24 horas para conocer lo nuevo de Manhattan

Del One World Observatory a Gulliver's Gate, un recorrido por las nuevas atracciones que el distrito tiene para ofrecer.

Aunque en extensión se trate del distrito más pequeño de New York City, se necesita distancia para apreciar a Manhattan en toda su magnitud. Y a 541 metros de altura –o 1.776 pies, una referencia simbólica al año de la independencia de los Estados Unidos–, la perspectiva cambia. Arriba, en el observatorio del One World Trade Center (1WTC), impera  el silencio y la fascinación; abajo, quedan los gritos en una miríada de idiomas que despide esta Babel contemporánea y la constante invasión de alarmas y bocinas que –más allá de las multas– tratan de empujar el tránsito estático a fuerza de ruido. En definitiva, el ritmo frenético de un lugar que duplica su población durante el día: el número de personas sube de 1.600.000 a 3.100.000 durante la jornada laboral, con la mitad de la población llegando desde los otros 4 distritos de NYC, según el censo de 2013.

La visita al One World Observatory -ubicado en los pisos 100, 101 y 102 del 1WTC (las entradas para adultos parten de los u$s 36, pero también se puede adquirir con un descuento a través del sistema CityPASS) es una experiencia que combina el poder de resiliencia de la ciudad con las impresionantes vistas que ofrece la cumbre del edificio más alto del skyline occidental de Manhattan. El recorrido comienza en el Global Welcome Center, una enorme pantalla con un mapa que exhibe, en tiempo real, data de los visitantes como país de origen, por ejemplo. La siguiente parada es Voices, un espacio donde los trabajadores recrean, a través de emotivas entrevistas que se proyectan en las pantallas, cómo fue el proceso de construcción del edificio. Atravesando Foundations, un pasillo bordeado con la misma roca madre desde donde se levantó el edificio, se encuentra una de las principales atracciones de la experiencia: Sky Pod. El ascensor que, equipado con la última tecnología, permite acceder al piso 102 en 47 segundos a una velocidad de 37 kilómetros por hora, es, además, un viaje en formato time lapse a través de más de 500 años de la historia de Manhattan. Una vez arriba, la experiencia se completa con el See Forever Theatre: una proyección de aproximadamente dos minutos sobre una superficie multifacetada que combina diferentes recursos, desde el plano corto hasta el time lapse, para reproducir la energía arrolladora de la ciudad. ¡El final es impactante! Otros atractivos son Sky Portal –una pantalla instalada en el piso del observatorio y que muestra lo que está sucediendo al nivel del suelo en tiempo real– y City Pulse: a cada hora, se desarrolla una presentación interactiva de 20 minutos, con temáticas variadas (gastronomía, shows de Broadway, museos o geografía).

A pocos metros del 1WTC se levanta otra de las construcciones que promete ser ícono del Lower Manhattan: el World Trade Center Transportation Hub, u Oculus, el nombre que le dio su creador, el catalán Santiago Calatrava, quien también firmó el Puente de la Mujer en Puerto Madero. Con un extravagante costo final de u$s 4 mil millones, esta imponente terminal –la tercera más grande de la ciudad– se inauguró en 2016 (7 años más tarde de lo previsto) y es la mayor red, bajo techo, de conexiones peatonales en NYC. Conecta 11 líneas del subterráneo, los trenes del sistema ferroviario del Port Authority Trans-Hudson, el National September 11 Memorial & Museum; las torres 1, 2, 3 y 4 del World Trade Center; y Brookfield Place. Además, esta construcción que busca emular, al estilo Calatrava, la emblemática Grand Central de Midtown Manhattan, es una garantía de selfies perfectas bajo su inmaculada blancura.

En contraste con esta isla de skyscrapers recientemente abrió en el corazón de Times Square una de las nuevas atracciones de la ciudad: Gulliver’s Gate.  Con una inversión de u$s 40 millones, la experiencia recrea, en miniaturas a escala, más de 300 escenas diferentes de 50 países de América –las maquetas de América latina fueron hechas en Buenos Aires–, Europa, Asia, África y Medio Oriente, en las que se exhiben alrededor de 100 mil figuras humanas (una persona de 1,80 metro queda reducida a dos centímetros, aproximadamente), 1.000 trenes, 12 mil camionetas y unos 10 mil autos y camiones. Entre los highlights de este perfecto mundo liliputiense se destacan la Presa Hoover, el Partenón, el Coliseo romano, el Canal de Panamá y la Gran Muralla china. El espacio de 4.550 metros cuadrados se articula, además, con boxes de cristal a través de los cuales se puede ver a los artesanos trabajando en vivo. Y los que quieren dejar su pequeña huella también pueden optar por crear un modelo 3D de sí mismos, desde u$s 44.

Más reciente aún es Ocean Odyssey, la experiencia inmersiva de National  Geographic Encounter, también en Times Square. Bajo el lema de ‘entretenimiento con un propósito’ y la garantía del equipo de efectos visuales que trabajó en la serie Game of Thrones, el espectáculo emprende un recorrido a través del océano, desde el sur del Pacífico hasta la Costa Oeste de los Estados Unidos, en una experiencia que “no es un museo, ni una exhibición, una película, un acuario o realidad virtual sino, probablemente, todo eso junto.

 

Más información: NYC&CO

 

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