Qué ver en Tailandia: guía para conocer las mejores playas, templos y mercados

Es uno de los destinos más exóticos y visitados del sudeste asiático. Los highlights: desde las montañas del norte hasta las costas del sur, pasando por sus templos milenarios y su gastronomía en formato street food.

Unas 30 horas de viaje separan a Buenos Aires de Bangkok, la capital de Tailandia. El trayecto es largo, pero la recompensa promete ser grande. Y finalmente lo cumple: en la sonrisa de su gente, en sus templos legendarios, en sus sabores originales y en sus arenas paradisíacas. Cuando se visita este país del sudeste asiático se entiende por qué se puso de moda en los últimos años. La belleza natural de sus infinitas playas y el particular ritmo de cada una de las ciudades, combinado con la dedicada atención de los tailandeses y una infraestructura turística high class, lo convierten en uno de los destinos más elegidos del mundo entre quienes buscan una cuota de exotismo amigable. Desde las montañas del norte hasta las costas del sur, un recorrido por sus ciudades y las playas imprescindibles en un país donde la espiritualidad se manifiesta en cada rincón.

Bangkok: templos, mercados y street food

Conocida como ‘la Venecia de Oriente’ por sus numerosos ríos y canales, Bangkok no deja a nadie indiferente. Al principio, su ritmo frenético puede resultar intimidante, pero una vez inmersos en ella la perspectiva cambia por completo. En la capital tailandesa, tradición y modernidad se mezclan a la perfección entre rascacielos, tuk tuks, antiguos templos budistas, street food, innumerables mercados y grandes centros comerciales.

Los templos son uno de los grandes atractivos de esa vibrante ciudad por su gran valor histórico y cultural. Epicentro de la vida cotidiana de los tailandeses, los más famosos son el del Buda Esmeralda, ubicado dentro del lujoso Palacio Real, y el impresionante Templo del Amanecer. Lo mejor es visitarlos temprano por la mañana, cuando no hay tanta gente y el sol no pega tan fuerte.

Ya sea para comer o hacer compras, los mercados son otra parada obligada. Chatuchak es el más grande de Tailandia y uno de los mayores del mundo. Abre sólo los fines de semana y tiene 15 mil puestos donde se puede comprar de todo: ropa, artículos de decoración, comida, artesanías y antigüedades. La clave es regatear los precios, una práctica muy común y extendida en la región.

Bangkok también es una capital gastronómica, considerada meca del street food. A la hora de probar sus platos típicos, se puede elegir entre un sofisticado hotel, un skybar, un carrito en la calle, un puesto ubicado en algún mercado o un restaurante tradicional. El pad thai; los noodles (fideos de arroz) salteados con pollo, langostinos o cerdo marinados con salsa de pescado y tamarindo; y el mango sticky rice, un postre preparado con arroz, leche de coco y mangos frescos, son las recetas más populares.

Si bien el tránsito es caótico, Bangkok cuenta con un moderno sistema de transporte público. El skytrain, un tren elevado que incluso tiene una línea que conecta con el aeropuerto internacional, es la mejor opción para no sufrir los embotellamientos. Aun así, subirse a un tuk tuk (motocicleta de tres ruedas con una cabina para dos pasajeros) y dar un paseo por la ciudad es una experiencia que vale la pena, especialmente si es de noche y se quiere disfrutar del espectáculo de los múltiples templos iluminados.

Chiang Mai y Chiang Rai: las joyas del norte

El norte de Tailandia seduce a muchos viajeros que llegan atraídos por su privilegiado marco natural, la enorme cantidad de templos, su ambiente relajado y el contacto directo con culturas milenarias. Chiang Mai es la ciudad más grande de la región: su centro amurallado y el templo de Doi Suthep, ubicado en la cima de la montaña del mismo nombre, deben incluirse en cualquier itinerario. Cerca de la urbe hay una pequeña aldea, llamada Karen Padaung, donde vive una parte de la minoría étnica kayan, conocida mundialmente como la tribu de las “mujeres jirafas por los aros que estiran sus cuellos: escaparon del régimen birmano en la década del ‘90 y permanecen refugiadas en las montañas de una zona que fue elegida por Lonely Planet, referente mundial en guías de viajes, entre los 10 mejores destinos asiáticos para visitar en 2018.

Muy cerca, pero no tanto como para ir y volver en el día, Chiang Rai es una pequeña ciudad inmersa en un ambiente muy tranquilo. El Templo Blanco, que combina elementos del budismo y el hinduismo, es una verdadera joya arquitectónica construida a finales de los ‘90 por el artista tailandés Chalermchai Kositpipat. De noche se enciende un pequeño mercado nocturno, ideal para degustar un plato típico del norte tailandés como el khao soi, una sopa de fideos al curry. Eso sí, cuidado con el picante.

Koh Phi Phi: el nombre del paraíso

Playas de agua turquesa, arena blanca y majestuosos acantilados de piedra caliza enmarcan lo que muchos imaginan como ‘el’ paraíso. Ese sitio existe y se puede encontrar en el sur de Tailandia, en un pequeño archipiélago llamado Phi Phi Islands. Esas islas son muy famosas por haber sido el escenario natural donde se filmaron las películas La playa, protagonizada por Leonardo DiCaprio; y Lo imposible, inspirada en el trágico tsunami de 2004 que devastó las costas de Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.

En total, el archipiélago está formado por cuatro islas: sólo una está habitada, mientras que las otras tres son verdaderos paraísos naturales. La más grande es Phi Phi Don, donde están el puerto, los restaurantes y toda la infraestructura hotelera. Por eso, y por la masiva llegada de ferries, las playas de esta zona -salvo la tranquila Long Beach- no son muy atractivas. Pero basta con subirse a un long tail (clásicos botes tailandeses que funcionan como taxis acuáticos), alquilar un kayak o contratar una excursión para alejarse del bullicio y estar, en pocos minutos, frente al paraíso real.

Koh Phi Phi Leh es la segunda isla más grande del archipiélago: dueña de un impresionante paisaje formado por acantilados cubiertos de verde, manglares, aguas cristalinas y arena blanca, la belleza natural de este lugar es imposible de olvidar. Allí se puede visitar Pileh Lagoon y ver las infinitas tonalidades de verdes y azules de sus aguas, nadar frente a la misteriosa Cueva de los Vikingos, hacer esnorquel, practicar deportes acuáticos o simplemente ver la puesta del sol. Quienes quieran visitar la famosa y muy fotografiada Maya Beach, donde se filmó la película de Di Caprio, deberán esperar: la bahía fue cerrada en junio de 2018 por las autoridades tailandesas para ayudar a la regeneración de los corales y se estima que permanecerá así por, al menos, cuatro meses.

La tercera isla del archipiélago es Koh Pai (Bamboo Island), una reserva natural donde conviven el silencio y una larga playa de arena blanca que se funde con el intenso azul turquesa del mar. Es un escenario perfecto para relajarse bajo una palmera, ya que no es muy frecuentada por los turistas. Por último, Koh Yung (Mosquito Island), que permanece cerrada al público hace ya algunos años.

Koh Lipe : relax absoluto

Diferente al paisaje de acantilados y rocas calizas de Phi Phi, Koh Lipe ofrece un paraíso de playas infinitas y abundante vegetación con una menor cantidad de turistas. Con resorts que se ubican frente al mar a lo largo de la costa, la propuesta de esta pequeña isla es de relax y disfrute total.

La isla de Lipe está ubicada en la provincia de Satun, a 70 kilómetros de la costa suroeste del país y muy cerca de la frontera con Malasia. Es tan pequeña que puede recorrerse entera a pie. Tiene una pintoresca calle principal, Walking Street, que se convierte en peatonal a partir de las 6 de la tarde y conecta las playas de Sunset y Pattaya, cada una ubicada a un extremo de la isla. Mientras Sunset es perfecta para pasar el día y luego ver la caída del sol, Pattaya es ideal para ir por la noche a cenar y contemplar alguno de los tradicionales espectáculos de fuego.

Además de poder divisar cientos de peces de diferentes colores y tamaños a pocos metros de la orilla, muchos viajeros llegan a Lipe para bucear en sus fondos marinos. De hecho, algunas de las mejores escuelas de buceo de Tailandia se encuentran en esta isla y sus instructores hablan español. Los viajeros que busquen alejarse todavía más de los turistas y explorar playas vírgenes, pueden visitar las islas que conforman el Parque Nacional de Koh Tarutao.

 

#Datos útiles

Cómo llegar: Desde la Argentina, con Qatar Airways, Turkish Airlines o Emirates. Los tres hacen escala en Brasil y luego conexión en Doha, Estambul o Dubai, respectivamente. Conviene aprovechar el stop-over y pasar una noche allí, para reducir el cansancio y el jet lag, y luego tomar el vuelo hasta Tailandia. Una vez allí, para llegar al norte o a alguna de las islas del sur, conviene utilizar aerolíneas low cost, como Air Asia.

Cuándo ir: Entre noviembre y abril es la estación seca. Desde mayo a diciembre es cuando más llueve, debido a que es época de monzones. Por ser un clima tropical, las temperaturas son agradables todo el año.

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