La vida acuática con Arturo Pérez-Reverte

 'Los barcos se pierden en tierra' (Alfagura), reúne 'Textos y artículos sobre barcos, mares y marinos entre 1994 y 2011', del escritor de "Las aventuras del capitán Alatriste".

Es una inusual tarde con un calmado Mediterráneo, donde el sol acaricia benévolo la piel cuarteada del marinero somnoliento y la brisa acompaña el lento devenir de un velero. De pronto, la apacible siesta se quiebra en un trueno ensordecedor. 'Es un tonto del culo en una ruidosa moto acuática', anota en el cuaderno-bitácora de su velero, el escritor, miembro de la Real Academia Española y navegante de tiempo completo, Arturo Pérez-Reverte.

La frase, escrita para un texto publicado en el año 1998, resume y configura algo del estilo y humor con que el cartaginés creador de "Las aventuras del capitán Alatriste", se permite surcar las inmensidades del agua y también de la literatura en su último libro: 'Los barcos se pierden en tierra' (Alfagura), que aúna 'Textos y artículos sobre barcos, mares y marinos entre 1994 y 2011'. Todos publicados en una columna que se llama "Patente de Corso" en la revista XL Semanal.

Los escritos de esta obra comprenden desde recuerdos de viajes, como cuando se embarcó a una expedición en el Cabo de Hornos y vió por primera vez una ballena o buscó 'fantasmas marítimos' en una visita al tradicional "Sunderland Bar" de Rosario. Asimismo contiene reflexiones sobre el Titanic, el Graf Spee, evocaciones de la lectura primigenia de Melville, Conrad y otros grandes autores de la narrativa marítima.

También agrupa sus aventuras y desventuras al navegar un domingo frente a la costa de su Cartagena natal, donde puede estar 6 horas dando caza a un velero de unos jubilados ingleses que ni enterados o pensar cómo castigaría un fiero capitán de navío a un hato de cuarentones que, con el bramido de sus motos de agua, bandera de huesos y pañuelos en la cabeza, irrumpen su placentero curso Este.

Pero el autor de 'La reina del Sur' y 'Corsarios de levante', suelta además sus amarras y pone proa de aventurero para timonearnos por hazañas y epopeyas marítimas. Algunas de carácter ficcional sobre bravos capitanes, tesoros perdidos, piratas muy malos y otros que, utopía mediante, son muy buenos. Otros son textos históricos, como el que cuenta sobre el sacrificio de casi toda la flota y tripulaciones españolas en Cuba, bajo un furibundo ataque estadounidense.

En medio de estas batallas, el marino de 'bluyins' -gastados por el sol y no por la fábrica que los parió, valga la aclaración- nos regala sus visiones sobre política, el amor, la familia, y claro está, su devoción por el mar. 

Incluso conocemos sus aversiones. La más rabiosa, que es la más aguda y graciosa, es contra los ingleses, porque según él, "Escriben la historia según les conviene, esconden sus derrotas y te restregan las victorias en la cara”, y agrega: “En sus narraciones a los españoles nos describen siempre como brutos, vagos. En las películas nos hacen aparecer como mexicanos. Y después está el tema de las varias invasiones, Gibraltar, etc.”

Entre menciones a Malvinas, la alianza de Thatcher y Pinochet, se agita en una respuesta a un lector y cañonea vengativo hacia el marino estrella de la vieja Albión, Horatio Nelson, que perdió un brazo en un fallido asalto a Tenerife. La saga de escándaletes de la realeza británica, es para Pérez-Reverte material para mofarse bruvucón como pirata: al principe Carlos le dice "El Orejas" y escribe sobre el "Tampax de Camila".

Pero el encono del embravecido marino Pérez-Reverte, puede ser dirigido a cualquiera que no comparta los códigos del buen marino. O los del sentido común. Las víctimas de su pluma-sable de bucanero pueden ser los políticos ineptos, algunos miembros de la fundación Greenpeace y hasta "un vecino gilipollas que escucha Bacalao a todo lo que da el volumen". A todos los haría caminar por la borda sin más, este notable capitán de mar y guerra.

Temas relacionados
Noticias de tu interés