Perdió su trabajo en una multinacional y ahora hace garrapiñadas en Villa La Angostura: factura $ 12 M

El Bocado nació en 2019. Elabora garrapiñadas de distintos frutos secos y las vende online a todo el país.

En los últimos años, la vida de Facundo Milanessi tuvo dos grandes vuelcos. El primero, en 2014, cuando quebró la consultora especializada en implementación de Normas ISO en la que trabajaba. Ahí tomó la primera decisión que cambiaría su vida. Se mudó a Villa La Angostura y comenzó a trabajar en una heladería.

Un año y medio después, por la necesidad de mayores ingresos, dejó de lado el proyecto gastronómico y volvió a un mundo que le resultaba más conocido. Comenzó a trabajar en la casa de cambios de la villa y, a la par, había empezado a dar clases de economía en el colegio.

A fines de 2019 llegó el segundo gran cambio, cuando decidió volver al rubro gastronómico, esta vez con un proyecto propio en el que invirtió menos de US$ 3000. Ese fue el nacimiento de El Bocado, una marca de garrapiñadas gourmet, que va más allá del tradicional maní. Poco tiempo después se sumaría al proyecto su compañero de trabajo en la casa de cambios, Leonardo Calcaterra, que ya había tenido un paso por Procesos del restaurante Kansas.

"Soy licenciado en Comercio Internacional, pero, además, estudié cocina. Por eso me acerqué a la sala de elaboración comunitaria que tiene el pueblo, donde se pueden hacer confituras y conservas. Y, ahí nomás, empecé a preparar garrapiñadas de maní, de almendras y de nueces", cuenta Milanessi y agrega que con ayuda de la municipalidad, obtuvo todas las habilitaciones bromatológicas necesarias.

En el medio, sumaron una nueva confitura surgida a pedido de los clientes: garrapiñada de pistacho. Hoy ese es uno de los productos más vendidos, pese a que es el más caro de todos.

Con el crecimiento, notaron que la sala comunitaria ya empezaba a quedarles chica. Por eso empezaron a buscar un nuevo lugar donde ubicar su planta de producción. Lo encontraron en una vieja escribanía abandonada, que tras dos meses y medio de obra, ya elabora entre 400 y 500 paquetes de garrapiñada por día.

Uno de los principales problemas con los que lidian en la actualidad es el manejo del stock. El producto tiene vencimiento en seis a nueve meses, pero en la práctica, lo que se elabora se vende en menos de 72 horas.

"Es increíble lo que está pasando. Estamos corriendo de atrás a la demanda. Y eso antes del período de fiestas, que incrementó aún más el número de pedidos", señala.

Por el momento, la marca no tiene puntos de expendio fijo. Sus productos se pueden comprar en Villa La Angostura o en forma online en el resto del país. Un acuerdo con una pequeña empresa de logística que tienen sus hermanos les permite hacer envíos dentro de las 24 horas para los clientes de la ciudad de Buenos Aires y también alrededores.

Mientras tanto, Milanessi ya empezó a pensar cómo expandirse. En poco tiempo más tiene planeado lanzar cuatro snacks salados: almendras con merkén, nueces con jengibre, maní con mostaza y miel y girasol con ajo y romero. En el futuro, añade, le gustaría explorar el mundo de las leches vegetales.

"Nuestro objetivo para este año es llegar a facturar $ 1 millón al mes. Por ahí no parece tanto, pero estamos hablando de garrapiñadas. Hay que vender esa cantidad", cierra.

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