CEOs prevén producción reconvertida y reducida en la postcuarentena
La recesión y la caída del consumo generadas por la pandemia obligó a las compañías a repensar estrategias. Cómo creen que será la nueva normalidad después de que termine la cuarentena
Nada volverá a ser igual después de la pandemia del coronavirus. Habrá una nueva normalidad en la que los consumidores tendrán preferencias diferentes y que obligará a las empresas a repensarse y buscar nuevas estrategias para adaptarse a las preferencias de sus clientes.
Así lo expresaron cuatro CEO de compañías multinacionales reunidos virtualmente en un seminario organizado por LIDE Argentina, en el que analizaron la situación de las empresas en medio de la crisis del Covid-19.
"La industria automotriz está casi paralizada en América latina. Apenas se está vendiendo el 10% de lo normal. Y tenemos claro que tras la cuarentena vamos a tener que tomar decisiones sobre productos y servicios", señaló Pablo Di Si, presidente de Volkswagen para América latina.
El ejecutivo agregó que está convencido de que se va a acelerar el proceso de transformación que lleve a las compañías del sector a convertirse empresas que ofrecen soluciones de movilidad porque, probablemente, hacia allí van a ir las preferencias de los clientes.
"Vamos a ver más gente que evite el transporte público, pero que tampoco quiera comprar un auto. Y tenemos que estar preparados para poder ofrecer ese servicio, que pueda alquilar un tipo de vehículo para ir al trabajo, otro para pasar unos días en el campo o ir a la playa", dijo y vaticinó que los próximos años habrá un mercado "extremadamente" difícil, en el que habrá que trabajar en conjunto con toda la cadena de valor, porque si un eslabón no sobrevive va a tener impacto sobre el resto.
Mientras tanto, hay que esperar a que pase la tormenta con la menor cantidad de daños posible y la mejor manera para lograrlo, indicó Máximo Vedoya, CEO global de Ternium, es cuidar la caja de la compañía. No solo reducir al máximo los gastos, sino también buscar alternativas para mejorar la liquidez.
"Nosotros entramos a la crisis en una situación financiera sólida, pero de todos modos tomamos la decisión de proteger nuestra caja. Lo más drástico de todo fue la suspensión de los dividendos, una decisión muy dura, pero que muestra el compromiso de los accionistas con la situación que se está atravesando", explicó.
Vedoya agregó que, pese a que la región está acostumbrada a las crisis, nunca nadie se preparó para una tormenta de esta magnitud. Sobre todo porque el aislamiento, la mejor solución que existe hasta ahora para propagar el virus, no hace más que agravar la recesión.
"Vamos a tener que aprender a cómo salir de esto, porque nadie tiene un manual de qué hay que hacer en esta situación. Ni los gobernos ni las empresas. Aunque la industria del acero fue declarada como esencial por la mayoría de los países, muchos de nuestros clientes no y eso se siente con fuerza en el sector", manifestó.
La empresa de lujo LVMH aprovechó la paralización generada por la pandemia para realizar entrenamientos y capacitaciones para los empleados. Además, decidieron usar este tiempo para fortalecer el vínculo con sus consumidores.
"Organizamos algunas catas por videoconferencia guiada por los enólogos de nuestras bodegas, con vinos que les enviamos a nuestros mejores clientes", destacó Davide Marcovitch, presidente de LVMH para América latina, el Caribe y África y que la región tiene la fortaleza de que gran parte de sus clientes son locales. Esto les permitió fortalecer el canal de distribución online, que en algunos países llegó a vender en abril el 40% de lo que habitualmente se factura en un mes.
Marcovitch indicó la economía va seguir complicada durante lo que queda de este año y el próximo. La recuperación llegaría solo a partir de 2022 y para poder aprovecharla hay que estar preparado.
"En el largo plazo soy optimista y el incremento de la población abre una oportunidad para los países productores de alimentos", agregó.
En ese sentido, Luiz Fernando Furlan, presidente de LIDE Global e integrante del directorio la alimentaria BRF, señaló que la demanda de proteína animal sigue siendo alta en el mundo. Sobre todo porque aquellos países que no son productores de alimentos están creando una reserva que evite una conmoción social en caso de colapso de la economía.
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