los recursos y un desafío del gasto que tuvo que ver con el cambio en la movilidad previsional que saltó un trimestre de indexación, entonces de alguna forma se generó un aumento de los ingresos por encima de los aumentos de los gastos. De cara al año que viene, el ajuste fiscal es más agresivo en términos de actividad, el aumento en los recursos originados en la vuelta de las retenciones agrega un punto, pero falta 1,5 de corrección sobre el 40 % del gasto no indexado. Y ahí es muy significativo el ajuste de la obra pública y parte del gasto no indexado que se transfiere de vuelta a las provincias. Entonces va a haber menos margen de maniobra para la política.

¿Cómo recibirían los mercados una eventual victoria del kirchnerismo?

AC: Yo lo que veo, a nivel mercados, es que va a pasar algo antes de las elecciones porque es un escenario electoral con muchísima incertidumbre en el cual el sistema político está partido en tres personajes: Macri, Cristina Kirchner y 'el peronismo no K', así que yo creo que va a haber varios cimbronazos. Porque hay una gran incertidumbre que se va a ir incrementando con la campaña electoral, y acá lo básico es que ningún candidato está diciendo lo que va a hacer cuando asuma el gobierno. Las reservas netas del país son u$s 10 mil u u$s 11 mil millones, el resto es endeudamiento con China. Incluso, leyendo el plan financiero, hay emisión de deuda pública en dólares prevista que supera hasta el del Fondo, ¿Qué van a hacer los candidatos con eso? ¿Alguien habla algo de eso?

MdP: Nadie que gobierne a partir de 2020 tiene demasiada capacidad para hacer populismo económico. Partiendo de los niveles de gasto público y de endeudamiento que tenemos, y con la sociedad argentina, hay poco margen. Lo que sí creo que en mitad de una campaña va a haber demanda de populismo y va a haber oferta de populismo. Entonces el problema no es qué va a pasar en 2020, el problema es qué te pasa con la economía frente a los resultados de las encuestas. Porque esto empezó como una crisis financiera que no tenía condimentos sistémicos, no impacta ni sobre los balances de los bancos ni sobre la deuda. En la medida en que se extendió en el tiempo y la forma en el que el Gobierno la manejo, terminó generando un impacto muy agresivo sobre el nivel de actividad, desempleo y aumento de la inflación. Y eso empieza a traducirse en las encuestas. La pregunta es si en algún momento la política no empieza a complicar lo financiero.

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