Informe especial

Se cayó la inversión en energías renovables y las respuestas están soplando en el viento

Varado entre la falta de financiamiento y la necesidad de liberar la capacidad de transporte que ocupan los proyectos caídos, el sector busca cómo salir de la sombra en la que está a mediano plazo. Por qué el crash local contrasta con el boom global

A inicios de esta semana, El Cronista Comercial publicó el dato. "Hay 1500 Mw 'varados' de energías renovables que frenan nuevos proyectos". La nota, con la que el diario abrió su sección Negocios en su edición impresa del martes, explicó que, en el país, se contaban, por lo menos, 14 proyectos ya adjudicados en las rondas RenovAr, con grados de avance inferiores al 30%, que no tienen las condiciones para seguir adelante. El principal motivo, la falta de financiamiento.

Un par de días después, se difundió un ránking global. Elaborado por la consultora IHS Markit, clasificó a los 10 países más atractivos para para la inversión en este sector: los Estados Unidos, Alemania, China, Francia, España, la India, Australia, Japón, los Países Bajos y... Brasil. ¿La Argentina? No figura. No es el único listado en el que se cae del mapa. En 2019, el país era el 11º del mundo en inversiones del sector, para el Renewable Energy Country Attractiveness Index (Recai), que la consultora internacional EY elabora desde 2003. Entre noviembre de ese año y mayo de 2020 -el listado tiene dos ediciones al año-, la Argentina cayó al casillero número 18. "El cambio de ciclo político hizo que su agenda de renovables sufra, con proyectos en el pipeline que quedaron en el limbo, debido a la incertidumbre", explicó entonces la Big Four.

Para noviembre último, había retrocedido otro lugar, al puesto 19. Quedó relegada por Marruecos (avanzó cinco posiciones, a la 18ª) e Italia (dos, a la 17ª). En los próximos días, EY difundirá el ránking correspondiente al actual semestre. Es esperable que la Argentina vuelva a caer.

Boom global y crash local

"La industria energética está viviendo un boom de renovables a nivel global. Este boom está, básicamente, traccionado por todo lo que es el cambio climático y cómo las distintas empresas, tanto consumidoras como productoras de energía, se están adaptando a eso", contextualiza Ezequiel Mirazón, socio de PwC Argentina, líder de la práctica de Energía, Minería y Utilities.

Un reflejo de esto, agrega, es la cantidad de empresas del sector que abren sus capitales a bolsa, principalmente, en Europa. En abril, trascendió que Tata Power, unidad de energías renovables del gigante indio Tata Group, haría una oferta pública inicial de acciones (IPO, por su sigla en inglés) que podría recaudar u$s 473 millones. En Turquía, hay cinco empresas que podrían salir a bolsa. También hay planes similares en Portugal.

Por su parte, la alemana Blue Elephant Energy, operadora de parques solares y eólicos en Europa, apunta a recaudar 150 millones de euros a más tardar en julio, lo que la valuaría en, por lo menos, u$s 1200 millones. En tanto, Three Gorges Renewables Group protagonizaría el mayor IPO de China durante este año. Planea vender 8570 acciones en Shanghái. El año pasado, había anunciado que buscaba levantar 25.000 millones de yuanes (u$s 3850 millones) en su salida a bolsa. Superaría la colocación que, también en Shanghái, hizo Tianneng Battery, que levantó el equivalente a u$s 697 millones en enero.

Three Gorges Renewables opera parques solares, eólicos y generadoras hidroeléctricas pequeñas, activos que están valuados en 140.000 millones de yuanes (u$s 21.700 millones). Es filial de Three Gorges, la empresa de energía hidroeléctrica más grande del mundo, además de la mayor compañía de energías limpias de China.

"Hay muchos inversores que tienen apetito por este tipo de inversiones", retoma Mirazón. Ese apetito, incluso, se extiende a players de energías convencionales, en cuyos directorios hay cada vez más presencia -y presión- de este perfil de accionistas. De hecho, Bernard Looney y Ben van Beurden, respectivos CEOs de BP y Shell, ya hicieron públicas sus estrategias para transitar ese camino de cornisa, que para estos gigantes, significa la transición entre las energías convencionales, vitales generadoras de efectivo, y las nuevas, cuyos desarrollos demandan ingentes inversiones.

"Por lo tanto, el contexto global para la industria de renovables es muy positivo", subraya Mirazón. "Sin embargo, la situación en nuestro país es distinta", contrasta.

El analista define al momento actual de las renovables en la Argentina como una situación de transición. "Se da, básicamente, porque, con el Gobierno anterior, hubo un impulso muy significativo. Y, en todas las rondas de licitación, hubo muchos inversores, tanto locales como internacionales, interesados en invertir", describe.

"Sin embargo, dados el contexto macro argentino y la inestabilidad jurídica, y de incertidumbre que está viviendo el país, hoy no existe apetito de inversores para la industria de renovables", afirma.

"Por lo tanto, muchos de los proyectos de inversión que se habían planeado, hoy, están parados. Y los pocos que siguen avanzando son, básicamente, impulsados por grupos locales", completa.

"El 90% de estas iniciativas están apalancadas por financiamiento externo: bancos internacionales, organismos multilaterales, becas...", describió Héctor Ruiz Moreno, gerente general de la Cámara Eólica Argentina (CEA), en la nota que El Cronista publicó este martes. La CEA nuclea a 20 empresas de la cadena de valor eólica, incluyendo a los generadores. Representa al 70% del sector.

Ruiz Moreno explicó que los proyectos que avanzaron fueron aquellos que ya estaban al 50%. En el cambio de condiciones, añadió, hubo más que sólo la pandemia y el deterioro macroeconómico del país. También, ocurrieron episodios que afectaron la viabilidad de los contratos.

Uno de los más relevantes, las restricciones cambiarias, que, en el último trimestre del año pasado, se extendieron a los pagos corporativos al exterior y forzaron a las empresas argentinas a refinanciar el 60% de sus deudas financieras con acreedores externos.

El torniquete de dólares también afectó los pagos de insumos y equipos. Pese a que el "compre argentino" fue una de las condiciones incluidas en las licitaciones -por ejemplo, la exigencia saltó del 11% al 37% entre las rondas 1 y 2 de RenovAr-, hay piezas y tecnología crítica imposibles de localizar -mucho menos, a corto plazo- y sólo se consiguen en el exterior. En un momento, además, en el que la proliferación de proyectos por el mundo dispara la demanda y, como prescriben las leyes económicas, el precio y el pago mandan.

Eso, en cuanto a las restricciones derivadas de los problemas estructurales de la economía local. Después, hay cambios de condiciones propias de las inexplicables costumbres argentinas. Puerto Madryn creó un "impuesto al viento", por el que pretende cobrar el 4,5% de la facturación de las empresas que producen energía eólica en su territorio. El gravamen se aprobó en enero de 2020. Un mes antes, los parques eólicos que habían iniciado su etapa de construcción -y, en algunos casos, incluso la de operación comercial- pasaron a quedar comprendidos en el territorio de Puerto Madryn, a raíz de la extensión del ejido municipal. La intendencia incluyó el impuesto en su presupuesto e intentó iniciar su cobrarlo desde enero. Afecta, por ejemplo, al parque eólico más grande del país: el Parque Eólico Madryn, operado por Genneia, con una potencia total de 223,3 megawatts (Mw). Este año, además, ingresaron en operación otros dos parques en la zona: Chubut Norte III y IV, proyectos conjuntos entre Genneia y Pan American Energy (PAE), que tienen una potencia combinada total de 140 Mw. Actualmente, también en esos lares, está en construcción el Chubut Norte II, de 26 Mw.

De momento, la CEA le da batalla en instancia administrativa, con reclamos ante la Secretaría de Energía de la Nación. Entiende que, al margen de violar las condiciones contractuales previas, el Municipio de Madryn no tiene competencia para hacer algo así. La de Gustavo Sastre -intendente de Madryn; mellizo de Ricardo, vicegobernador de Chubut y su antecesor en la jefatura comunal- no fue una inspiración aislada. En 2017, durante plena expansión de las renovables, el ex gobernador riojano, Luis Beder Herrera, por entonces, diputado nacional, promovió un "impuesto al sol", aplicable a las centrales fotovoltaicas que se construían en las provincias norteñas.

"Estas cosa perjudican enormemente. Es una señal pésima de que las condiciones pueden cambiar en el medio de la vida útil del proyecto", asegura el número uno de una de los principales operadores del sector. "Cuando uno invierte, lo hace en ciertas condiciones. Asume riesgos, por supuesto. Pero que cambien la matriz impositiva de un día para el otro es difícil de digerir", agrega.

En primera persona

Martín Genesio es CEO de AES Argentina. En el país, la estadounidense tiene 4000 Mw de capacidad instalada, entre hidroeléctricas, generadoras térmicas y parques eólicos. Está presente en Salta, Neuquén, la provincia de Buenos Aires y San Juan.

Recuerda que el desarrollo de renovables tuvo dos motores: los planes RenovAr y MatEr. A través del primero, el Estado ofreció contratos a 20 años, con precios en dólares, a pagar por Cammesa, la empresa mixta que administra el mercado mayorista eléctrico. Ahí, se aseguraron 2500 Mw de los 6000 que se incorporaron al sistema, precisa.

El resto fue al segundo programa, en el que el Gobierno licitó, también a través de Cammesa, lugares para que los generadores ingresaran en el sistema para proveer a clientes privados.

"Cuando nació el impulso a los renovables, el principal cuello de botella no estaba atado al financiamiento, sino a la restricción física: a la capacidad de conectar generación nueva a la grilla de transmisión existente", explica.

"Si hoy quisiera hacer un parque nuevo y tuviera financiamiento, no podría porque no habría capacidad para contratar", explica. Este espacio es el que ocupa esa poco más de una docena de proyectos adjudicados pero que ya se cayeron.

Por el encarecimiento del costo de capital, las empresas grandes, con más recursos financieros y contratos en firme con clientes privados, pudieron seguir adelante. En febrero de 2020, AES emitió un bono verde, por u$s 48,4 millones, por el que pudo sacar adelante con su proyecto Vientos Neuquinos, concluido en diciembre. "Hubo muchas empresas chicas que no contaron con esa posibilidad", describe.

Mientras algunas de estas compañías negocian con el Estado una condonación de multas para salir definitivamente del negocio, otras buscan una reducción de las sanciones y ampliación de plazos para poder continuar con sus proyectos.

Los grandes operadores están expectantes, sobre todo, a la primera opción. "Nos convendría que pase para que se le libere capacidad de transporte", apunta Genesio. AES -al igual que otros grandes players, como Central Puerto y Pampa Energía- continúan desarrollando proyectos greenfield, para tener todo listo cuando se abra lugar. Pero, todavía, quedaría una barrera por remover. "El costo de capital, hoy, es de alrededor de 20 puntos. Absolutamente inviable. Los proyectos son infinanciables. La Argentina tiene 1500 puntos básicos de riesgo país. Eso te deja afuera de todo", agrega. Recuerda que, cuando lanzó su primer parque, pagó una tasa del 9%. "Ya era cara", destaca.

"Las renovables tuvieron en el país un período de rápido crecimiento, lo que enriqueció considerablemente la matriz energética, con costos cada día más competitivos y eficientes. El potencial de la Argentina en este sector es muy grande y lo que se desarrolló es sólo una pequeña porción", observa Martín Mandarano, CEO de YPF Luz, joint venture entre YPF y GE que, actualmente, participa, junto a 30 empresas, en el Consorcio para el Desarrollo de Economía del Hidrógeno que lidera Y-Tec (la tecnológica de YPF).

Para Mandarano, liberar capacidad de transporte por los proyectos varados es el desafío fundamental. Identifica oportunidades en continuar con los mecanismos del Mater, para la contratación de energía renovable a través de contratos privados entre empresas. "La industria demostró en los últimos años que está dispuesta a firmar contratos de largo plazo con proyectos de energía renovable, más allá de lo que exige la ley", señala.

Este año, apunta, YPF Luz se concentrará en poner en operación sus proyectos en construcción y en la incorporación tecnológica para eficientizar los actuales. "Ya empezó a generar energía la central térmica Manantiales Behr, en Chubut, de 58 Mw de potencia instalada, que complementa la energía del parque eólico allí ubicado y mejora la disponibilidad local de energía en los yacimientos de YPF y en el nodo de Comodoro Rivadavia. Es el primer complejo híbrido de generación eléctrica de la compañía", destaca.

YPF Luz también concluirá la etapa II de Los Teros (parque eólico en Azul, Buenos Aires, que incorporará 52 Mw a los 123 Mw en operación) y el parque eólico Cañadón León (Santa Cruz, de 122 Mw). "Paralelamente, estamos analizando en profundidad algunos proyectos térmicos y renovables para avanzar en algunas iniciativas antes de fin de año", agrega Mandarano.

Entre tanto, para el sector -cuyo potencial es uno de los más altos del mundo, destacan todos en la industria-, el viento, todavía, no es lo suficientemente fuerte como para alejar las nubes de mediano plazo.

"La Argentina no logra clarificar las reglas de juego; tener una macroeconomía más sólida y creíble. Sin una seguridad jurídica más fuerte, el desarrollo de esta industria continuará por un período de transición y estará parado hasta tanto estas cosas se clarifiquen", diagnostica Mirazón, de PwC.

Para Genesio, de AES, son dos las cuestiones imperantes a resolver para captar inversiones: ampliar la capacidad de transporte y bajar el costo de capital. "El financiamiento es, sin dudas, muy importante. Pero hoy liberar capacidad de red es una necesidad", dice Mandarano, de YPF Luz.

"No veo al Gobierno priorizando esto. Está enfrascado en el tema de los subsidios y no mucho más", opina una fuente del sector. "La política energética está cooptada por la política fiscal", define. ¿En cuánto de ese desinterés incide que la onda verde haya sido una de las banderas de la política energética del gobierno anterior? "Alberto (Fernández) nunca vendrá a inaugurar un parque eólico. Lo entiendo pero no lo comparto. Lo que no entiendo, ni comparto, es no hacer nada hacia adelante", responde la fuente. Tal vez, haya una respuesta para eso. Y, como cantó Bob Dylan, quizás esté soplando en el viento... 

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