Diseño en la ‘Ciudad de la Luz’

A escasos metros de la Ópera de París, el hotel Nolinski se convirtió en una de las opciones preferidas de los amantes del diseño para alojarse en el corazón de la capital francesa.

El Palacio Garnier, también conocido como Ópera de París, es uno de los edificios más característicos del XIX Distrito de la capital francesa y del paisaje urbano de la ciudad. A escasos metros de este edificio construido por el arquitecto Charles Garnier bajo las órdenes de Napoleón III, sobre la Avenida de la Ópera, un nuevo alojamiento seduce a los aficionados al diseño: el hotel Nolinski.

El Nolinski se emplaza en un edificio típico del estilo Haussmann cuya fachada austera y su lobby discreto no anticipan aquello que los huéspedes encontrarán entre sus paredes: un templo al arte y la vida à la française. El trabajo soberbio del interiorista Jean-Louis Deniot convirtió las habitaciones en pequeños apartamentos elegantes y chic de estilo contemporáneo. Con un refinamiento ecléctico, combinó tejidos artesanales, muebles de estilo años '50, lámparas de diseño y paneles de madera en cada uno de estos espacios que se diferencian por los colores de sus cortinas y el tapizado de sus sillas y sillones (verde, frambuesa, beige, azul y amarillo).

Por su parte, las suites con sala de estar son luminosas y amplias, con ventanas y balcones que se abren al corazón de París. Las cinco mantienen la misma esencia a través del uso de materiales nobles, muebles vintage, esculturas y coloridas alfombras de felpa. Además, en cada una de las habitaciones espera por los huéspedes un smartphone con el logotipo del hotel que permite realizar llamadas gratuitas, conectarse a Internet de manera ilimitada y acceder a una selección de información sobre París, sus actividades culturales, datos prácticos y mapas.

Entre las instalaciones del hotel, una de las sorpresas más agradables es la piscina interior climatizada de 25 metros de longitud, una auténtica rareza en un hotel parisino de estas características. Junto a ella, el spa invita a vivir un momento de serenidad en un espacio que combina la elegancia francesa con tratamientos de respiración, masajes relajantes y productos de vanguardia provenientes de la Riviera Suiza. Allí, los pisos de granito y los paneles de madera se fusionan con la iluminación de las velas y el susurro del agua en un entorno de relax y bienestar.

En la brasserie Réjane, Jean-Louis Deniot combinó roble ennegrecido, pinturas abstractas y azulejos de inspiración cubista en tres espacios distribuidos alrededor de una sala central donde los protagonistas principales son la gran barra de bronce y el jardín de invierno. En este restó, que ofrece una experiencia culinaria tradicional francesa, los parisinos y los turistas disfrutan de las croissants, los guisados típicos o los cócteles de autor, dependiendo del momento del día.

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