Conocé estas joyas ocultas del Caribe

No sólo de playas vive el Caribe. En sus archipiélagos pueden encontrarse campos de golf visitados, cartas de vino internacionales, manjares a elección, habitaciones de magnates, y un barco carguero de principios de siglo con todos los lujos.

Dejando de lado las ofertas del típico all inclusive, los cruceros con gimnasio, e incluso los nombres de playas que suelen repetirse todos los años, el archipiélago del Mar Caribe ostenta silencioso sitios que, históricamente, han convocado a los más exclusivos viajeros del mundo. Aquí, los más destacados.

Un escondite

Los visitantes del Grace Bay Club solían llamarlo Hideaway (escondite). Es que sin duda este pequeño hotel es eso, un hideaway rodeado de la más increíble naturaleza, signado por un lujo tan rústico como exuberante. Pero sin duda, es el escenario claro del mar que circunda esta isla de Turks & Caicos lo que más atrae desde cada una de las terrazas de las 21 suites.

El sitio nació como un albergue de perfil íntimo y relajado, y el dato fue pasando de boca en boca entre el más exclusivo mundillo de los amantes del Caribe. Sus selectos huéspedes repiten como un rito cada año sus visitas, seducidos, por ejemplo, por el restaurante que posee junto a la orilla, de techos de tronco y paja, sillas de caña y sofisticada comida gourmet. O bien por su campo de golf de 18 hoyos, tanto como por su spa de tratamientos naturales.

El Grace Bay Club dispone también de pileta, jacuzzi, canchas de tenis y fitness center, aparte de 15 kilómetros de playas de arena blanca. Está situado a 14 kilómetros del aeropuerto y dispone de comunicación aérea diaria directa desde Miami.

Con nombre de mujer

Irene es el nombre con el que se conoce al único sobreviviente de un modelo de barco carguero fabricado por el Reino Unido en la primera década del siglo XX. La agilidad de manejo junto al vasto espacio interior lo habían transformado en el elegido de los mercaderes británicos, y también esos atributos hicieron que uno de ellos se convirtiera tras la restauración en una lujosa opción que excede en mucho a las vivencias de las tradicionales playas.

Devenido entonces en un exclusivo yate charter que surca las aguas del Caribe, Irene posee cinco cabinas para dos o tres personas, un exquisito salón de estar y un comedor-bar que ostenta las mejores vistas exteriores y la sublime presencia de un piano. La cubierta, que durante el día ofrece espacio suficiente a todos los viajeros, puede agasajar con una fiesta de hasta 80 personas en las noches.

Si bien los itinerarios varían cada temporada, las excursiones buscan descubrir al Caribe desde su mar homónimo y las costas de las islas de Saint Vincent & the Grenadines, ubicadas entre Trinidad y Santa Lucía. Irene cuenta también con un chef encargado de sus manjares y una finísima carta de vinos. Más allá de que los pasajeros antes de partir son consultados por sus preferencias, nadie debe dejar de probar la sopa de camarones y el Mahi Mahi, carne a las brazas con mango, salsa de piña y dulces aderezos típicos de la zona.

Fusión sublime de golf y playa

Sobre la costa norte de la isla de Jamaica, sobre la playa de Montego Bay, se extiende uno de los links de golf preferidos del Caribe. Con una larga trayectoria, el Tryall Club presenta un campo de 18 hoyos inolvidable con una longitud de 5.688 metros y en el cual se alternan praderas con amplios espacios cubiertos por palmeras y árboles frutales. Las vistas al mar Caribe, distante a sólo dos kilómetros, son una constante para quienes se aventuran en este club cuyo sentimiento de membresía suele ser alto.

Además del golf y la academia para perfeccionar el handicap, el sofisticado complejo diseñado por Ralph Plumber aporta todos los servicios necesarios para pasar una distendida estadía. Ofrece un club house que data del siglo XVIII, acceso a su playa privada de arenas blancas, propiedades de alquiler con vista al centro de juego, cocktail bar y restaurante.

Entre los placeres que no pueden pasarse por alto, se recomiendan las sesiones de masajes tomadas en las terrazas del área de alojamiento y las cristalinas aguas que invitan a nadar, practicar snorkel o kayak.

Viajeros no convencionales

El magnate Laurance Rockefeller tuvo una clara visión cuando eligió un extremo de Virgin Gorda, archipiélago de las British Virgin Islands, para instalar el complejo Little Dix Bay. Excepto por un pequeño muelle y los techos triangulares de los restaurantes ubicados sobre la línea de la costa, no se alcanza a ver otra cosa desde el agua en el arribo.

Hoy el escenario se presenta tan original como estaba a mediados de la década del ´60 y la playa es tan extensa que resulta casi imposible divisar a otras personas. No hay piscinas ni canchas de golf, ni grandes construcciones que desluzcan la abundante vegetación de árboles y palmeras. Dentro de las comodidades no figura un extenso lobby, sino un pequeño escritorio que da la bienvenida a los viajeros.

Si bien las habitaciones no cuentan con grandes excentricidades, poseen una decoración muy cálida, con paredes de piedra y muebles de rattan de Malasia y Filipinas. Dentro de la agenda de actividades predomina una gran diversidad de deportes acuáticos, siete canchas de tenis, un fitness center y un área de entretenimientos para niños.

Datos útiles

Grace Bay Club: www.gracebayresorts.com

Los precios por habitaciones rondan los u$s800 la noche.

Irene Yacht Charters: www.ireness.com

Precio por persona por una semana: alrededor de u$s2500.

The Tryall Club: www.tryallclub.com

Precios de las habitaciones desde u$s390.

Complejo Little Dix Bay: www.rosewoodhotels.com

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