En contexto de crisis

Ocupan la "silla caliente" de las compañías y su trabajo es domar a la inflación: quiénes son los pilotos de tormenta de las empresas

Cómo arman sus presupuestos las empresas en un contexto de alta inflación e incertidumbre por la pandemia. Qué herramientas emplean para ajustar cambios.

Sol Drincovich

En 2020, la crisis generada por la pandemia, sumada a los desequilibrios macroeconómicos, obligó a las empresas a cambiar de manera drástica y sobre la marcha, los objetivos de ventas, nivel de inversiones, estructura de costos y flujos de caja que habían establecido para el resto del año.

El presupuesto fue uno de los procesos administrativos más afectados, y las áreas de planeamiento y control de gestión tuvieron que adaptarlo rápidamente a un entorno disruptivo y de máxima incertidumbre, explica Ramiro Isaac, director de Finanzas Corporativas de Deal Advisory de KPMG en Argentina.

El escenario para el 2021 no se proyecta mucho más alentador. Isaac opina que frente a la incertidumbre post-Covid-19 y la ambigüedad sobre las variables del contexto, "los presupuestos están enfocados en optimizar las estructuras de costos y gastos, asegurar un control eficaz del flujo de caja y aprovechar todas las oportunidades de ingresos disponibles".

Para Marcelo Podmoguilnye, docente de la Licenciatura en Administración y Sistemas ITBA, es habitual que en la Argentina sea complejo el análisis de los entornos económicos, financieros y monetarios, por el alto grado de incertidumbre que los atraviesa.

No obstante, aclara que siempre es posible desarrollar un presupuesto, aunque en el contexto actual es necesario que la empresa lo integre a su estrategia.

"El flujo de caja proyectado es el elemento de mayor foco en el contexto actual. Las empresas buscan aumentarlo", Ramiro Isaac, KPMG 

¿Pero qué características debe tener el presupuesto en un escenario de gran incertidumbre como el argentino? Contar con un sistema de información que contemple la generación de datos sobre variables físicas y monetarias son imprescindibles para la simulación de escenarios y la proyección de ventas y costos, explica Podmoguilnye.

Para Isaac, más que la capacidad de realizar pronósticos de precisión, será importante responder de manera expeditiva y "adaptarse al ritmo del cambio". Así las cosas, un escenario de mercado, financiero, regulatorio, tributario, cambiario y medioambiental, fluctuante, requerirá un presupuesto ágil y flexible.

Por su parte, Diego Sabena, director de Administración, Finanzas y Control de FCA Argentina, agrega que en la automotriz primero se proveen de informes económicos que les permitan tener una fuente certera para hacer una proyección sobre cómo se comportarán las variables macroeconómicas.

Pero, más allá de las proyecciones, construyen escenarios alternativos, con diferentes presupuestos para cada uno de ellos. "No solo nos basamos en un escenario con distintas variables, sino que también proyectamos diferentes escenarios alternativos de tipo de cambio, de aumento de precios o inflación, que nos ayuden a planificar".

En un contexto de alta incertidumbre, también se modifica la temporalidad de los presupuestos. Si en una coyuntura estable se planifica cada seis meses, en momentos de gran incertidumbre pueden revisarse cada tres o menos.

Inflación

¿Cuáles son las variables que estarán jugando este año en la planificación del presupuesto? Para Podmoguilnye será central la marcha de la política monetaria y sus repercusiones en el escenario inflacionario; las expectativas en torno a las paritarias y la llegada al dólar para aquellas empresas que no tienen acceso al tipo de cambio oficial.

A los indicadores mencionados, agrega que la proyección de ingresos por ventas, los costos operativos, los niveles de las tasas de interés y el crecimiento del PBI serán claves para determinar el desempeño futuro de la empresa.

Las organizaciones también están atentas a los precios a nivel mayorista, que tendrán distintos niveles de impacto en los costos. Todas las partidas del presupuesto están siendo revisadas y los responsables de las unidades de negocios están cuestionando qué gastos tienen o no sentido en este nuevo contexto, agrega el ejecutivo.

"El ujo de caja proyectado es el elemento de mayor foco del proceso presupuestario en el contexto actual. Así, las empresas están buscando alternativas viables para aumentar la caja, eliminando gastos superfluos de manera que se priorice el nivel de inventario necesario para atender la demanda a fin de asegurar la conversión en ventas", enfatiza Isaac.

La pandemia generó cambios profundos en todos los niveles y esa misma lógica se aplica al presupuesto. Sabena explica que desde este año tienen fondos asignados para atender temas vinculados con el Covid, que lógicamente en 2020 no estaban inlcuidos.

Por un lado generan ahorros que se derivan de la no presencialidad de algunas áreas dentro de la empresa. Mientras que, como la fabricación de autos es una actividad presencial, planificaron mayores costos de protección del personal y adecuaron los cálculos de mano de obra, considerando que hay personal de riesgo que no puede asistir o una mayor ausencia de personal.

"Siempre hay eventos inesperados, esta vez fue una pandemia. Yendo a ejemplos pasados, hubo devaluaciones en años anteriores que se dieron de un momento a otro, no estaban planificadas y tuvieron un gran impacto. Todas estas experiencias van dejando enseñanzas sobre qué elementos incorporar al análisis cuando armamos escenarios alternativos para el presupuesto", enfatiza. 

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