Palabra de CEO

Gancedo, de Bricksave: "La Argentina es excesivamente regulada; no se prioriza la propiedad privada"

Sofía Gancedo es cofundadora de la empresa de crowdfunding que ya lleva desembolsados u$s 11,6 millones en 100 propiedades, con inversores de todo el mundo. Con operaciones en los Estados Unidos, Europa y Asia, explica por qué se abstiene de invertir en los ladrillos locales

En 2016, Sofía Gancedo creó Bricksave, la primera compañía de crowdfunding de América latina. Pronto, se convirtió en una empresa internacional que, hoy, tiene base en el Reino Unido. En plena pandemia, facturó u$s 5 millones, lo que implicó un crecimiento interanual del 400%. Según sus proyecciones los números seguirán en ascenso durante este año

Se trata de un modelo sencillo. Quizás, esa es la clave del éxito. La empresa firma opciones de compra por departamentos ya construidos. Luego, los publica en su plataforma y, cuando reúne el monto necesario, adquiere la propiedad. "Nosotros no somos los propietarios de las unidades, lo que genera más confianza y hace que la operación sea sumamente creíble a la hora de buscar inversores", remarca Gancedo, en una conversación desde Nueva York con El Cronista Comercial.

¿Cómo surge Bricksave?

Estudié Administración de Empresas. Siempre, me gustó la tecnología. De hecho, hace 23 años que manejo de base de datos, algo poco común para la época. Trabajé con una encuestadora propia y fue ahí que empecé a evidenciar que había un agujero enorme en cuestiones de educación financiera. La gente entregaba su dinero en plazos fijos y no tenía mucha idea de qué pasaba. No era común que los particulares invirtieran en bolsa, algo que, con el tiempo, fue cambiando.

Empecé a trabajar con Eduardo Costantini, a conocer el negocio de real estate, un nicho conservador y seguro para el argentino porque es una forma de resguardar nuestros ahorros en dólares. Lo que sucede es que la gente ahorra en dólares y, cuando llega al total, comprs un departamento. Pero eso no pasa en el mundo. Por eso, sentí que el sistema de crowdfunding funcionaría con el inversor argentino. No inventé el sistema pero sí fui la primera en ponerlo en funcionamiento en América latina. Y, rápidamente, fue un éxito porque la gente cree en el ladrillo y en el dólar.

¿Cuál es el respaldo de la empresa?

Fue clave asociarnos con el grupo inversor Kinled Holding. Cuando arrancamos, hace cinco años, sentimos la necesidad de respaldarnos en un fondo de envergadura. Se trata de un grupo que trabaja con 80 compañías y ya hizo 10 initial public offerings (cuando una compañía sale a la bolsa). No solo nos da confianza a nosotros. También, a los inversores. Nuestra oficina central está en Londres y, si bien nos llevó mucho tiempo enseñar cómo funcionaba el negocio, los resultados fueron inmediatos.

¿Cuántas propiedades han financiado ya y cuánto llevan invertido?

Ya alcanzamos las 100 propiedades. Es una prueba de la confianza que las personas depositan en nosotros. Calculamos una inversión desde que comenzamos de u$s 11,6 millones, con un retorno de u$s 2 millones. Los inversores recibieron, en promedio, una rentabilidad en torno al 10% anual en dólares. El respaldo se explica por la automatización y transparencia de nuestros procesos, que incluyen atención personalizada y servicios llave en mano de profesionales con experiencia en firmas como JP Morgan y Citibank. Tenemos 6200 usuarios registrados, de 19 nacionalidades distintas, y una tasa de reinversión del 70 por ciento.

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¿La pandemia potenció el negocio?

Crecimos 400% en 2020 y, este año, seguimos en esa línea ascendente, aun en un contexto mundial muy complejo. Esto nos impulsa a seguir democratizando el real estate y ratificar que el crowdfunding inmobiliario es una herramienta de inversión segura, sencilla y transparente.

¿Cuál es el futuro del negocio? ¿Podrán superar los números tan alentadores del año pasado?

El próximo paso es la tokenización. Y no hay dudas de que vamos a superar los números de 2020, seguimos creciendo. Se va a poder comprar a través de tokens específicos, con criptomonedas. Son como pedacitos de título asociados a esa persona y a esa propiedad. Esto agiliza los procesos de compra: tiene menos costos, no hace falta pasar por los bancos y no depende de la regulación de ninguna institución porque opera en el blockchain. Funcionan como acciones, cuyo activo es la propiedad, y se venden y compran en un mercado desregulado.

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¿Hoy cuentan con inmuebles en la Argentina?

Empezamos con tres propiedades en el país. Pero ya no tenemos oferta local. En nuestros análisis, la rentabilidad que te ofrece no compensa con el riesgo que tiene la Argentina por su economía tan inestable. Es difícil explicarle a un inglés sobre los números de inflación y las medidas económicas que hay en el país. Nosotros somos una compañía conservadora. Hoy, contamos con propiedades en los Estados Unidos, Europa, estamos empezando a tener presencia en Asia. 

Con lo que sí contamos es con inversores argentinos, que, a pesar de los obstáculos que tienen, logran invertir en inmuebles en otras partes del mundo. Lo que más buscan son inversiones en los Estados Unidos y España. Este último, no tanto por la tasa de retorno, sino más bien por una cuestión de cariño con el país.

Con una visión global como la suya, ¿cómo ve al sector inmobiliario argentino?

Las medidas que se vienen tomando van en detrimento del mercado. Lo que se debería priorizar es a las personas que invierten su capital en comprar una propiedad y que esa persona puede establecer contratos de alquiler que sean beneficios para ambas partes. Uno, así, se siente tranquilo para alquilar su propiedad. Lo que está pasando ahora es que aquellas personas que tienen propiedades en la Argentina, con la inflación, es difícil establecer un sistema de hipotecas, las compran en efectivo con plata ganada. Las transacciones están dolarizadas, por lo cual, cambiar a un dólar es complicado. Eso no es así en el resto del mundo. La gente utiliza las hipotecas.

Si esa casa la quiere alquilar, tiene contratos que van contra los propietarios con periodos de tres años. El 100% de las personas argentinas con las que hablo está pensando en vender sus activos en el país. Pero no es tan fácil porque hay que asumir pérdidas para venderla. Las propiedades no ajustan los valores para abajo porque, para los propietarios, es reserva de valor. Todo esto se da por un mercado excesivamente regulado, donde no se prioriza a la propiedad privada, que es el dueño que, en general, es el ahorrista argentino, que lo primero que hace es comprar su propia casa. Los dueños no son los malos de la película.

¿Qué necesita el sector para poder revertir los números negativos que acumula año tras año?

La Argentina debería tener un gran potencial de crecimiento en el mundo por la capacidad humana que tiene, por su riquezas en sus tierras... Tiene muchas condiciones que envidian muchos países del mundo. Necesitamos que se armen estructuras más acordes a potenciar ese crecimiento y no ir achicando el tamaño de la torta, con políticas que no ayudan a nadie. De hecho, los que más pierden son justamente los más pobres. No veo que el mercado argentino vaya a mejorar si éstas son las direcciones de las políticas. Por ahora, no veo una regulación que muestre un cambio de estrategia. Se necesitan cambios estructuras y valentía para hacerlos. Pero es una gran oportunidad.

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