Qué es la olla podrida, el manjar de los porteños del siglo XIX

En el Museo Beccar Varela se halló un recetario con los platos típicos que se preparaban a mediados del siglo XIX. Qué comía esta estirpe cuyos miembros estuvieron vinculados con el devenir político y social del país.

La casona que perteneció a la familia Beccar Varela emplazada en la Quina Los Ombúes en San Isidro, hoy convertida en el Museo Beccar Varela, guarda los secretos de una estirpe cuyos miembros estuvieron vinculados con el devenir político y social de un país que comenzaba a forjarse.

Entre las reliquias que allí se exhiben, como un abanico que perteneció a Mariquita Sánchez de Thompson, está el recetario de María Varela, hija de Florencio Varela y Justa Cané, encontrado en 2016. Allí figuran los pasos para elaborar las comidas que se consumían en el siglo XIX, como una ensalada rusa preparada con banana y manzana y unas “croquetas de leche que equivalen a lo que hoy sería salsa blanca fortificada con huevo.

Entre los manjares de Varela figura la Olla podrida, el antecesor del actual guiso que se preparaba con lo que hubiese en la casa. Podía contener carne, gallina o cerdo. El chef Diego García Tedesco recreó algunas de esas recetas en los jardines de la casona y creó su propia Olla podrida a base de carne, garbanzos, arroz, azafrán, repollo, chorizo y morcilla.

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