Viaje a la Nueva York de los ’90 de la mano de Macció

En la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat se exhibe la serie de Nueva York que el artista pintó durante sus años en esa ciudad. Profundidad narrativa y alejamiento de los cliches. 

Rómulo Macció prefería pintar antes que hablar. Era reconocido como un artista hosco, bohemio, distante. ¿Conversar? Lo mínimo e indispensable. La distancia con los interlocutores la compensaba con sus obras. Fundador del movimiento Otra Figuración se inspiró en ocasiones en las ciudades que habitaba. “Crónicas de Nueva York , la muestra que se exhibe en la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, registra las percepciones personales, íntimas y melancólicas de sus varias estadías en esa ciudad.

Con curaduría de Florencia Battiti y museografía de Juan José Cambre la muestra reúne 27 de las poco más de 40 obras de la serie Nueva York de Macció. Son trabajos pintados entre 1989 y 2001, con un alto contenido narrativo, producto de la fascinación que le causó la Gran Manzana al artista.

“Sacaba fotos de la ciudad que usaba luego para construir las obras. Las pusimos a propósito para que se pueda ver qué aspectos de la foto toma y mantiene para las obras y cuáles decide desechar. La idea es que se vea la construcción que hace de la imagen a partir de las fotos que él mismo tomaba , explica Battiti en una recorrida con la prensa.

“La ciudad le servía de disparador. La ciudad es una excusa, una coartada. Nueva York lo fascinaba, pero es la coartada para pintar porque lo que le importaba a Macció era la pintura , sostiene la curadora.

Macció realizó también series sobre Buenos Aires, Venecia y París, pero la de la metrópoli estadounidense resultó la más narrativa. Su dominio de la técnica le permite al mismo tiempo coquetear con la abstracción y citar subterráneamente a los grandes maestros del arte. En la intimidad de los comercios, en las vidrieras, en las figuras solitarias emerge la profunda familiaridad con la pintura de Edward Hopper.

La mirada del artista se aleja de la del turista y se centra en la cotidianeidad propia del que habita. Estan las postales indivisibles de Nueva York como las imágenes de Wall Street, los rascacielos y los taxis amarillos. También están las desigualdades, la soledad representaba en un puñado de sujetos disfrazados de Papá Noel tumbados por el alcohol.

En Estados Unidos, símbolo del consumo, asomó su lado publicista. Macció trabajó desde los 14 años en una agencia de publicidad y alcanzó los cargos de director en De Luca y Walter Thompson. Con el pincel dejó registro a su manera las vidrieras y las pancartas publicitarias de Nueva York.

“Esta ciudad en particular es una ciudad que ha sido transitada por infinidad de artistas y directores del cine. Hay imágenes que son ya cliches. En cambio lo que logra la serie de Nueva York de Macció es salir de ahí, de ese cliché, hace estallar el lugar común. Construye unas imágenes que te devuelven una Nueva York muy personal , explica Battiti.

“Crónicas de Nueva York de Rómulo Macció puede visitarse en Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, Olga Cossettini 141, hasta el 23 de febrero.

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