Por qué la Argentina puede ser "la Arabia Saudita" de la energía renovable, según el CEO de AES
Martín Genesio, número uno de la generadora estadounidense, dice que hay que sancionar leyes específicas para impulsar la inversión en energía eólica, solar e hidrógeno, y dejar de discutir solo tarifas.
Diálogo. Políticas de Estado. Reglas sostenibles en el tiempo. El pedido de Martín Genesio, presidente y CEO de AES Argentina, podría sonar común a cualquier reclamo empresario o incluso al discurso de un analista político. Pero viene ligado a una definición contundente: afirma que la Argentina "es el país con mayor potencial energético del mundo" y que puede convertirse en líder en renovables si hay acuerdos sectoriales que estimulen la inversión y cambien "el eje de la discusión"en materia sectorial.
"Hoy estamos discutiendo quién paga la factura, en vez de ver cómo convertirnos en Arabia Saudita", plantea Genesio, que entró a la estadounidense AES en 2005, como gerente Comercial de TermoAndes (en Salta) y es el número uno de la compañía desde 2014. AES llegó a la Argentina en 1993, cuando se adjudicó la privatización de Central Térmica San Nicolás. Hoy controla 4000 MW instalados de capacidad de generación en Salta, Neuquén, San Juan y la provincia de Buenos Aires repartidos en 10 plantas hidroeléctricas y térmicas. También opera dos parques eólicos, uno en la ciudad de Tornquist (próximo a Bahía Blanca) y otro en Neuquén. "Con la italiana Enel, Central Puerto y Pampa Energía tenemos más del 50 por ciento del share de generación energética", indica Genesio, ingeniero electrónico de la UTN con una especialización en energía del ITBA y un MBA del IAE.
Como otras multinacionales, AES tiene también en Buenos Aires un centro de servicios de backoffice de 400 empleados, que atiende a otras filiales en el mundo. "Arrancó en 2013 y sigue creciendo, porque cada vez toma más áreas. Hoy presta servicios de recursos humanos y financieros", señala el ejecutivo nacido en la ciudad de San Nicolás.
¿Cuáles son los planes de AES hoy?
A nivel global, AES cambió su marca y está abocada en la aceleración de un futuro energético más sustentable. Estamos haciendo foco en digitalización y energías limpias. Todo el crecimiento de la empresa tiene que estar basado en energías renovables, y toda la ganancia de eficiencia está basada en la digitalización de sus operaciones. Somos una compañía que se ha modernizado muchísimo en los últimos años. El cambio arrancó en 2016 y se profundizó en 2018. AES se está transformando en una de las compañías líderes en energía renovable y tenemos metas muy exigentes, como reducir en un 70 por ciento la huella de carbono para 2023.
¿Y en la Argentina?
En la Argentina el foco es el mismo. Prueba de ello es la inversión que hicimos en 2019 y 2020 para la construcción de dos parques eólicos. Estamos enfocados en dos cosas: la creación de un pipeline de proyectos renovables no convencionales, para competir por oportunidades en el futuro cercano, y el desarrollo de una estrategia para brindar nuevos servicios a nuevos segmentos, específicamente el agro y la minería de litio. Estamos enfocando los cañones a esos dos tipos de clientes porque creemos que tienen un enorme potencial en lo referido a la eficiencia del suministro energético.
¿En renovables apuntan a ser líderes? ¿Qué market share tiene AES?
El market share es bajo por ahora, tenemos 200 MW instalados en renovables no convencionales. Igualmente somos líderes en el mercado Mater (Mercado a Término de Energía Renovable), ya que de esos 200 MW, 120 están vendidos a privados. Queremos que el mercado Mater se expanda, y para eso se necesita estabilidad macro, regulatoria (son proyectos a 20 años que necesitan saber que la regulación no cambiará) y ampliación física de la capacidad de transporte. Hoy, la capacidad de transporte de energía es limitada.
Luego de los programas Renov.ar, se disparó el dólar y muchos proyectos entraron en crisis. ¿En qué punto está hoy el sector, a su juicio? ¿Los programas quedaron a mitad de camino?
Los programas Renov.ar fueron exitosos en su momento. Con la suba del dólar, se congelaron. Los programas 1, 1.5 y 2 fueron exitosos, me hubiera gustado que hubiera un programa 3. Pero es importante que se amplíe la capacidad de transporte para que existan programas nuevos.
¿Y de qué depende esa ampliación?
De que haya más diálogo entre el Estado y las empresas privadas. Necesitamos ponernos de acuerdo en el sector para que ese programa salga, ya se sabe qué es lo que hay que hacer desde el punto de vista técnico. Lo que falta definir es quién se hará cargo de la inversión y cómo se recuperará.
¿Es posible avanzar con la inestabilidad macro actual?
La estabilidad macro es lo que falta hoy, fundamentalmente. Es muy difícil asegurar la construcción de un proyecto que demanda dos años sin saber si ese proyecto se podrá financiar o no. Estamos dentro de ese círculo vicioso y necesitamos que alguna de las tres cosas de las que hablaba se defina para licitar en un proyecto.
La Arabia Saudita renovable
Las condiciones naturales en energía eólica en el sur y en solar en el norte son muy favorables, resaltan los expertos. ¿La Argentina podría ser líder en renovables en la región si el contexto económico fuera diferente?
Yo tengo una visión muy particular. La Argentina es el país con mayor potencial energético del mundo, no tengo dudas. Está dentro del top cinco mundial en eólico, de la provincia de Buenos Aires para abajo; top tres en solar en América, compartiendo con Chile en el norte y el sur de Bolivia, e incluso puede ser número uno; tiene el mayor potencial de recurso de litio del mundo; es top cuatro en shale oil en Vaca Muerta y top dos en shale gas. Incluso en petróleo convencional tiene un gran potencial, en el golfo de San Jorge. Y a esto se agrega que es uno de los tres países con mayor potencial en materia de hidrógeno verde, por la capacidad en eólico y solar. Puedo estar equivocado, pero no conozco un país con tanto potencial en todos los sectores. Chile, por ejemplo, tiene un alto potencial en eólico y solar, pero no tiene shale gas. Podemos ser la Arabia Saudita energética, un faro a nivel mundial, no solo en la región. Es un pecado caro tener este potencial y no desarrollarlo.
¿Qué se necesita para aprovechar esa oportunidad?
Tengo una propuesta puntual, basada en lo que no pasa: diálogo. Tan sencillo como eso. Todo lo demás lo tenés. Falta que todos los protagonistas nos pongamos de acuerdo. Debemos sentarnos a una mesa cinco actores: el Estado nacional, el provincial correspondiente (por ejemplo, las provincias de la Patagonia si hablamos de viento), las empresas interesadas, el sindicato y la oposición. No planteo una mesa de diálogo para el sector energético en general: digo una para cada energía eólica, otra para solar, otra para shale. Un plazo de un año o menos, y una ley para potenciar las inversiones. Si logramos que esos cinco actores se pongan de acuerdo, esto se hace. Me baso en un ejemplo que funcionó: la mesa de diálogo de Vaca Muerta en 2017, a la cual se sentaron cuatro actores: gobierno nacional, provincial, empresas y sindicato. En pocos meses se cambió el perfil productivo de Neuquén, pero la crisis ralentizó la explosión de producción que hubo desde fines de 2017. En ese caso no hubo una ley, sino una resolución, porque la oposición no estaba en esa mesa. Lo que debe salir de las mesas de diálogo es una ley que permita invertir a largo plazo y desarrollar cada uno de los subsectores. Creo, personalmente, que el Consejo Económico y Social es un buen lugar para discutir esto.
Para precisar, ¿la propuesta sería una ley marco o una ley específica para cada sector?
Una ley específica, muy sencilla, que tenga en cuenta las exigencias de los cinco actores. No digo que sea fácil, pero creo que es más fácil hacerlo que no hacerlo. Si no, ya vemos lo que pasa: no hay inversiones ni se desarrollan los sectores. No veo por qué cinco actores no pueden sentarse a una mesa y discutir. El sector energético puede ser una bomba atómica de desarrollo.
¿La discusión sobre la ley de hidrocarburos que está en el Congreso no serviría para ese efecto?
No lo veo. Me parece sano que esté en el Congreso, pero es una ley que habla más sobre cómo se usarán los recursos. No sobre el potencial. Mi planteo es hacerlo mucho más específico. Ejemplo: cómo desarrollar el potencial del hidrógeno. Chile tiene una oficina gubernamental encargada de posicionar al país como líder mundial de abastecimiento de hidrógeno verde en los próximos 20 años. Nos llevan años de ventaja. O nos ponemos a hacer algo como esto, o nos ganarán. Si seguimos en la postura de no hablar, ya sabemos lo que pasa. Insisto: puedo estar equivocado, pero es más fácil hacerlo que no hacerlo.
La fotografía del sector muestra otra vez tarifas atrasadas, subsidios, importación de gas... ¿Se pueden atraer inversiones en este escenario?
Respecto de las tarifas, mi visión es que no estamos discutiendo tarifas, sino costos. Las tarifas en la Argentina son elevadas respecto del costo de vida porque el costo de producir energía es elevado, increíblemente. Se paga un costo de ineficiencia carísimo. Desarrollar el potencial energético llevará a que la discusión de las tarifas desaparezca. Los sistemas eficientes son más baratos que los ineficientes. Cuando digo que si no hacemos algo ya sabemos lo que pasa, es esto: seguir discutiendo sobre tarifas, subsidios. Todo está ligado a repagar un sistema que es carísimo. Si cambiamos el foco de la discusión, todo lo que escuchamos hace 20 años desaparece por su propio peso. El sector energético no discute políticas estratégicas de desarrollo: discute cuestiones presupuestarias. La política energética la define la política fiscal, porque lo que se discute es de qué manera se cubrirán los costos del sector.
Volviendo a ese punto, ¿es posible atraer inversiones sin resolver antes el problema de los subsidios?
Al revés. Creo que es una oportunidad única. Cuando a las empresas les ponés un horizonte de desarrollo a largo plazo, los problemas de corto se empiezan a solucionar. El punto es este: si podemos poner como país zanahorias de verdad para el desarrollo, políticas acordadas entre gobierno y oposición que van a durar, habría empresas haciendo fila para venir a invertir. Hoy nosotros invertimos sin tener esa claridad hacia adelante. Todas las empresas grandes quieren participar en un país que se desarrolla. Los problemas de corto plazo nos dan la oportunidad de discutir cómo sacarlos de la agenda, y la manera de hacerlo es poniendo una zanahoria muy grande en el largo plazo. Si cambiamos las expectativas del sector con cinco leyes como política de Estado, todas las empresas querrán estar. Hoy estamos discutiendo quién paga la factura, en vez de ver cómo convertirnos en Arabia Saudita.
Mencionó que, además de energía renovable, entre los planes figuran nuevos servicios para el agro y la minería. ¿En qué consistirían?
Nuestra visión es generar nuevos productos o servicios que permitan hacer más eficiente el abastecimiento energético. En minería de litio estamos trabajando en un proyecto para llevarle energía eléctrica a través de paneles solares más baterías. Es solo un ejemplo. Para el sector del agro estamos pensando en llevar un servicio de riego que se abastezca con energía solar en vez de combustibles líquidos. Queremos tener un impacto en la reducción de la huella de carbono de esos clientes.
¿Qué viene en materia de energía? ¿Las redes inteligentes, los prosumers (consumidores que producen su energía y venden el excedente)?
Todo eso ya está. Se habla de la transición energética, autos eléctricos, energía descentralizada, autogeneración... Ese cambio ya se ve cuando uno sale al mundo. Es el presente. Como sociedad, tenemos que subirnos a ese tren. Pero el tren ya partió.
(Esta nota fue publicada en el número 333 de septiembre de la revista Apertura).
Roberto Garcia
Con gobiernos peronistas sólo podremos ser la Arabia Saudita de los planes sociales, la corrupción y la berretada. El CEO debe cobrar buen sueldo y quiere ver cuánto más resiste antes que de la casa central cierren la sucursal argentina
Ines Vergara
Muy de acuerdo, perooo cuiden que ningún trasnochado gobernador o legislador se le ocurra cobrar un impuesto a las energías renovables.