Palabra de CEO

Fabián De Sousa: "Resolver las deudas nos permitirá retomar en 60 días la administración de Oil"

Tras el avenimiento de la AFP, falta completar el consentimiento de los acreedores para levantar la quiebra. De un total de 329, hay 307 resueltos.

Para Fabián De Sousa, el empresario que acompañó a Cristóbal López en la construcción del Grupo Indalo, el 2021 puede ser un año bisagra, ya que los dos frentes que tiene abiertos en la Justicia (el juicio oral por defraudación al Estado y la quiebra de Oil, la compañía más grande del holding) podrían llegar a su fin. De ocurrir así, la industria petrolera recuperará un jugador que no quiere quedarse quieto. A continuación, el diálogo con El Cronista.

¿Qué implica para Oil la decisión de la AFIP, que prestó su avenimiento para resolver la deuda pendiente y evitar su liquidación? ¿Qué pasos van a dar?

Cuando dejamos de estar detenidos, a finales de 2019, empezamos a estudiar la situación y planteamos como un camino de resolución, tratar de levantar la quiebra que se había decretado sobre Oil. Ese camino tuvo distintas etapas. 

En febrero de 2020 le notificamos al juzgado que le pedíamos la suspensión de algunas acciones de ejecución de activos, porque estábamos trabajando en un proceso de avenimiento. Este proceso implicaba un acuerdo con la AFIP (a partir de una resolución de 2014 que establecía las condiciones para dar ese paso). Y empezamos una negociación con los 329 acreedores. En el medio, en mayo pasado empezó la discusión en torno a una moratoria que finalmente se amplió a toda la gama de contribuyentes y se incorporó también lo que establecía la resolución general del avenimiento. Mientras tanto, llevamos un proceso de negociación con los acreedores para lograr su avenimiento. Eso significa obtener el acompañamiento del acreedor o bien desinteresarlo con el pago del pasivo. 

Ya tenemos cerca de 307 acreedores que se han avenido, con los cuales hemos firmado los acuerdos correspondientes. De los restantes 22, estamos a la firma de 7 u 8 más, y los que nos están faltando son personas físicas que estaban en la quiebra, que han fallecido y no hemos encontrado el ámbito donde hicieron la sucesión, de tal manera de encontrar un administrador de la sucesión con quien poder negociar, o sociedades que han cerrado, han bajado la ventana y se han ido y no han hecho la liquidación o el proceso de quiebra, con lo cual encontrarlos ha sido imposible. Esto significa en volumen del stock de deuda que está verificada en Oil Combustibles el 0,03%, valor que vamos a tener que dejar caucionado o en ámbito de la Justicia por si algún día aparecen los beneficiarios de ese crédito.

¿Con ese porcentaje se puede levantar la quiebra?

Nos va a permitir, en el transcurso de los próximos 60 días, lograr el avenimiento y tomar el control de la administración de Oil Combustibles. Y eso nos va a permitir, de manera indirecta, tomar el control de un montón de compañías del grupo, de las cuales Oil Combustibles es el accionista mayoritario, como son las compañías de servicios petroleros, las compañías de medios, las de desarrollo inmobiliario, construcción. Son compañías que hoy, por debajo de Oil Combustibles, deben estar facturando entre $ 2200 y $ 2400 millones por mes.

¿La gestión de esas compañías hoy está en manos de síndicos?

No. Después de ser detenidos, en esas empresas se pusieron directorios independientes, propuestos por nosotros o por los anteriores síndicos de la quiebra de Oil Combustibles. Esos directorios siguieron conduciendo las empresas y respetaron los niveles gerenciales. Las personas que sabían conducirlas, continuaron en ellas. Eso permitió que las empresas sobrevivan y continuaran su actividad.

Frente al distress financiero que significó el proceso de persecución que vivimos entre 2016 y 2019, nuestra detención y la quiebra de Oil, gran parte de ellas se concursaron, y a la fecha, la gran mayoría ya han levantado sus concursos, lo cual les permite funcionar sin la supervisión de la sindicatura.

¿Y Oil en qué situación quedó?

En el caso de Oil, se fueron los gerentes principales que sabían manejar la empresa y el resultado de eso fue la quiebra. Hoy esa compañía, la que va a avenir, tiene como activos las participaciones de algunos activos petroleros que no están integrados para poder desarrollar una unidad de venta de combustibles (tiene la titularidad de inmuebles de estaciones de servicio). Y tiene, a mi entender, un fenomenal derecho a reclamar daños y perjuicios por varias acciones que le han producido la quiebra, por el accionar de la AFIP, y en segunda lugar por el desapoderamiento de activos petroleros a valor absolutamente vil con respecto al precio de mercado que tenían a finales de 2017. La oferta de compra que teníamos en ese momento, en agosto de ese año, estaba en torno a los u$s 385 millones. La liquidación en la quiebra se hizo con una base de u$s 42,5 y se terminó vendiendo en u$s 80 millones.

Ustedes hicieron una presentación ante la Comisión de Defensa de la Competencia para dejar sin efecto la liquidación de activos hecha como parte de la quiebra. ¿Creen que se pueden recuperar esos activos?

Sí. Pero esos activos en parte ya son irrecuperables. Una es una refinería que tiene 80 años, que está parada hace tres años, hacer el repaso tecnológico debe significar entre 200 y 300 millones de inversión. El puerto de San Lorenzo, abandonado en 2018, también requiere un monto significativo para ponerlo en marcha. La playa de tanques está en la misma condición. Sí hay otras alternativas que se pueden llevar adelante. Y las estamos analizando, junto con sus respectivos planes de negocios, si se lograse recuperar alguno de los activos que fueron malvendidos. Pero eso será otra discusión judicial, a las cuales nos han malacostumbrado desde 2016.

¿Cuál tiene más potencial de esos activos? ¿El puerto?

Al estar ubicado en el centro de la producción agropecuaria argentina, el puerto tiene un valor estratégico, si uno quisiese ser un prestador de servicios para los procesos de exportación de granos y de fertilizantes y otro tipo de productos aplicados al agro. Hay que hacer una inversión importante para transformarlo en un puerto multipropósito, no solo para que funcione para líquidos, sino también que tenga capacidad granaria.

¿Qué futuro tiene entonces la refinería?

Es una lástima, porque desde que la compramos le habíamos hecho inversiones permanentes, a efectos de ir optimizando su producción. Era una refinería que producía muchos pesados, mucho fuel oil. Los procesos que le hicimos nos permitían transformar y aumentar la capacidad de refinar más combustibles livianos. Todo eso nos permitió mejorarle el Ebidta, entre 2011 y 2014, casi un 14%. La planta parada es difícil de recuperar, salvo que podamos estructurar un financiamiento que nos permita ponerla de nuevo en marcha. Si la recuperamos, es el activo que más tiempo va a llevar reactivar, y por eso hay que analizarlo con mayor profundidad. Ese activo producía el 16% de los asfaltos que se usan en la Argentina y era una de las dos plantas que hacía asfalto modificado. Ahora que empezó el proceso de recuperación de la obra pública, hoy hay una puja para conseguir asfalto.

¿Cómo incide para todos estos planes el juicio penal que todavía enfrentan?

El juicio que mencionás es el juicio oral que se está desarrollando en el TOF 3, en el cual se nos acusó en 2016 por defraudación al Estado. Empezó como una nota en la que se nos acusaba de ser un agente de retención que no depositaba los impuestos, que habíamos evadido. Y terminó siendo que habíamos hecho cumplimiento oportuno, como cualquier contribuyente de la Argentina. La ley dice que vas y pagás contado al momento de la obligación, o si no tenés los recursos, entrás en un plan de pagos permanente que en forma periódica establece la administración fiscal. Y eso es lo que teníamos. 

Ese juicio empezó en junio de 2019. Todavía nosotros estábamos detenidos (NdR: se refiere a él y a Cristóbal López). Ya transcurrió toda la fase testimonial, asistieron casi 50 testigos. Hubo una sola pericia contable en todo el proceso penal, con lo cual después de esto vendrán los peritos, y después las acusaciones y los alegatos. Yo creo que en dos o tres meses deberíamos tener sentencia. Si me preguntas cuál es mi sensación, desde mi subjetividad, vemos que todo lo que fueron los requerimientos de elevación de la fiscalía, del juez de primera instancia y de la AFIP como querellante, cada uno de los testigos que fue pasando los han ido destruyendo, o no convalidando las cuestiones que se plantearon como presunción del delito. En mi visión, creo que vamos a tener un resultado favorable, una absolución. Y es probable que el tribunal tenga que fijarse cuál fue el accionar de algunos sectores de la AFIP, si se ajustó a la ley o a un plan maquiavélico de persecución.

La economía hoy no ayuda a las empresas privadas que buscan financiamiento para sus proyectos. ¿Cuál es tu visión?

La Argentina está atravesando una situación difícil. Primero porque la pandemia ha sido un cisne negro global y segundo porque el Gobierno que asumió a finales de 2019 encontró un país en condiciones críticas, endeudado, sin capacidad de generación de recursos para cumplir con sus obligaciones, con una economía absolutamente deprimida y un modelo económico que no había generado los resultados que se habían prometido. Había habido fuertes devaluaciones, alta tasa de inflación, crecimiento de la desocupación, reducción de la capacidad productiva. Todo eso, sumado a la pandemia, creo una coyuntura muy compleja.

La Argentina tiene una capacidad de recuperarse absoluta. Si nos ordenamos un poquito, creo que sin mucho esfuerzo en nuestra balanza de comercio exterior podemos incorporar u$s 50.000 millones. Si a eso le sumásemos un incentivo para que la producción primaria agropecuaria siga creciendo, el flujo de dólares que puede generar el país es más que interesante. Si a eso le sumamos la minería, la energía, el petróleo y el gas tanto convencional como no convencional, las oportunidades se multiplican. La posibilidad que tiene la Argentina de ser un gran proveedor de gas para la región sigue vigente. Si le sumamos algún tipo de protección a sectores que generen fuerte empleo y permitan sacar a la gente de la pobreza, creo que hay posibilidades de que en el mediano plazo de tener una posición absolutamente distinta.

Todo esto es factible en un marco de diálogo de la política y en un marco en donde el pragmatismo se equipare al dogmatismo. Esas son las discusiones que tenemos que dar. Y si eso pasa, apuesto a que la Argentina le va a ir muy bien.

¿Con la caja de las empresas que están en funcionamiento pueden activar los planes que tienen para Oil?

Con el acompañamiento de algunas compañías relacionadas, que no forman parte del Grupo Indalo pero que están vinculadas, hemos logrado hacer pie para desinteresar y lograr el avenimiento de casi 95% de los acreedores. Creo que con el flujo de caja de las compañías que hoy están operativas, saneadas y sin deuda (salvo la concursal, que se está cumpliendo), no nos va a alcanzar para poner en marcha el negocio de la refinería. Ahí la Argentina va a tener que volver a insertarse en el sistema financiero internacional, porque hoy el mercado financiero argentino no tiene esos recursos, no tiene espalda ni escala para acompañar a una compañía como Vista, como Pampa, Tecpetrol o la misma YPF, a financiar las inversiones que necesitan.

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