La historia de Garoto

La idea millonaria que nació de un alemán que fue traicionado por su familia: hoy son un imperio en Brasil

La famosa chocolatera brasileña lleva más de 90 años en el mercado. Desde 2002 es propiedad de Nestlé, pero antes de eso atravesó una disputa familiar impensada.

Su caja amarilla llena de bombones surtidos, entre chocolate, turrón y maní, es un clásico regalo de los free shops. Si bien su nombre indica sin dudas su origen brasileño, esta reconocida marca de golosinas surgió de la idea de un alemán que construyó sus primeras ventas apoyado en un peculiar grupo de distribuidores. Garoto es una de las chocolateras más importantes del mundo y la región, pero hace casi dos décadas se encuentra en un limbo sobre su dirección.

Heinrich Meyerfreund, fundador de Garoto

La crisis económica de la posguerra había complicado el futuro de Heinrich Meyerfreund en Hanover, entonces decidió emigrar a Brasil para buscar un futuro más próspero. Dejó Alemania en 1921 a los 20 años rumbo a Río de Janeiro, pero en el camino entabló amistad con un topógrafo francés que se dirigía a Espíritu Santo y optó por cambiar su destino. Ahí Meyerfreund tuvo varios trabajos, sin embargo descubrió que dónde vivía había solo una empresa de golosinas por lo que encontró su oportunidad.

Después de varios años de perfeccionar su fórmula, finalmente abrió en 1929 su compañía de caramelos H. Meyerfreund & Cia. Para dar a conocer sus dulces se los daba a niños para que los vendieran en las paradas de los colectivos. Fue así que sus productos eran conocidos entre los consumidores como ‘Balas do Garoto' (Caramelos de niño, en portugués).

Para 1935 Meyerfreund recibe una herencia familiar y compra una línea de maquinaria para producir chocolate. Además, dos años más tarde, se incorpora su compatriota Günther Zennig, quien hasta entonces había estado ligado al negocio del café, como socio e inversor. Esta inyección permite que la fábrica se modernice y la marca tome relevancia en todo el estado y, luego, en otras ciudades.

Una de las primeras barras de chocolate producidas por Garoto en los 40

Garoto - nombre que recién adopta oficialmente en 1962 - se hizo conocida por su famosa caja amarilla de bombones surtidos y, en particular, algunas de sus creaciones. Quizá las más recordadas son el Serenata de Amor, que inspiró a Arcor a crear el Bon o bon; y la barrita de chocolate Baton. Asimismo, con el correr de los años, la firma sumó otros negocios como galletitas, helados y pan dulces.

Sucesión y traición

Meyerfreund estuvo al mando de la empresa hasta su fallecimiento en 1973. En ese momento, su hijo Helmut asumió la presidencia ejecutiva, mientras que su hermano, Ferdinand, también pasó a ocupar una silla en la toma de decisiones. Durante su administración, Garoto se amplía con la apertura de un centro de distribución en San Pablo y una nueva fábrica de caramelos. Sin embargo, en 1998 se dispararon los problemas familiares.

Helmut Meyerfreund falleció en 2018 a los 82 años

Tras tres años de ventas en caída, Paulo Meyerfreund, sobrino de Helmut, empezó a planear el golpe interno. Convenció a un grupo de accionistas de que la empresa precisaba una nueva dirección y esto terminó con la destitución de Helmut en 1999. Paulo y su hermano Ricardo, ambos hijos de Ferdinand Meyerfreund, pasaron a liderar la compañía.

Fusión en el aire

La visión de Paulo para el negocio era diferente. En 2002 acordó venderle la empresa a la suiza Nestlé por US$ 240 millones. No obstante, dos años después de realizada la operación, el organismo encargado de la defensa de la competencia en Brasil (CADE) bloqueó la fusión. Según argumentaba, de llevarse a cabo, le otorgaría a Nestlé un 58% del negocio del chocolate en el mercado brasileño y hasta llegaría a monopolizar algunas categorías.

Lejos de resolverse, el tire y afloje continua hasta hoy. Nestlé consiguió que la Justicia anulara la decisión en 2009, pero CADE no volvió a expedirse hasta 2017 cuando ambas partes firmaron un acuerdo que preveía la venta de un paquete de diez marcas de Garoto. Algunas de las etiquetas mencionadas eran Serenata de Amor y Chokito, sin embargo esto nunca se cristalizó. En junio de este año el organismo decidió reabrir la investigación a 19 años de haberla bloqueado. 

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