Una vez por década el mundo de la computación se descubre en la cima de una revolución. Ya se trate de la comercialización de Internet en los años ‘90 o del nacimiento de la computación móvil en la nube en el primer decenio de este siglo, una creencia colectiva se consolida en torno al potencial transformador de un nuevo paradigma tecnológico.

Para muchos en la industria tecnológica, 2023 pasará a la historia como el año en que la IA generativa cambió todo. La capacidad de las computadoras de generar automáticamente texto o imágenes con la aparente facilidad de un ser humano captó por primera vez la atención generalizada con el lanzamiento del ChatGPT de OpenAI a fines de 2022.

Habría que remontarse al debut del iPhone para encontrar un producto que estimulara esperanzas tan potentes sobre una nueva era tecnológica. A fines de aquel año se había lanzado una carrera en el sector para llevar la AI generativa de los laboratorios a la vida cotidiana, incorporándola a productos y servicios digitales de uso extendido.

Para el presidente ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, conocer el ChatGPT fue algo comparable a la ocasión, treinta años atrás, en que vio por primera vez un navegador de Internet. Cuando tuvo que definir el momento ante FT a comienzos de 2023 afirmó: "Me di cuenta de que empezaba un día diferente".

También el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, quedó atrapado en la ola optimista y llegó a declarar que la inteligencia artificial habría de ser más importante que el fuego o la electricidad.

Erik Brynjolfsson, profesor de la Universidad de Stanford que ha estudiado la adopción de otras tecnologías de importancia histórica, prevé que el impacto de la IA generativa sobre las prácticas laborales podría desatar un auge de la productividad en la economía mundial.

Pero a pesar de que se ha intensificado el entusiasmo en torno a la tecnología, de todos modos, han surgido dudas sobre su utilidad práctica.

Los vastos modelos de lenguaje que forman los cimientos de la IA generativa tienen que ver con probabilidades, no con la lógica firme de los sistemas informáticos tradicionales. A veces son capaces de alcanzar un arte que asombra, ya sea al escribir códigos informáticos o poesía. Pero también tienen una tendencia alarmante a ofrecer información inexacta o a "alucinar" generando respuestas que suenan plausibles pero tienen poca relación con la realidad.

Que la IA generativa vaya a ser tan revolucionaria como pregonan sus promotores, o simplemente se reduzca a un añadido útil al arsenal de IT con aplicaciones limitadas, debería empezar a quedar claro en 2024. La tecnología ha sido el catalizador de una potente suba en las acciones tecnológicas, lo que ayudó a convertir a un pequeño grupo de empresas en las estrellas indiscutidas de Wall Street. Eso podría ser efímero sin el fuerte impulso que produciría la adopción de la IA generativa.

Luego de un año en el que fue obligatorio que todas las empresas tecnológicas salieran con su propia estrategia de AI, se acerca velozmente el momento en que Wall Street empezará a demandar ingresos y ganancias reales.

"El de 2024 será el año en que veremos quién sólo juega con la carta de la AI, frente a los que tienen un modelo de negocios real", opinó Jim Tierney, inversor en AllianceBernstein.

¿Boom o auge menor?

Aunque las esperanzas en torno a la IA han sido un causa importante del cambio de ánimo en Wall Street, no fueron el motivo más directo del rebote accionario de 2023.

La caída en las tasas de interés y la continuidad de las ganancias de las grandes tecnológicas, junto con revisiones de ganancias a la suba, fueron los factores principales que impulsaron los papeles, acota Tierney. Al reforzarse las esperanzas de un aterrizaje suave en la economía norteamericana y cobrar nueva popularidad las inversiones de crecimiento, las tecnológicas llevaron al alza al mercado en general.

El cambio ha sido drástico en las propias tecnológicas. Tras haber perdido en conjunto el 40% de su valor en 2022, unos US$ 3,7 billones, las cinco grandes tecnológicas de EE.UU. -Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon y Meta- recuperaron otros US$ 3,9 billones.

El fervor con la IA apuntaló ese rebote, a la vez que tuvo un impacto más directo en una compañía que está en el centro de este auge. El valor de mercado de Nvidia, que tiene la ventaja en la producción de los microcircuitos necesarios para entrenar a los modelos más recientes de IA, experimentó un salto de US$ 800.000 millones, y fue la ganancia porcentual más abultada entre las tecnológicas durante un año excepcional.

Las ventas de Nvidia reflejan un rasgo común de las nuevas olas tecnológicas. Las inversiones se dirigen a la infraestructura necesaria para sostener las aplicaciones impulsadas por IA, incluso antes de que se determine cuáles serán esas aplicaciones, ni si podrán producir suficientes ganancias para justificar la inversión.

El mundo tecnológico se esfuerza por entender la magnitud del auge en marcha. Lisa Su, directora ejecutiva de AMD, el rival de Nvidia en la producción de microcircuitos, anticipó en diciembre que las ventas de chips de IA a centros de datos, llegaría a US$ 400.000 millones en 2027 -un aumento significativo desde la predicción de US$ 150.000 millones que había hecho menos de cuatro meses antes-, cifra equivalente a la de todo el mercado mundial de semiconductores en 2019.

Cálculos de ese tipo son la clase de tanteos en la oscuridad que suelen hacer las personas cuando despega una tecnología nueva, ilustra Tierney. "La euforia por el potencial (de la AI) es tan alta como en el principio", agrega.

En 2023, las inversiones privadas en nuevas compañías de IA también repuntaron marcadamente, aunque el volumen no se compara al de auges previos. Según datos de PitchBook, unos US$ 27.000 millones ingresaron en compañías privadas de IA como en OpenAI, que están creando modelos de lenguaje que sostienen la IA generativa.

Bill Janeway, veterano inversor tecnológico y ex director de Warburg Pincus, dice que la ola de inversiones en IA generativa es un "auge menor" y "no gran cosa en cuanto a financiamiento".

Por lo pronto, agrega, la falta de una gran burbuja de inversiones podría contener el desarrollo de la tecnología, lo que limitaría la cantidad de "pruebas y errores" que ocurren cuando se vuelca capital con más libertad.

Arranque lento

Después de un año en el que muchas compañías fijaron los cimientos del uso más generalizado de la IA, ahora los inversores empiezan a observar el 2024 y aceptar que lo más probable será una adopción lenta de la tecnología, al menos en el corto plazo.

Las expectativas se vieron moderadas por las previsiones cautas de algunas de las tecnológicas que se presumirán al frente de la nueva ola de IA generativa. La compañía de software Adobe, cuyas acciones habían saltado casi un 90% desde comienzos del año pasado, fue la última en decepcionar, con previsiones de ingresos para 2024 que no se ajustaron a las esperanzas de Wall Street.

Microsoft, que se movió más rápido que los demás para incorporar la IA en sus programas, también se ha esforzado por rebajar las expectativas, y aclaró que el repunte en las ventas de la nueva función "Copilot" en sus programas difícilmente ocurrirá antes de la segunda mitad del año.

Una razón para ser cautelosos es el tema persistente de que los vastos modelos de lenguaje producen resultados inexactos, lo que socava su valor en muchas estructuras de negocios. "Es un problema grande y muchas personas trabajan en él al mismo tiempo" para proponer soluciones, indicó Schwartz.

Él y otros mencionan dos métodos en particular que dan esperanzas: asegurarse de que el trabajo con la IA generativa tengan siempre un "humano al tanto" para detectar errores, y vincular los modelos de lenguaje a bases de datos reales de modo que cuando sea necesario puedan entregar respuestas verificables.

Otro punto que posiblemente frenará la adopción en 2024 de la IA generativa es la falta de preparación de parte de muchos posibles compradores. Expertos como Janeway afirman que una gran porción del valor que la IA podría aportar a las compañías, deriva del entrenamiento de los modelos con datos propios.

Pero según Julie Sweet, directora ejecutiva de Accenture, muchas firmas que confían en utilizar la IA generativa carecen del conocimiento técnico. "No tiene capacidades maduras de datos, y si no pueden usar sus propios datos, entonces no podrán usar la IA", comentó a fines de 2023 en una entrevista con Financial Times.

Los costos probablemente también demoren la adopción de la tecnología. En una de las exhibiciones más firmes de confianza en el valor de la IA generativa, Microsoft colocó un precio de US$ 30 mensuales al uso de la tecnología en el paquete de programas Office, una decisión que casi duplica el costo del software para algunos clientes.

La compañía sostiene que el precio refleja el enorme incremento en la productividad laboral que deriva del programa. Pero algunos analistas advierten que la suba en el precio hará que los clientes limiten la tecnología a grupos reducidos de empleados, al menos hasta que tengan pruebas claras de su valor.

Cuestiones similares implican que, al menos en lo inmediato, el salto que sentirán los ingresos y las ganancias empresarias gracias a productos y servicios de IA quedará algo amortiguado.

El gasto en IA generativa en 2024 rondará poco más de US$ 20.000 millones, o 0,5% del gasto total mundial en IT, apunta John-David Lovelock, analista jefe de la firma de investigaciones en IT Gartner. En comparación, agrega, los clientes de IT gastarán cinco veces más en seguridad.

En diciembre pasado, Sweet declaró a inversores de Accenture que el gasto en tecnología de sus clientes está aumentando, aunque "no sube a la misma velocidad que hace un par de años", y que buena parte del gasto en IA indica que los clientes "cambiaron las prioridades" de gastos ya existentes.

Buscar demanda

Pero estos indicios de que la adopción de la IA generativa podría ser más lenta no hicieron nada por moderar el entusiasmo en el sector tecnológico. Muchos afirman que su utilización se generalizará más rápido que otras tecnologías nuevas importantes. Sweet señala que muchas compañías adoptarán la IA con más rapidez que la computación en la nube.

Comparada con otras tecnologías en sus días iniciales, como Internet, la IA también se beneficia de la existencia de sistemas de computación y comunicaciones, explica Brynjolfsson.

"Esta vez las cosas se darán más rápido porque hay una infraestructura en pie", observa.

Las previsiones macro pintan un relato positivo. Analistas de Goldman Sachs calculan que luego de un comienzo lento, con inversiones en IA, oscilando en torno a menos de medio punto porcentual del PBI, el gasto saltará en la parte final de este decenio hasta llegar al 2,5 por ciento del PBI en 2032.

Otra cuestión es precisar cómo y cuándo eso se traducirá en demanda de productos y servicios reales, y cuales compañías serán las más beneficiadas por esto.

Para los consumidores no hay una "aplicación matadora y altamente monetizada" que podría convertir a la IA en una gran productora de dinero, advierte Oren Eltzioni, ex director del Instituto Allen de AI, una organización de investigación y producción sin fines de lucro. Lo cual se compara con la primera Internet, cuando era un servicio mayormente gratuito y con poca publicidad online, aunque Etzioni anticipa que pronto surgirán formas de ganar dinero, tal como también sucedió con Internet luego.

Mientras tanto, muchos inversores prevén que la mayor oportunidad llegará de las empresas que usen la tecnología. "Parece que la IA se monetizará en las empresas", afirma Kevin Walkush, gerente de carteras en Jensen Investment Management. Eso la convertirá en una extensión de la ola de computación en la nube que llevó a muchas compañías a invertir fuertemente en el traspaso allí de su IT.

Las propias compañías tecnológicas podrían ser las primeras en registrar ganancias significativas del uso de la tecnología, con lo que reducirían contrataciones a medida que adopten IA generativa en sus propios negocios.

Arvind Krishna, director ejecutivo de IBM, afirmó a comienzos del 2023 que su compañía iba a "detener" la contratación de personal de oficina en previsión de los muchos empleos que podrían ser reemplazados por la IA generativa.

Tanto Amazon como Microsoft, agrega Tierney, tienen intenciones de usar la IA generativa para lograr que sus fuerzas laborales sean más productivas, lo que podría poner fin a años de rápido crecimiento en la contratación de personal, que a su vez limitó la expansión de los márgenes de ganancia. "El nuevo lema (de las tecnológicas) es hacer más con menos. Desde la perspectiva de un inversor, sería algo plenamente bienvenido", acotó.

Muchos trabajadores harán pronto el primer tanteo con una tecnología que puede ayudarlos a redactar informes, analizar datos empresarios y hacer resúmenes de reuniones.

Uno de los descubrimientos más asombrosos en las pruebas iniciales de Microsoft con la IA generativa ha sido hasta dónde la tecnología se "viralizó" entre los empleados, opina Jared Spataro, vicepresidente en la empresa. La gente adopta rápidamente la tecnología cuando ve que otros a su alrededor también la usan, y una vez que la probaron no quieren abandonarla, explica.

El costo elevado y la incertidumbre acerca de la mejor manera de integrar la tecnología a la actividad cotidiana implica que la revolución de la IA generativa no ocurrirá pronto. Pero 2024 podría ser el año en que empiece a cobrar forma una nueva manera de trabajar.