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Cada vez más, en los últimos años, las cuestiones geopolíticas y ambientales tienen una relación más estrecha. Y los conflictos internacionales, la inestabilidad energética y los cambios regulatorios generan un entorno incierto que obliga a las compañías a repensar su estrategia climática.
Según el estudio de PwC, Estado de la Descarbonización (2025), el contexto geopolítico moldea profundamente las decisiones empresariales en materia ambiental. El sector automotriz es un ejemplo: mientras que en los EE.UU. las políticas de incentivo a los vehículos eléctricos impulsaron la ambición climática, ahora la amenaza de retrocesos normativos que podrían frenar la adopción de estos vehículos afecta directamente las metas de reducción de emisiones.
Otro ejemplo es el del sector energético, donde algunas empresas redujeron sus compromisos climáticos ante la presión por garantizar la seguridad energética, tras la crisis del gas en Europa. A nivel local, empresas de diversas industrias enfrentan ahora la necesidad de adaptarse a un nuevo entorno normativo y económico, más competitivo y previsible y esta transformación estructural exige que integren la sostenibilidad como parte de su estrategia de adaptación.
"Este panorama revela una paradoja: mientras el cambio climático exige respuestas urgentes, las cuestiones geopolíticas introducen algunas incertidumbres y contradicciones. El desafío para las organizaciones es lograr navegar esta complejidad con visión estratégica para liderar la transición", plantea Diego López, socio a cargo de Sustainability & Climate Change de PwC.
Así, las empresas adaptan sus metas climáticas al contexto político, económico y regulatorio de cada país. Según PwC, a nivel local, la economía circular gana terreno en diversos sectores industriales, con iniciativas que buscan reducir residuos, reutilizar materiales y utilizar ciclos productivos cerrados. En el sector agroindustrial, se promueve la reutilización de residuos orgánicos mediante compostaje y biodigestión, así como la adopción de prácticas regenerativas que restauran suelos y capturan carbono.
La industria manufacturera y metalmecánica revaloriza residuos industriales y el diseño de productos pensados para su desmontaje y reciclaje. En la construcción, se fomenta el uso de materiales reciclados y criterios circulares en obras públicas, como pavimentos reutilizables. El sector de residuos implementa herramientas para rastrear residuos peligrosos y se trabaja en normativas de responsabilidad extendida del productor, especialmente en electrónica y envases.
Por su parte, la industria textil comienza a incorporar fibras recicladas y estrategias de ecodiseño, apostando por una moda más consciente y circular. "Estas medidas, aunque incipientes, marcan un cambio de paradigma hacia una producción más eficiente, resiliente y alineada con los desafíos ambientales del país", dice Belén Zermatten, directora de la práctica de Sustainability & Climate Change en PwC.
Algunas empresas comienzan a establecer objetivos basados en ciencia, aunque su adopción aún es escasa. En general, los objetivos más comunes incluyen la reducción de emisiones directas -alcance 1-, mejoras en eficiencia energética -alcance 2- y, en menor medida, acciones sobre la cadena de valor -alcance 3-, como el análisis de la trazabilidad de proveedores o la logística sostenible. El desafío para las empresas radica en adaptarse a un mercado global que exige cada vez más transparencia, análisis de la trazabilidad de emisiones y acción climática concreta.
"La innovación se convierte en fundamental para cumplir con las metas ambientales, en un contexto donde los desafíos climáticos exigen transformaciones profundas y urgentes", puntualiza Zermatten. Según releva PwC, sectores como la industria, la energía y la electrónica usan tecnologías como inteligencia artificial, automatización y nuevos materiales para rediseñar procesos, reducir emisiones y mejorar la eficiencia energética. "Estas herramientas no solo permiten avanzar hacia la descarbonización, sino que también abren oportunidades de negocio, mejoran la competitividad y responden a una demanda creciente de productos sostenibles por parte de los consumidores", dice.
La agenda local
Para Sebastián Bigorito, director Ejecutivo de Ceads, "los drivers de la sostenibilidad a nivel corporativo siempre son varios y es sano que lo sea: el acceso a mercados exigentes, al financiamiento ESG, la gestión de la licencia social y el "trust" por parte de las comunidades, la gestión de riesgos en las cadenas de valor, la atracción y retención de talentos son solo algunos de los factores que explican que la sostenibilidad sea parte de la estrategia de las empresas". Para el especialista, la geopolítica ha experimentado en los últimos cuatro años movimientos tectónicos tan disruptivos como previsibles, que impactaron en las agendas de sostenibilidad, tanto a nivel de los países como corporativo.
Uno de los efectos ha sido buscar asegurar el aprovisionamiento de energía por sobre la transición energética. "Las guerras hacen de la seguridad energética una prioridad indiscutible", dice. Si se suma esto a las proyecciones de demanda energética para los data centers de la IA, se deben recalibrar los planes de transición energética en función de una nueva realidad. "Por eso, se habla de una transición energética 'aditiva' y no 'sustitutiva' ya que la necesidad de contar con energía segura y confiable ante un consumo creciente requiere de toda fuente de energía disponible", explica.
En este sentido, tanto la energía nuclear como el gas natural encuentran un renovado rol como fuentes seguras y confiables. "Esto impacta en la agenda climática, en el peso que llegó a tener la mitigación y que podría perder en esta coyuntura de duración incierta", dice. Por eso, la adaptación recobra mayor importancia y en algunos casos, ante eventos climáticos extremos, se hace urgente. "Y desplaza lo importante", acota.
Otra de los temas relevantes para el especialista es la readecuación de las cadenas de suministros para evitar disrupciones operativas por falta de insumos críticos dado el contexto de los últimos años, lo que impulsó la integración de cadenas de valor regionales y locales para ganar resiliencia ante diferentes escenarios de riesgos físicos climáticos y también riesgos geopolíticos disruptivos.
En este escenario la economía circular aparece como una solución para disminuir los riesgos de dependencias respecto a la provisión de materiales críticos. "Y vemos cómo una cuestión del negocio puede tener un impacto ambiental relevante", explica y agrega que "ya es tangible el crecimiento de las agendas de Biodiversidad, Ecosistemas y Agua, en línea con una localización y regionalización de prioridades ya que estas agendas demandan acciones concretas de escala local. Es probable que la agenda de Biodiversidad gane el espacio que siempre debió tener, sobre todo en nuestra región, con reservas y dotación de ecosistemas únicos en el mundo". Y anticipa como probable que, en poco tiempo, las empresas con operaciones territoriales en la región tengan como parte de su materialidad a la acción por la biodiversidad.
Una de las firmas que puso el foco en el cuidado de sus insumos críticos es Cervecería y Maltería Quilmes (CMQ) cuya estrategia ambiental se estructura en cuatro ejes: acción climática, agricultura sustentable, agua y packaging circular. Como el agua es uno de los ingredientes más importantes en la elaboración de cerveza, las inversiones y la búsqueda de mejora continua en la gestión del recurso se convierten en fundamentales para su negocio.
Conscientes del impacto del estrés hídrico en algunas regiones, lideran iniciativas para mejorar la disponibilidad y calidad del agua en las comunidades donde operan. Mendoza es una de ellas. Por eso, desde 2018, invirtieron u$s 600.000 en seguridad hídrica, entre las cuales se encuentra la creación del Fondo de Agua, primero en el país, y un diagnóstico de la cuenca del Río Mendoza que abastece a más de un millón de personas, fundamental para el desarrollo económico y ambiental de la región.
También apostaron por la educación ambiental y la implementación del proyecto Sumá Nativas para restaurar la biodiversidad, tras los incendios que afectaron más de 15.000 hectáreas en 2019. "Vamos a medir y monitorear la cantidad y calidad del agua a través de Waterplan, una plataforma que provee servicios de tecnología basada en la ciencia para monitorear recursos hídricos. Se podrá medir el recurso a gran escala con datos globales, detectar riesgos, medir la infiltración de agua, detectar variaciones en el flujo y definir escenarios de intervención y posibles impactos", explican. Este año anunciaron inversiones por u$s 3,4 millones destinadas a iniciativas de eficiencia hídrica y equipamiento. CMQ mejoró la eficiencia en el uso del agua en un 19% entre 2020 y 2024.
Vanesa Vázquez, gerenta de Impacto Positivo, opina que integrar los objetivos ambientales al negocio es la razón fundamental para que se sostengan en el tiempo. "Nuestra acción climática y ambiental no depende de coyunturas, es un eje central de nuestra estrategia de negocio, una herramienta para el crecimiento de la compañía y de las comunidades en las que estamos presentes; debe buscar la transformación y la regeneración para aportar soluciones robustas ante los problemas que enfrentan nuestras comunidades. Esta mirada de largo plazo nos permite mantener el rumbo incluso en contextos complejos. Por supuesto, el entorno político o económico puede hacer más desafiante la implementación de ciertas acciones en el corto plazo, pero no modifica nuestros objetivos", explica.
¿Gasto o inversión?
Según PwC, la inversión en iniciativas climáticas dejó de ser un gasto para convertirse en una apuesta estratégica para las compañías. Según su estudio, sectores como energía e industria están aumentando su CapEx climático, proyectando que más del 50 por ciento de sus inversiones estarán alineadas con la transición energética hacia 2030. Sin embargo, la innovación ambiental todavía enfrenta múltiples desafíos, como el acceso al financiamiento, y muchas firmas enfrentan dificultades para acceder a financiamiento verde o incentivos fiscales que faciliten estas inversiones.

"El retorno esperado no es solo ambiental: incluye reducción de costos operativos, aumento en la resiliencia energética, acceso a nuevos mercados y la diferenciación competitiva como algunos de los beneficios tangibles. Las compañías comienzan a integrar la sostenibilidad en su modelo de negocio como una estrategia de largo plazo. Una gestión robusta y eficiente de la sostenibilidad no solo mejora la reputación: genera valor económico", puntualiza López.
Según el especialista, en consumo masivo los productos con atributos sostenibles generan hasta un 25% más de ingresos; en el caso de manufacturas, la eficiencia energética reduce costos y mejora márgenes y en electrónica, el diseño de productos más eficientes permite reducir emisiones en uso y atraer a consumidores conscientes. En el sector de bienes de consumo, retail y salud, 46% de los consumidores reporta estar comprando más productos sostenibles y estar dispuestos a pagar hasta un 10% más por ellos, lo que genera oportunidades de crecimiento para las empresas que ofrecen productos con atributos ambientales verificables, como materiales reciclados o procesos de bajo impacto.
En el caso de la Argentina, si bien el consumidor promedio aún prioriza el precio, especialmente en un contexto inflacionario, hay una creciente conciencia ambiental en sectores urbanos y jóvenes, lo que hace más atractivos productos y servicios con bajo impacto ambiental.
El gran desafío en la reducción de emisiones de las compañías está en la cadena de valor. "La articulación con proveedores es clave. Sin embargo, muchas pymes aún no cuentan con herramientas para medir su huella de carbono o implementar mejoras en su gestión ambiental y el rol de las grandes empresas como impulsoras del cambio es fundamental. Las emisiones de alcance 3, aquellas que las firmas no controlan directamente, en algunos sectores pueden representar más del 80% del total, como pueden ser el caso de alimentos, retail o tecnología", dice Zermatten.
Cuidar la biodiversidad
En Grupo Arcor, los esfuerzos para mitigar el cambio climático y revertir la pérdida de biodiversidad son necesarios y urgentes. "Asumimos el compromiso de accionar en favor del clima, promover un balance de carbono positivo en nuestras actividades, preservar la biodiversidad y favorecer una interacción beneficiosa entre las áreas de producción y los ecosistemas naturales; a través de estos compromisos, protegemos y regeneramos los paisajes productivos en los que operamos", cuenta Bárbara Bradford, gerente de Sustentabilidad.
En 2024 continuaron implementando la Estrategia de Biodiversidad porque "estas áreas proporcionan servicios ecosistémicos esenciales, como la producción de alimentos, la regulación del clima, la protección de fuentes de agua y la provisión sostenible de recursos, además de contribuir a la educación sobre el desarrollo sostenible", dicen. Las áreas naturales bajo conservación abarcan cerca de 20.000 hectáreas entre los predios de Papel Misionero y del Ingenio La Providencia.

En cuanto a los objetivos de circularidad de los materiales, se plantean lograr que 100% de las plantas tengan cero residuos con destino final a enterramiento este año; alcanzar 40% de reducción de residuos generados en operaciones para 2030; llegar a 100% de envases reciclables, reutilizables, compostables o biodegradables para 2030; a 100% de papel certificado o reciclado en los envases para 2030; a Cero PVC en los envases para 2025 y apoyar proyectos de recupero y reciclado de materiales de empaque introducidos en el mercado. "Los modelos lineales de consumo vigentes, basados en la extracción, producción y descarte no son sostenibles; impulsaremos un enfoque circular en los insumos utilizados a lo largo de toda nuestra cadena de valor", dice Bradford.
Un ejemplo es el Programa Basura Cero, que valoriza y explora alternativas más sostenibles para la disposición final de residuos y cuya meta es eliminar por completo el envío de residuos a enterramiento en todas sus operaciones industriales para este año, objetivo ya alcanzado en 22 plantas. Además de lograr el cumplimiento normativo y de incrementar el valor de marca y reputación de la firma, también les permite reducir costos por el reciclaje, reutilización y reducción de desperdicios.
Al minimizar la generación de residuos y maximizar el reciclaje, la compañía redujo costos en la compra de materias primas, mejoró la planificación estratégica y operativa para lograr la optimización de los procesos y mejoró la eficiencia operativa. Gracias al programa accedieron a dos préstamos "sustainability linked", financiación que varía en función de objetivos fijados para indicadores de emisiones, residuos y agua. En el caso de residuos, el indicador evaluado es la cantidad de residuos enviados a enterramiento por tonelada producida.
Foco en la economía circular
En el caso de Danone, avanzar hacia un modelo de economía circular es uno de sus principales objetivos en acción por el clima y el medio ambiente. Con el 95% de empaques reciclables o reutilizables, fundaron hace 14 años con Fundación Avina, el "Programa Recuperadores" para fortalecer los sistemas de recolección, empoderar a recuperadores urbanos y promover un modelo de desarrollo más justo y sostenible.
Entre 2021 y 2024 acompañaron a 56 cooperativas en 49 ciudades, con la participación de más de 5800 recuperadores. En ese período, recolectaron más de 158.000 toneladas de materiales reciclables. "Iniciamos una nueva fase con aliados como Aguas de Origen y CCU, en la que buscamos recolectar 100.000 TN de materiales reciclables adicionales en todo el país, focalizándonos en aluminio, polipropileno y poliestireno", dice Ana Guerello, gerente de Sustentabilidad.
En la mayor B Corp a nivel global, que ya certificó 93% de la facturación local bajo este estándar, gestionan la rentabilidad a corto plazo y las decisiones estratégicas sustentables a largo plazo con un enfoque integral de triple impacto: social, ambiental y económico. Este año lograron que el 90% de energía utilizada en sus operaciones -plantas, centros de distribución y oficinas- provenga de fuentes renovables, gracias a un acuerdo con 360Energy, que los abastecerá de energía solar proveniente de los parques Cañada Honda IV y Complejo Solar La Rioja. Así, evitará la emisión de 8900 toneladas de COe al año, equivalente a plantar más de 148.000 árboles.
Otra de las firmas que apuntó a invertir en su camino a lograr NetZero 2050 es Holcim que apostó a combustibles alternativos, nuevos lanzamientos de productos como el cemento ECOPlanet y hormigón ECOPact y logró 25% menos de CO en 2024. Y alcanzó 85% de consumo energético en las cuatro plantas de cemento utilizando fuentes renovables, reafirmando su compromiso con la descarbonización y la reducción de la huella de carbono. También incorporaron el primer camión 100% eléctrico en canteras, lo que representa un avance en la transición hacia una flota más ecológica y eficiente.
En el caso de Natura, si su modelo de negocios ya nació como sustentable hoy evoluciona hacia la regeneración y la restauración de los sistemas sociales y ambientales. "Nos permite transformar desafíos ambientales en oportunidades de negocio y ser más contundentes con nuestras acciones", dice Paola Nimo, gerente de Sustentabilidad. La compañía trabaja con una mirada integral, transversal al negocio y con carácter de urgencia.
Una de sus últimas iniciativas fue unirse a Nespresso, pionera en café porcionado, para fabricar los envases de la línea Ekos Castaña con aluminio de cápsulas de café recicladas. Los envases, fabricados en Brasil con 100% de aluminio reciclado ahora incorpora cápsulas Nespresso recuperadas, lo que representa una reutilización de más de dos toneladas de este material al año. Las cápsulas están compuestas en un 80% de aluminio reciclado y el 100% de sus cápsulas son reciclables.
La empresa trabaja a partir de la bioinnovación y fusiona la naturaleza con la ciencia. La línea Natura Ekos, por ejemplo, incorpora ingredientes de la biodiversidad brasileña en la fabricación de sus productos teniendo la Amazonia brasileña como corazón del proyecto. "Desarrollamos un modelo de negocios que revaloriza la economía del bosque en pie que, fusionado con la ciencia, contribuye a la conservación de 2 millones de hectáreas de la Amazonia".
Liderar la sostenibilidad
María José Murcia, directora del Full-Time MBA del IAE y del CESIS Austral, opina que las firmas líderes son conscientes de que el cambio climático demanda acción permanente, más allá de retóricas proteccionistas o el debilitamiento de normativas ambientales de EE.UU., que en algunos casos sirvieron de excusa para posponer inversiones verdes.
"En el plano local, las empresas argentinas dependen mucho más de la estabilidad de políticas públicas y de leyes como la Ley 27.191 de energías renovables. Estas normativas condicionan inversiones en energías limpias, eficiencia energética y adaptación de cadenas de suministro", explica.
En cuanto a los factores críticos para lograr objetivos medioambientales, la especialista menciona que "el financiamiento, regulaciones, reputación, gobernanza, todos operan al mismo tiempo. A la agenda de sostenibilidad se puede entrar por coerción, por conveniencia y también por convicción. La coerción y la conveniencia son motivaciones poderosas, pero la que sostiene en el largo plazo es la convicción", explica. "Veo mucho de esto en el mundo PyME, donde la convivencia estrecha con las comunidades de influencia y la menor burocracia explican un convencimiento con la sostenibilidad que se mantiene en el tiempo e impacta en progresos medibles".
A pesar de las presiones económicas, políticas y regulatorias cada vez más intensas y de algunos retrocesos en las iniciativas de las empresas, la sostenibilidad parece convertirse en una fuente clave de valor: según el informe de PwC más de 4000 organizaciones informaron sobre sus acciones climáticas en 2024.
"El número de empresas que adquirieron compromisos climáticos y reportaron sus datos ambientales a través de CDP (Carbon Disclosure Project) aumentó nueve veces y 37% de ellas están incrementando sus iniciativas, mientras que solo el 16% la está reduciendo", explican y detallan que las empresas están integrando la sostenibilidad en su estrategia de negocio, anticipando que para 2030, más de un tercio de sus ingresos provendrán de la transición climática. Para lograrlo, destinan una mayor parte de sus inversiones y gastos operativos a iniciativas de mitigación y adaptación climática, rediseñando sus productos para satisfacer la demanda de bienes más sostenibles.




