La tecnología puede ayudar a garantizar agua segura

Investigaciones, robots microscópicos, contenedores y filtros son algunas de las innovaciones que están ayudando a resolver una conocida problemática.

La escasez, sumada a la contaminación del agua potable, es un fenómeno que va en aumento en el mundo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, 3 de cada 10 personas en el planeta no tienen acceso a la misma, y 6 de cada 10 carecen de un saneamiento seguro.

Alejandro Sturniolo, director de la Asociación Internacional de Desalación y Reúso del Agua (ALADYR) y VP de la Asociación Internacional de Desalinización (IDA) es categórico: "tanto en Argentina como en el mundo, el agua dulce de fuente natural dejó de ser potable hace años, ya que nada impide a las empresas seguir envenenando los ríos, lagos y océanos con componentes no legislados o, lo que hoy se conoce como contaminantes emergentes, que son sustancias químicas que hasta hace poco tiempo no se consideraban perjudiciales".

Preservar este recurso es clave, por eso, cada año crece la cantidad de investigaciones y tecnologías dirigidas a su tratamiento y preservación. Una solución innovadora llega de la mano de IBM. Sus investigadores están construyendo robots microscópicos, autónomos que pueden colocarse en cuerpos de agua para monitorear el plancton in situ, identificar diferentes especies y rastrear su movimiento en 3D. El plancton es considerado un sensor natural y biológico de la salud acuática porque su comportamiento se altera incluso con pequeños cambios en la calidad del agua. Los descubrimientos se pueden usar para comprender mejor su respuesta ante cambios en el entorno, desde temperatura a derrames de petróleo.

Otro interesante de investigación es el realizado por el ITBA sobre la eliminación del glifosato en el agua, que fue reconocido como una de los 15 mejores trabajos científicos por el organismo inglés, Environmental Science Journals de la Royal Society of Chemistry. La investigación tuvo como objetivo estudiar y desarrollar tecnologías innovadoras en pos de la química verde (uso eficiente de los recursos, minimización del impacto ambiental, maximización de la viabilidad económica y aseguramiento de deberes sociales). El estudio dio lugar a un tratamiento a escala laboratorio que, empleando peróxido de hidrógeno, especies de hierro y radiación solar, logró reducir drásticamente los niveles de glifosato en el agua, y de su principal producto de degradación, el AMPA, en seis horas de operación.

Por otra parte, la escasez hídrica que afecta a varias comunidades vulnerables de la Argentina, impulsó a la empresa social Proyecto Agua Segura a crear un purificador de agua cuya tecnología Lifestraw es capaz de filtrar virus, bacterias y parásitos, causante de enfermedades como la diarrea, fiebre tifoidea o cólera. En su versión Community, este método de filtración por fibra hueca de gran volumen y capacidad de almacenamiento es distribuido actualmente en escuelas, comedores y centros comunitarios de zonas sin acceso a este recurso. "También contamos con un modelo de uso doméstico, el Family apto para casas de familia. Ambas variantes cumplen con los estándares de la categoría "alta protección" de la OMS", explica su director Ejecutivo Manuel Sauri.

Otro químico muy tóxico que cada vez más tiene presencia en las aguas argentinas es el arsénico, que de ingerirse puede causar enfermedades cardiovasculares, dermatológicas, neurológicas y diversas formas de cáncer. Para su remoción, Fluence, compañía que brinda soluciones para el tratamiento de aguas, efluentes y reúso con sede en Mar del Plata, desarrolló la unidad Nirobox, un contenedor transportable y adaptable al tamaño del lugar que garantiza la disponibilidad de agua segura en zonas vulnerables. "A través del tratamiento de aguas mediante estas unidades evitamos la propagación de enfermedades y problemáticas que surgen a partir de la contaminación, a la vez que hacemos renovable este recurso escaso", enfatiza Manuel Garcia de la Mata, gerente General para Sudamérica de Fluence.

En las ciudades, en tanto, uno de los mayores problemas en el agua de red es la cantidad de cloro que posee, compuesto altamente oxidante. Para contrarrestarlo,  Dvigi lanzó una línea hogareña de filtros de agua que trabajan con carbón activado granular de origen vegetal, resinas de intercambio iónico y mallas de polipropileno. "Estamos por lanzar un producto capaz de retener también el arsénico, ya que nuestro principal objetivo es llevar conciencia a las personas sobre el tipo de agua que están tomando", revela Gisella Djenderedjian, gerente General de Dvigi, empresa B certificada.

En esta línea, la empresa Agua Pureza, también innova en la aplicación de técnicas destinadas al tratamiento del agua. "Somos la segunda empresa del país con mayor número de registros en ANMAT para sistemas de acondicionamiento de este recurso. Dentro de lo que es agua de red domiciliaria nuestro purificador además de tratar arsénico y cloro, reduce olores y sabores y normaliza el pH y los niveles de sílice en el agua", concluye Juan Martelli, general Manager de General Water Company.

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