Paraísos en el mar: cuatro islas del Pacífico y el ndico para huir del frío

Ofrecen paisajes naturales, infraestructura turística y experiencias de descanso completamente distintos a los destinos continentales. 

Adentrarse en los caminos de una isla es una sensación completamente distinta a la de viajar a un destino continental. En tierras delimitadas por el mar, islas del océano Índico como las Maldivas o Sulawesi, rodeadas de la mayor riqueza marina del mundo; y del Pacífico, como las Galápagos o la isla de Pascua, los viajeros encuentran mucho más que destinos turísticos de lujo: es toda una experiencia de vida.

 

Maldivas, el edén asiático

Entre las casi 1.200 pequeñas islas que conforman las Maldivas, sólo unas 200 están habitadas y algo más de 60 reciben a viajeros en complejos hoteleros lujosos y exclusivos que se levantan sobre sus arenas blancas.

Un posible recorrido comienza en Male, la capital del archipiélago, con sitios como la Gran Mezquita de cúpula dorada, el Museo Nacional -con reliquias de la era otomana- y el mercado local. Lo ideal es limitarse a un paseo de mediodía por la ciudad antes de dirigirse hacia la isla elegida en lancha, hidroavión o helicóptero, medios de transporte que suelen ser contratados junto con el alojamiento.

Luego de desempacar, no hay más ocupaciones que reposar bajo el sol y disfrutar de una isla tropical con sus palmeras infinitas, playas extensas y aguas color turquesa. La pesca, el buceo y los deportes náuticos terminan de delinear la actividad de cada jornada. Sin embargo, es indispensable tomar una excursión en un dhoni -tradicional embarcación hecha con madera de palmeras- para sumergirse entre corales, peces exóticos y la vida marina asombrosa de las Maldivas.

Sulawesi, la perla de Indonesia

Los volcanes y una frondosa selva virgen son el marco perfecto para esta paradisíaca isla de Indonesia que mantiene un bajo perfil en lo que respecta al turismo, a excepción de los ejecutivos que hacen una escapada a Sulawesi durante sus viajes de negocios.

El fuerte de esta isla -la cuarta en superficie de toda Indonesia- es su zona norte, cerca de la ciudad de Manado, el punto más elegido por los aficionados al buceo, quienes aseguran que conserva la mayor biodiversidad marina del mundo. Allí es posible realizar inmersiones en la bahía de Manado o en el estrecho de Lembeh. Sin embargo, la Reserva Marina Bunaken es la que marca la diferencia respecto a cualquier otra excursión submarina. Esta área protegida se encuentra a sólo dos kilómetros por mar desde Manado y está conformada por 89 mil hectáreas cubiertas de agua de las que emergen sólo cinco pequeñas islas. Para quienes no practican buceo, la mejor opción para apreciar el colorido bajo la superficie es contratar en Manado uno de los yates semi-sumergibles que permiten vislumbrar parte de la biodiversidad marina sin mojarse.

Galápagos, tras los pasos de Darwin

A casi 1.000 kilómetros de la costa ecuatoriana se encuentra una de las reservas naturales más importantes del planeta: las islas Galápagos. Allí todo es simple, ordenado y se mantiene en sintonía con el respetuoso cuidado del medio ambiente que promueven sus  habitantes.

Antes de embarcarse en alguna de las excursiones es indispensable hacer una visita a la Estación Científica Charles Darwin, cerca de Puerto Ayora, donde se podrán conocer las enormes tortugas que dan nombre a las islas. Asimismo, un paseo por la zona norte ofrece paisajes que combinan inmensos cráteres que denotan un milenario origen volcánico, bosques de scalesias y exóticos cactus.

Para conocer los auténticos encantos de las Galápagos se puede optar por embarcaciones que van desde catamaranes hasta cruceros de lujo. Las excursiones imperdibles incluyen la Isla Seymour Norte, donde pueden observarse piqueros (pájaros blancos con patas de un color turquesa), gaviotas de cola bifurcada y las famosas aves negras conocidas como fragatas. También la Bahía Gardner de la Isla Española, con sus playas de coral blanco perfectas para practicar esnórquel. Allí, además de nadar entre peces de colores es posible avistar pequeños tiburones martillo, pingüinos y hasta lobos marinos.

Pascua, al otro lado de los Andes

La isla de Pascua se encuentra a 3.700 kilómetros de la costa chilena. Así y todo, es uno de los destinos turísticos más visitados del país transandino. El emblema de este sitio son sus moai, esas perfectas moles de piedra volcánica de varias toneladas que fueron talladas y levantadas de forma aún inexplicable. El encanto de este antiguo misterio se suma a la impactante naturaleza que se extiende sobre los 180 kilómetros cuadrados de Rapa Nui, nombre original de la isla.

La identidad de Pascua, sumamente polinésica, recuerda las costumbres hawaianas desde el momento en que mujeres autóctonas dan la bienvenida con collares de flores aromáticas a quienes bajan del avión. El aura de relajo y distensión se siente hasta al caminar por las escasas calles de Hanga Roa, la única ciudad de Pascua, donde ninguna de sus casas bajas llevan número para identificarlas.

Los vehículos de doble tracción son los más recomendados para recorrer los caminos de esta isla, que no siempre se encuentran en buen estado. Otra opción aconsejable es realizar una cabalgata por la zona costera para visitar las cuevas naturales de origen volcánico. Por su parte, las actividades submarinas como buceo y esnórquel también son muy interesantes, ya que la isla está rodeada de aguas que ofrecen una visión submarina de más de 50 metros. El punto más famoso para sumergirse es el de los islotes Motu Ini, Motu Nui y Motu Kao Kao, donde se pueden apreciar formaciones rocosas pobladas de corales, una postal inolvidable.

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