El contador que soñaba con ser "puma" y hoy dirige las riendas de la dueña de Milka, Oreo y Tita
Desde enero de este año lidera la operación de la firma dueña de marcas como Milka, Oreo, Terrabusi y Tita.
¿Cómo sería la vida sin la noción de generar impactos? La pregunta inquieta a Martín Antola, quien desde enero de este año ocupa el cargo de presidente de Mondelez Internacional para el Cono Sur. Este ejecutivo de 48 años, casado con Marina y padre de Lucas (17 años) y Mora (16), piensa unos segundos y, sin dudar, contesta: "Sería todo un desafío". Y acota: "Probablemente sería aburrida".
La respuesta no causa sorpresa porque proviene de una persona que se define como "doer" ("hacedor"). "Estoy siempre tratando de aportar mi granito de arena. Me gusta hacer que las cosas sucedan", se explaya. Esa actitud se traslada a su actividad profesional, que hoy lo lleva a comandar las operaciones de Mondelez en Argentina, Uruguay y Paraguay.
La unión entre Antola y Mondelez comenzó en 2012, cuando la compañía tomó ese nombre al concretarse la fusión con Kraft Foods. Él se desempeñaba hasta entonces en Cadbury, adonde llegó en 2007 tras una etapa de ocho años en PwC, la firma de consultoría que para él fue una escuela en la que aprendió a "ayudar a generar impacto".
Su historia responde a la perfección a la idea de que "uno es dueño de su propia carrera". Tras la integración a Mondelez Internacional afrontó el desafío de trasladarse a Miami para ocuparse del área de finanzas con una perspectiva más regional que local.
Una vez cumplida esa etapa, regresó a la Argentina para tomar el cargo de director financiero para el Cono Sur. Inquieto, entendió que había llegado el momento de abandonar los mercados emergentes para acumular experiencia en "un mercado más maduro" y viajó a Nueva York para liderar la unidad de negocios de Norteamérica.
Entre 2016 y 2019 cumplió esa función, pero la mirada estaba puesta en volver a su país para retomar la dirección del área de finanzas en el Cono Sur y luego presidir la región, lo que hace desde los primeros días de 2022. "Se trata de expresar las ganas de tener bien claro el norte y ser flexible para capturar todas las oportunidades", explica.
"El desafío más grande es abrir la cabeza y empezar a pensar holísticamente. ¿Cómo? Es dedicarme a una variedad de temas mucho mayor y ejercer más el rol de observador/conciliador que ser un activo desafiador de statu quo, que es lo que uno hace en finanzas. Eso no quiere decir que no desafíe, pero en este nuevo rol uno tiene que ser más conciliador, escuchar al sector financiero, al sector comercial y, eventualmente, estar balanceando las decisiones desde un lado constructivo", asegura para definir los retos.
A la hora de plantear objetivos apunta a "seguir con nuestra senda de crecimiento de manera sostenible y rentable y seguir apuntando al liderazgo en el segmento de snacks. Este concepto de crecer aplica al negocio y a la gente del negocio. Nuestro lema interno es creciendo juntos. Y es literal: no sirve de nada que crezca el negocio y no crezca la gente".
Está habituado a comandar equipos. Por esa razón, tiene claras las condiciones que debe poseer quien esté al frente de grupos de trabajo. "Es necesaria una inconmensurable capacidad de escuchar. Cuando hacés el ejercicio de una escucha activa y genuina, con todos los sentidos, se pone en juego una capacidad neurálgica para poder conectar los puntos y sacar conclusiones. La otra característica es la habilidad de tomar riesgos de manera calculada, sobre todo en un contexto como el de la Argentina. Es el arte de saber hasta dónde empujar y hasta dónde tomar ese riesgo que te permita llevar el negocio en la dirección adecuada".
"Conectar con la gente me energiza", admite. Quizás esa cualidad provenga de su pasado en el rugby, deporte que practicó hasta los 25 años, cuando soñaba con ser Puma, es decir, integrante de la Selección argentina. Jugaba de ala o de hooker en el SIC. "Soy zanjero", dice con orgullo. También se dedicó a la vela. De ambas disciplinas extrajo nociones para la vida y los negocios: "Ahí te das cuenta de que uno solo no hace la diferencia. Y empezás a confiar en el de al lado. Cuando cada uno cumple su rol y confía en el otro, eso te ayuda a superar las dificultades. Así podés identificar los objetivos y buscar cumplirlos".
La versión original de esta nota se publicó en el número 346 de revista Apertura.
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