El día después del coronavirus: cómo tener éxito como emprendedor después de la cuarentena

Un contexto de pandemia y recesión económica es un desafío para el espíritu emprendedor. Guía práctica para potenciar -e incluso crear- tu emprendimiento con el foco en las nuevas oportunidades de hoy y mañana.

En estos tiempos cambiantes, se hace necesario pensar en una total y profunda reinvención personal y laboral. El mundo tal como lo conocimos no existirá más. Y sólo tendrán lugar aquellos que se atrevan a explotar sus dones y habilidades, a salir de la comodidad del sueldo fijo, a desplegar la flexibilidad suficiente para integrar los desafíos, a elevar su compromiso con el nuevo orden.

Una de las formas de reinvención profesional es animarte a emprender, y sobre eso te propongo reflexionar hoy.

 

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Emprendedor se nace y se hace

La práctica cotidiana del acto de emprender, de reinventarse profesionalmente para abandonar la comodidad del sueldo fijo para llevar adelante nuestras ideas, implica la oportunidad de transformarlas en una marca, producto o servicio, iniciando una etapa de aprendizajes si sabemos aprovecharlos.

Por simple que parezca, el punto de partida es una idea. Esa idea que desvela al emprendedor, que no te deja en paz día y noche, que te obsesiona. Tiene que ser una idea diferente, algo que te permita mirar al mercado y decirte: "Es por acá, nadie lo está haciendo de esta forma . Allí está tu diferencial. Eso será lo que la gente recordará de la experiencia con tu marca, tu producto o tus servicios.

Y esa idea no necesariamente tiene que ser exclusivamente para ganar dinero, sino también para generar un cambio profundo e innovador. Justamente de eso se trata ser un emprendedor consciente: generar abundancia. Eso incluye el retorno económico, por supuesto, pero también la riqueza de experiencias, de sentirte a gusto haciendo una diferencia, un aporte, teniendo libertad personal y profesional con el negocio que tenés o estás creando. Si lo que el emprendedor ofrece no representa una transformación sustancial para la sociedad, tendrá poco tiempo de vida. El mundo necesita soluciones, y el ecosistema emprendedor viene a dar esas respuestas.

No importa en qué escala estés: los microemprendedores tienen más chances de producir un gran impacto. 

 

 

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Conectar con el propósito

 

Ya seas emprendedor o estés dando tus primeros pasos, es muy relevante que en esta etapa te (re)plantees tu propósito: el 'para qué' de tu emprendimiento. Sí, es una pregunta profunda, filosófica. Si lo que emprendés está alineado de alguna forma con tus valores, visión y misión de vida personal y profesional, todo tendrá más sentido que si te dedicás a una actividad que no te llena ni te representa: a la larga, esa grieta se percibirá.

Lo siguiente, es la planificación de todos los aspectos del negocio. Incluye no sólo el desarrollo de esa idea central, sino del 'cómo' lo vas a lograr. Influyen los análisis de variables como costos, probabilidades, mercado, segmentos, promoción y entornos, sobre todo en economías inestables y cambiantes. Lo recomendable es armar un plan a 5 años.

También es necesario dedicar tiempo no sólo a la tarea creativa de poner en marcha el emprendimiento (lo que, para muchos, es lo más motivante), sino a rodearse de los mejores, en la escala en que estés. Puede ser una persona de consulta o un equipo completo. Lo importante es definir ese perfil de la manera más profesional posible: por eso, no es recomendable caer en la 'falsa seguridad' de apelar a familiares o amigos, porque la mayoría de los casos fracasan debidos a las interferencias del vínculo afectivo.

 

 

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Mitos y realidades

 

Acerca del proceso de emprender hay muchos mitos, y también algo de verdad: la realización personal, en un sentido profundo, por lo general está relacionada con la posibilidad de llevar adelante las metas y los objetivos propios. Dentro de los mitos, está eso de que “todos pueden emprender . En un aspecto general y utópico esto es cierto, aunque lo que no se dice es que emprender -en efecto- es para todos... Pero no es para cualquiera.

Emprender es un camino arduo, trabajoso, sumamente incómodo. Al comienzo, te exige tanto que prácticamente no tenés tiempo de descansar. Estadísticamente, está probado que te lleva unos 5 años ver los primeros resultados confiables, por más que haya 'explosiones' de ventas al principio.

El emprendedor se ve en las malas: si sabe aceptar (y capitalizar) frustraciones, decepciones, vaivenes económicos, traiciones, deslealtades, envidias. También necesitará enfocarse en mantener vivo su plan para llevar el proyecto adelante: serán tantas las trabas y condicionamientos -sin importar en qué lugar del mundo se encuentre- que sólo su gran fortaleza interna lo hará posible.

Lo importante es mantener firme la auto motivación, consciencia y perseverancia; persistir; completar el proceso cada día, y volver a empezar al siguiente, creando una rueda virtuosa que no se detiene. Sólo así se producirán los resultados.

 

 

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Cómo (re)inventarte para emprender

Un contexto de pandemia y recesión económica es un desafío para el espíritu emprendedor. Guía práctica para potenciar -e incluso crear- tu emprendimiento con el foco en las nuevas oportunidades de hoy y mañana.

1 - Analizá los contextos. No tomes decisiones en base a información parcializada o fragmentada. Es necesario ver el todo.

2 - Desmenuzá los puntos en conflicto. Cuando estás en problemas, ponelos en perspectiva y definí una acción concreta para cada uno, así como su plazo tangible de ejecución. Considerá estos pasos sólo si son temas prioritarios. Sino, dejalos de lado o delegá esa tarea en otros. No te enredes en cosas que no son relevantes.

3 - Mantené el equilibrio entre lo urgente y lo importante. Aprendé a priorizar para no sobrecargarte.

4 - Desconectate con pausas activas. Caminar, meditar, hacer deporte, conversar con un amigo, leer un libro que no tenga que ver con lo profesional, escuchar música, bailar... Todo esto ayuda. Cuidá tu energía: la necesitarás durante varios años seguidos, hasta que tu emprendimiento sea exitoso.

5 - Iniciá el día poniendo una intención positiva en lo que querés lograr ese día. Enfocate en lo que querés lograr, y no en lo que se espera de vos (tu familia, tus colaboradores,tus proveedores, tu socio). Bajá a tierra tus metas con un plan concreto: sólo así se construye la realidad. Para terminar la jornada, hacé una lista de gratitud: es una gran llave para abrir más claridad durante el sueño.

 

 

 

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6 - Si estás en medio de un resultado inesperado, dalo vuelta. Transformalo en aprendizaje positivo. Capitalizando la experiencia por más negativa que sea, una vez pasado ese momento podrás ver cuánto has aprendido. Es doloroso, tiene un costo, pero necesitás atravesarlo y sacarle el mayor provecho posible.

7 - Mantené tu organización del tiempo. Es fundamental para no estresarte.

8 - Aprovechá la rutina o las tareas que no te atraen. Te permiten descubrir nuevas facetas en vos.

9 - No hables de tus planes. Mantené en total reserva los proyectos hasta que los concretes: la envidia es una energía que conspira contra la inspiración y la motivación.

10 - Buscá consejos sólo de personas exitosas. El que está en un mal momento no podrá aconsejarte bien porque drenará tu energía, por más buena onda que tenga.

 

 

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11-  Que tu proyecto resuene en tu interior. Si hay algo que nunca falla es la intuición: si de entrada tus tripas te dicen que es por ahí, tenelo presente. Tené muy en cuenta cómo vibrás, qué feeling tenés con tu creación. 

12 - Sé creativo e innovador. No alcanza con tener una idea. Hay que saber cómo venderla e instalarla en el mercado.

13 - Honrá tu pasión. Amar lo que hacés es clave para soportar los problemas y desafíos que se van a presentar.

14- Visión. Es saber ver oportunidades donde otros sólo observan problemas; descubrir la factibilidad oculta en entornos complicados y sostener una mirada superadora que apunte siempre para adelante.

 

 

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15 - Liderá por influencia. Recordá que, como emprendedor, tenés la capacidad de influir en los demás positivamente, generando cambios para ayudar a las personas a avanzar, crecer y desarrollarse a través de las soluciones que proveés.

16 - Confiá en vos. La confianza se construye en base a una autoestima alta. Es la fortaleza interna suficiente para sobrellevar todo tipo de situaciones.

17 - Entrenpá tu empatía y carisma. La empatía es la habilidad de ponerte en los zapatos del otro, y es la base de la comunicación asertiva. El carisma es el desarrollo de un conjunto de habilidades sociales que te permita ser un excelente embajador de tu marca, producto o servicio.

18 - Asumí toda tu responsabilidad. No hay lugar para la improvisación. Toda la cadena (producto, clientes, socios, proveedores) está bajo tu responsabilidad. 

19 - Abrite al cambio y a la flexibilidad. Una gran cualidad es saber adaptarse a los distintos contextos. Eso implica estar informado, hacer networking para anticiparse a las tendencias y tener visión del negocio.

20 - Decidí: La determinación y la certeza son dos elementos clave para tomar decisiones. Muchas veces lo vas a hacer sin contar con toda la información: aún así, asegurate de que estás eligiendo la mejor opción siempre. 

21 - Buscá y aceptá apoyo. Muchos, por arrogancia, creen que lo saben todo. Sin embargo, los que progresan y tienen imperios que empezaron como pequeños emprendimientos de garage saben que nadie lo hace solo. 

 

 

 

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