Rattazzi: "Un ajuste no viene porque uno tenga ganas de hacerlo"

Para el presidente de FCA Automobiles Argentina, el Gobierno deberá aplicar correcciones en la economía, sí o sí, durante el próximo semestre. "Está muy desordenada. La inflación será un problema muy grave", advierte.

Es martes a la tarde y Cristiano Rattazzi llega a su oficina, en Catalinas, después de una reunión en la UIA. "¿De las SIMI no se supo nada? Ahí decían que están liberando las de maquinaria, todo lo que es bienes de capital...", pregunta. SIMI son, en la jerga, las licencias de importación, variable de ajuste a la que recurrió el Gobierno en los últimos meses para administrar su escasez de divisas. Afuera, Alem está desértica, pacífica, doble efecto de pandemia y cercanía de víspera navideña. Contrasta con el vértigo que las empresas experimentan hasta, prácticamente, el último minuto de 2020.

"¿Cómo está cerrando el año?", repite la pregunta Rattazzi, presidente de FCA Automobiles Argentina. "De una manera no tan mala pero porque el mercado interno tiene mucha demanda y una oferta muy contingentada", dice; con la última palabra, pronunciada en italiano, quiso decir acotada. "Pero, cuando uno mira la exportación, se preocupa un poco. Tenemos los vicios de siempre en la Argentina: total falta de competitividad para exportar. Y esto es grave. Ya lo es, si uno se compara con Brasil; si lo hace con México, se quiere matar. El presente, para la industria automotriz, es bueno. Pero, a futuro...", advierte, en el inicio de su diálogo con El Cronista Comercial.

¿Cuáles de esos problemas de competitividad se agravaron en este año tan raro?

El año tan raro agravó todo. Fue complicado. Pero creo que la filosofía del Gobierno no es a favor de la competitividad, de la eficiencia, de la productividad. Y, por la pandemia, hubo un montón de medidas complicadas. Pero la realidad es que la industria mostró mucha resiliencia. Porque, después de abril, con cero producción (cero no: nosotros despachamos un auto), rearmamos un nivel de producción que no es guau pero estamos todos más o menos funcionando. Pero hay que ver lo que pasa en el mundo: no hay dudas de que la Argentina tendrá una curva de recuperación menos potente. Y las proyecciones para el año que viene son complicadas. El nivel impositivo es récord en América latina; altísimo. El nivel de desorden de la macro es notable... La macro está muy compleja. Es complicado el futuro de la Argentina. Más complicado el futuro que el presente que, con la pobreza que hay, también es muy complicado.

Cuando dice "futuro", no habla de 2021.

No. Hablo de 2022, 2023, 2024... 2021 es breve término. Ahí, tenemos problemas. A mediano, muchos. Y, a largo plazo, somos un país que no definió exactamente su posición en el mundo.

O, quizás, se esté haciendo y se prefiera no asumir lo que se define.

Sí y no. Porque los jóvenes quieren creer en el futuro. Hay una enorme masa, un tercio de la población, que ya no tiene ilusiones: espera alguna asignación, algún subsidio, algún IFE. Un tercio, más histórico, que quiere un país algo más normal. Y un tercio de jóvenes que tiene ganas de hacer cosas. Más allá de las ideologías; pueden querer un izquierdismo a lo Felipe González. Una socialdemocracia. Es muy distinto a un social-comunismo, que no aspira a trabajar, en el que los injustos son los otros: los malos son los que quieren ser ricos y los buenos son los pobres.

Este año, bajo el paraguas de la pandemia, hubo mucho de esto último.

Alberto y todos los amigos que conocían a Alberto, a veces, no lo entienden. No entienden si es la presión de la Señora. No se entiende. Pero Alberto era alguien bastante lógico y normal.

¿Episodios como el que ocurrió con Cristina en el acto de La Plata generan ruido afuera?

Obvio. Siempre lucho por inversiones acá. Afuera, por ahora, miran a la Argentina... Pero lo que más se miran son las cuentas macro. Cuando vemos los productos, los proyectos, cuando hacés las cuentas macro de si te conviene invertir en la Argentina, no da. Entonces, te dicen: "Pará. Vemos". Empezamos de vuelta; "vemos". La verdad: de los 90 años de decadencia de la Argentina, éste no es uno en los que se se pueda decir que empezamos a ver una tendencia de mejora.

¿Qué volumen de mercado automotor ve para 2021?

No tengo la menor idea. Porque creo que algún arreglo en la macro tienen que hacer. Hoy, estamos en 400.000 o 450.000 autos. Pero creo que va a haber algún ajuste de macro más fuerte. En junio. Una buena cosecha o un valor alto de soja sirve un poco. Pero no da mucho. Es tal el desequilibrio que no parará la debacle si el resto no empieza a funcionar. Este sistema no resiste. No da.

¿Incluso en año electoral?

No me acuerdo si fue el FMI o el Banco Mundial que dijo que tendrán que hacer ajuste también en año electoral. El ajuste no viene porque uno quiera hacerlo. El ajuste viene de golpe. Pero empieza a tironear. Ya tenemos una economía con poca exportación e importación muy frenada. La industria acumula nueve años a la baja. Desde el cepo (2011) que la producción industrial está en crisis. No se puede vivir en un país con inflación de dos dígitos cuando, en el mundo, desapareció.

¿La inflación es la variable que mira con más atención?

Yo, desde siempre. Alguien que no sabe mantener la inflación no sabe leer ni escribir; es una cosa básica de la economía. Hubo períodos inflacionarios en el mundo. Pero todos lo curaron. Hasta Brasil, que era adicto a la inflación como nosotros. Lo curó fuerte. Hoy, allá, no se acepta una inflación de dos dígitos. Y nosotros tuvimos 10 años sin inflación y volvimos a fomentarla.

Hay economistas que dicen que algo de inflación es buena.

Eso es como decir que se está un poco embarazado. En el mundo actual, un país con inflación no tiene existencia.

¿El 35% con el que se cerrará el año está muy contenido?

Las tarifas están todas bajísimas. Necesitan subsidio o empresas en semi-quiebra, que no hacen ninguna inversión. La inflación es un problema grave para el año que viene. Muy grave, muy por encima de ese 34/35%... Hay algunos sectores que, en marzo, si no les dan un aumento, va a haber lío. Tiene que haber alguien que diga: "yo quiero eliminar la inflación". ¿Ves a alguien con ese discurso?

Sí. Pero le echa la culpa a los empresarios.

Guzmán es un gran pensador. Un tipo muy inteligente. Reconoce problemas: impuestos distorsivos, inflación, el déficit fiscal también lo es. Pero, también, aclara que no habrá cambios ahora; quizás, en cuatro años...

Y, en el medio, ponen el impuesto a la riqueza.

El impuesto a la riqueza es muy malo para la gente menos recursos porque va contra la inversión. Totalmente inútil. Además, como les da vergüenza decir que es un impuesto, lo llaman "aporte".

¿Con qué sensación lo va a pagar?

Complicado… Muy, muy enojado. Muy. Me parece que no nos merecemos eso. Toda la Argentina entró en el blanqueo. Con entusiasmo. Tuvo un resultado mucho mayor al esperado porque había promesas muy claras, de a dónde iba el sistema impositivo argentino. Ahora, nos sentimos totalmente engañados.

Uno de sus fundamentos es que quienes más tienen más deben contribuir. Un argumento que, de alguna manera, se exacerbó en la pandemia: los empresarios siempre fueron los más visibles para echarles la culpa de una economía que no funciona.

Eso es típico del populismo. El populismo trata de decir que el empresario, el rico, es malo. Justamente, pobrismo. Como decía antes: el Gobierno no tiene una política que afiance la competitividad, la eficiencia; es, más bien, una política pobrista. Lo único que consiguen este tipo de políticas es hacer más pobres a los pobres. Sólo hubo tres ejemplos de eso: la Unión Soviética, Venezuela y Cuba. Estamos un poco a contramano de la historia.

El año pasado, en el acto por los 100 años de Fiat en la Argentina, dio la sensación de que su discurso no estaba dirigido a Mauricio Macri, sino a John Elkann y Michael Manely, los jefes máximos de FCA.

Seguro, seguro.

¿Había una necesidad en ese momento de remarcarle a John (que, además, se sobrino suyo) la importancia que tiene la filial?

No. A John, le encanta la Argentina. Pero están muy atentos a las cuentas. Y el año pasado fue muy pesado en la Argentina. No teníamos buenos números en ese momento.

John Elkann, el presidente de FCA, es nieto del legendario Gianni Agnelli, quien fue tío de Rattazzi

Ahora, comenzará una nueva etapa, para el grupo y usted: Stellantis, la fusión entre FCA y PSA (Peugeot-Citroen).

Legalmente, no podemos decir nada. Ni siquiera, especular. Teniendo 73 años el año que viene, por lo menos, me va a encantar entrar a Stellantis. Después, será otra generación la que tendrá que llevarla adelante.

¿Ve ese límite cerca? ¿O es de los que piensan que el retiro nunca llegará?

Por cómo soy, sé que tiene que llegar.

Será fuerte. Por lo que usted representa en la Argentina: salvando las distancias, para la compañía y para el empresariado, usted juega un poco el papel de su tío, Gianni Agnelli, en la economía local.

Es algo visto desde afuera. Es cierto que soy el único empresario del país que es, a la vez, vicepresidente de AEA y de la UIA. Hay que pensar cómo se hace la sucesión de eso para que la empresa no lo pierda. No será fácil.

Cuesta imaginarlo quedándose en su estancia.

Tengo un montón de cosas. Módena, la empresa de helicópteros, me encanta. Tiene que crecer, hacerse fuerte. Esa me interesa. Me voy a seguir ocupando. Es más: voy a tener más tiempo. Y, siempre, pude haber alguna cosa estratégica. Ni se habló. Pero, mañana, el grupo puede pedirme alguna colaboración; qué se yo. Lo único seguro es que no voy a estar en la gestión operativa. De hecho, ya estoy afuera. Me ocupo de cosas más estratégicas.

Usted es un Agnelli: podría vivir en cualquier parte del mundo. ¿Nunca se va a resignar con la Argentina?

Quiero que mis hijos y nietos vivan en un país normal. Siempre voy a estar acá, al pie del cañón, para que la Argentina mejore. ¿Volverme a Italia? No tengo para influir que pase algo allá: Italia está en la Unión Europea, tiene una moneda estable (por convertibilidad)... En la Argentina, hay tantas cosas para hacer. Y se merece que las hagamos. Se merece que luchemos. Ayer, hablaba con un grupo de gente sobre cuántas cosas hizo Menem para cambiar a la Argentina. Pero, si parlás de Menem, todos te miran raro.

Las reformas que se hicieron en los '90 pudieron ser porque partieron del propio peronismo. Pareciera irrepetible.

No, no es irrepetible. Lo que se necesita es leadership. Y no es algo fácil de crear en la Aergentina. Hace falta alguien como Menem, en el sentido de que la gente estaba convencida de que estaba haciendo algo y algo bueno, además. Convencía a los sindicatos, a todos...

Se cumplió un año del gobierno de Alberto Fernández. Al inicio, usted lo había sido elogiado.

Elogié al Gobierno que fue a buscar superávit fiscal ni bien asumió. Creó impuestos distorsivos pero, por lo menos, había un objetivo: llegar al superávit fiscal. Estaba sólo 0,5% abajo. Con sólo esos impuestos, llegaba. Elogié eso. Después, vino la pandemia y se olvidó totalmente. El superávit fiscal pasó a ser un objetivo a 2025. Y creo que, a la primera parada de la pandemia, la hizo muy bien Alberto Fernández. Cerró el país rápidamente. El problema es que un mes después tendría que haber empezado a reaccionar. Pero no. Se enamoraron de la pandemia.

¿Habría podido emitir como emitió sin la pandemia?

Pudo emitir porque había sido muy acotada la emisión. Podía emitir y, después, parar. Pero siguió. De los países normales, la Argentina es, por lejos, el país que tuvo la caída más grande y la recuperación más lenta. Y, pese al discurso de que la economía no valía más que una vida, terminamos con más muertos que cualquier otro. La demagogia no funcionó y, además, tenemos una economía destruida.

El Gobierno dice que quiere fomentar las exportaciones. Pero, salvo a Brasil, a la industria automotriz le es muy difícil.

Sí. Se tomó una decisión estratégica de hacerlo sólo a Brasil, que es más cómodo y fácil. Ir a competir al mundo es una decisión en serio. La comparación con México, por ejemplo, es muy complicada: no hay impuestos sobre el trabajo; es un país más abierto, con economías de escala enormes... Guste o no guste, el futuro de la Argentina es tener uno o dos productos por empresa, muy fuertes, que se exporten a todo el mundo. Si no, no vas a ningún lado.

¿Hoy hay condiciones para exportar a todo el mundo?

No. Además, hay que ponerse en la mentalidad de todo eso. Entrar a un mercado diferente, con muchas más exigencias de costo, calidad. Ser competitivo. La mentalidad de tener un producto bien hecho, en economía de escala, e importando el resto. Andá a decírselo al país: el 'Vivir con lo nuestro' está exactamente en contra de ese tipo de desarrollo. Y los otros países exportan igual. Son decisiones estratégicas que, en este momento, no veo a nadie que tome el toro por las astas y diga: "Creo en esto".

¿Se desaprovecharía una oportunidad histórica si se desecha el acuerdo con la Unión Europea?

No. Porque es muy difícil de desechar. Eso es lo que, entiendo, lo ha hecho muy fuerte. Con tal de que uno quiera hacerlo, y Brasil quiere hacerlo, se hace muy difícil de desechar. Pero la verdad es que si, en este momento, pudieras decir "Vivimos con lo nuestro y hacemos un rastrojero diésel 98% de componentes locales"... A alguien puede venirle a la cabeza que eso es lo que hay que hacer.

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