Después de 40 años decidió vender su empresa y volver a empezar: hoy sus carteras son furor en Europa
Claudia Epszteyn tiene una larga trayectoria en la industria de la marroquinería y ahora trae a la mesa una propuesta innovadora que triunfa en el mundo. "Yo no esperaba construir más nada en Argentina, pero el país me convocó de nuevo", admite.
Tras 40 años de carrera en el mundo de la marroquinería de lujo, Claudia Epszteyn decidió vender su marca -Carla Danelli- en 2006 y tomar un descanso. Sin embargo, su mente emprendedora no la dejó en paz por mucho tiempo, y pronto empezó a soñar con un producto nuevo: cuero de color fluorescente.
Epszteyn aprendió el oficio de su padre, Marcos Epszteyn, un pionero del sector que había desarrollado sus propias técnicas y había montado la empresa en la que su hija se sumó como operaria a los 19 años. "Él se resistió a mi ingreso, pensando que la juventud lo iba a arruinar. Yo hoy lo veo como algo sustancial para la supervivencia de una empresa: si no tuviera millennials cerca, fracasaría con todo éxito", dice sentada en su oficina de la fábrica donde hoy funciona Sentèz, el proyecto que nació en 2019 a partir de nuevos experimentos con el cuero.
Desde chica, Epszteyn tuvo la visión de salir al mundo. Lo hizo primero con Carla Danelli, y tuvo como primer cliente, nada más y nada menos, que al Corte Inglés, en España. "No existía ni la carrera de diseño ni la palabra emprendedor. Yo era emprendedora y diseñadora sin saberlo. Ese fue mi primer viaje al exterior y de ahí no paré", recuerda quien supo producir para grandes tiendas del mundo, desde Francia a Japón.
Para su nuevo proyecto, Madrid volvió a tocar la puerta. Desde el viejo continente vieron las carteras color "fosforito", como le dicen en esas tierras, y la convocaron. Así que Epszteyn hizo las valijas y se movió con proyecto y todo. Esta vez fue una apuesta grande: invirtió US$ 1,5 millón de fondos propios y registró la sociedad en España, junto con un local en la zona de Chueca.
Pronto llegó su gran validación: la prestigiosa feria creativa de Tranoï en París la invitó a participar. "Cerré muy buenos negocios en esa feria. Incluso un trato con una consultora de moda que nos seleccionó para llevar Sentèz al mercado de lujo chino", explica.
Después llegó la feria de Milán: "Veían que éramos diferentes: primero, nuestros bolsos eran como mínimo 30 por ciento más livianos que cualquier bolso de cuero trabajado en Europa. Luego, el color, y, tercero, el diseño. Había una mezcla de lo argentino con lo europeo que hizo que nos fuera muy bien", agrega Epszteyn.
En cifras
Fundación: 2019
Inversión inicial: US$ 1,5 millón
Facturación 2023 (p): US$ 2,5 millones
Empleados: 35
Eran los inicios de la empresa cuando la cuarentena la dejó varada en Buenos Aires, sin poder volver a Madrid a continuar con el negocio. Todo cambió de un día para el otro. El foco pasó a ser Argentina y la emprendedora tuvo que proyectar con unas nuevas reglas de juego: "El mundo del lujo en la Argentina había quedado despoblado, y me empezaron a llegar pedidos por Instagram. No tenía stock para vender, porque había montado todo en España, así que convoqué a la gente que había trabajado toda la vida conmigo. Y empezamos a crecer. No había plan, pero me sorprendió. No me asustan las sorpresas. Yo no esperaba construir más nada en Argentina, pero el país me convocó de nuevo", agrega la emprendedora.
Y a la vez que cerraron el local español, se abrieron las puertas de uno en Buenos Aires. Esta vez en el Patio Bullrich: "Fue una apuesta, porque es un shopping con un público muy conservador y exigente y muy clásico. Y yo venía con algo muy joven y distinto. Luego abrimos un segundo local en La Plata, en el Pasaje Rodrigo", dice Epszteyn.
Ahora, la fundadora está enfocada en retomar la internacionalización de la marca. Por el momento, la empresa sigue funcionando en España a través de su tienda digital, con la que también atiende otros mercados. Estados Unidos es el principal.
"Pasaron muchísimas cosas en un año y medio. Tengo 17 proveedores de los que dependo y sé las dificultades que ellos tienen. Hacer lujo en este contexto es como un contrasentido. Pero yo no puedo evitarlo. Tuvimos momentos difíciles, como la falta de insumos, pero la gente me acompañó", concluye la emprendedora a cargo de la empresa que vende 1000 carteras al mes.
Esta nota se publicó originalmente en el número 355 de revista Apertura.
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