Finde XXL: road tour por 7 estancias de las sierras pampeanas para descansar

En el interior de Buenos Aires, Pigüé y Sierra de la Ventana engloban una oferta de turismo rural signada actividades de campo que se complementan con pesca, cabalgatas, museos y algunos de los mejores courts de golf del país.

Los campos coloreados, las sierras macizas y el ganado sereno en el pastoreo es lo primero con que uno se encuentra al llegar a Pigüé, un sereno pueblo situado a casi 600 kilómetros de Buenos Aires y a 130 de Bahía Blanca, a los pies de dos moles pedregosas bautizadas Sierras de Cura Malal y Sierras de Barvard.

Se despereza y desnuda a cada momento su historia tan pomposa y refinada: la visita de François Mitterrand, el paso de Mary Gorman -una maestra estadounidense que llegó para renovar los métodos educativos de la mano de Domingo Sarmiento- y, por supuesto, su origen con acento francés. Es que la localidad fue fundada por 40 familias galas de Aveyron en 1884, y aún hoy se sienten ecos de ese pasado en los apellidos de muchos propietarios rurales, en el estilo de algunas edificaciones del centro, y en los detalles art nouveau de las estancias.

Pero aparte de su historia, hay otro elemento que aporta a la identidad de los habitantes de esta localidad y que parece protegerlos: el sistema de Ventania, una masa rocosa densa y antiquísima que ha sido reconocida como parte del continente de Gondwana antes de que se separara de lo que actualmente es América y África.

Estancias para el descanso

El tiempo pasó, el paisaje se mantuvo incólume y hoy es uno de los grandes atractivos que acompaña con su imponencia los espejos de agua, los recorridos a caballo, e incluso la pesca de truchas que suele practicarse en ríos y arroyos de Sierra de la Ventana. Sucede que las actividades rurales son la atracción principal de esta zona bonaerense, y muchas veces las preferencias ayudan a elegir la estancia a hospedarse.

Los amantes del golf suelen llegar hasta los establecimientos de Sierra de la Ventana, que aprovechan el homónimo campo de 18 hoyos, considerado entre los mejores del país; un birdie bajo la quietud del Cerro de los Tres Picos no es poca cosa, habiendo dejado atrás cursos de agua naturales e incluso un puente colgante. En esta localidad se destaca El Retiro, un castillo levantado en 1094 por inmigrantes alemanes que descansa entre más de 300 especies de árboles desparramados a lo largo de 13 hectáreas. El sitio cuenta con seis habitaciones dobles, dos livings y salas de distintos usos, desde juegos hasta de piano.

Estancia El Retiro

Aparte de salidas a caballo, bird watching y distinto tipo de actividades campestres, parten desde allí excursiones hacia las sierras y a distintas cavernas con pinturas rupestres y rastros de indios Tehuelches. Muy cerca, también descansan las estancias Las Vertientes y Cerro de la Cruz: la primera tiene nueve habitaciones y una muy destacada gastronomía campestre, en tanto Cerro de la Cruz (cinco cuartos) encuentra en su quincho para 200 personas un excelente espacio para todo tipo de reuniones.

Ya en las afueras de la cálida Pigüé -a 25 kilómetros-, uno de los más elegantes establecimientos es sin duda La Esterlina, un palacete de estilo francés, de donde parten excursiones a caballo, safaris fotográficos y visitas al antiquísimo sistema de Ventania. A sólo 15 minutos de auto, La Tramontana muestra un perfil con menos detalles lujosos aunque con igual confort. A pesar de ser generalmente elegida por los adeptos a la caza, este lugar ostenta una excelente tropilla de caballos, una pileta y una destacada gastronomía de la que suelen disfrutar visitantes extranjeros. Ciervos, pumas y jabalíes de la zona usados para reproducción pueden verse en una caminata por sus parques aledaños.

Estancia Cerro de la Cruz

Otro establecimiento signado por detalles franceses es La Lucía, cuyo casco principal data de 1927 manteniendo en su interior el mobiliario tal cual lo dejó su primer propietario llegado en 1884.  La recolección del trigo y girasol, el ordeñe de las vacas y el arreo del ganado suelen ser objeto de detenida contemplación por parte de los visitantes, que no pocas veces piden ser parte de estos ritos. Su hogar a leña y su sala de biblioteca se complementan con un amplio menú de comida francesa y tradicionales asados, que a veces coronan reuniones laborales de número limitado.

Otro hospedaje digno de ser visitado en las cercanías del monumento conocido como El Monolito y su predio usado como centro criollo es Las Grutas, que se asienta en medio de una herradura de piedra formada por las sierras del Sistema de Ventania. Generalmente sus seis habitaciones son ocupadas por quienes llegan a las Lagunas Encadenadas a practicar la pesca de pejerreyes. El establecimiento también ofrece gastronomía internacional, una piscina y un amplio abanico de actividades de campo.

Estancia La Lucía

Y aunque la lista de estancias y chacras con infraestructura para alojar turistas continúa, vale la pena destacar que en toda esta zona también reluce un interesante recorrido histórico y cultural, que bien puede descubrirse en los museos pugüenses de Coyung Curá y Almonite que conservan documentos sobre la Campaña del Desierto y la llegada de los colonos franceses, en distintos museos rurales con bibliotecas interminables, pero también en las visitas a talleres que trabajan el cuero, los telares y, por qué no, en fábricas de dulce de leche y quesos o típicos tambos pampeanos.

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