Coronavirus: las peluquerías pierden $ 500.000 por mes y corren peligro 100.000 puestos de trabajo

Las peluquerías todavía no fueron habilitadas para funcionar en la cuarentena. Claudio Cerini y Leo Paparella, dos referentes del sector, expresaron su preocupación. Los empresarios recurrieron a la ayuda del Estado y créditos para pagar los sueldos 

Aunque algunos rubros ya retomaron sus actividades con estrictos protocolos de prevención, a las peluquerías todavía no les llegó su turno. El sector presiona para que el Gobierne las habilite a reabrir sus puertas con las normas de seguridad correspondientes, como ya lo hicieron en otros países.

La mayoría de los empresarios del sector está cubriendo la mitad de los costos con capital propio y el 50% restante con el aporte del Estado en el marco del programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). 

No obstante, desde la industria señalan que esta medida no alcanza y remarcan la importancia de reanudar sus tareas cuanto antes. Según la Cámara Argentina de la Industria de Cosmética y Perfumería (CAPA) y la Unión de Peinadores Argentinos (UPA), existen alrededor de 78.000 salones de belleza en el país, que reciben más de 250 millones de visitas al año y representan un volumen de negocio superior al 1% del Producto Bruto Interno (PBI) nacional. Además, se estima que hay alrededor de 20.000 que no están registradas.

Reabrieron las jugueterías, pero se vende un 20% menos que antes de la cuarentena

A una semana de la reapertura de las jugueterías en la Ciudad, las ventas no superaron las expectativas de los comerciantes. Según fuentes del sector, la comercialización en los locales bajó un 20% en comparación a los días previos a que se decretara la cuarentena para frenar el avance del coronavirus.

Desde que se decretó la cuarentena, están cerrados y no facturan. La mayoría de ellos se encuentran en las plazas más afectadas por el coronavirus: la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Son más de 100.000 los trabajadores que integran la industria a nivel nacional, entre empleados directos e indirectos.

Claudio Cerini es uno de los referentes del sector, con 35 años de experiencia. Arrancó con una sucursal en la calle Marcelo T. De Alvear, en el barrio porteño de Recoleta, y hoy tiene otros seis locales más y un total de 800 empleados a su cargo. "Cuatro de estas sucursales están ubicadas en shoppings, quienes también tardarán en retomar sus actividades. El panorama es poco alentador", aseguró en diálogo con El Cronista.

Además, es dueño de una barbería, un lavadero comercial e industrial, una distribuidora de insumos y una perfumería, además de una escuela. Al no tener estos servicios externos tercerizados, sino ser él mismo el responsable de ellos, los gastos corren por su cuenta. "Hoy, significan un costo. Esta estructura satélite que armé presta servicios exclusivamente para mis peluquerías, no asiste a otras empresas, salvo la perfumería, que cuenta con un local físico y venta electrónica", sostuvo el empresario.

El famoso peluquero recurrió a capital propio para pagar los sueldos de los empleados y a la ayuda estatal. "Puse dinero de mis ahorros para afrontar el pago de salarios. En marzo, aboné la totalidad con plata de mi bolsillo, hasta que me fue aprobada la ayuda del Gobierno para abril y mayo", señaló, y aclaró que no está en sus planes despedir personal: "Estoy haciendo un esfuerzo enorme, no voy a desvincular a mi gente".

Asimismo, se mostró molesto porque no se contempló aún la reapertura de las peluquerías. "Parecería ser que no tenemos la prioridad. No se toma a la industria con la seriedad que se merece. Se la considera una actividad superflua y detrás de ella hay mano de obra, porque la tintura no se aplica sola ni la tijera corta sola", afirmó.

Leo Paparella, otra figura de renombre en el rubro, también expresó su preocupación. Hace un tiempo, el peluquero asoció su marca, con 35 salones y 700 empleados, a la firma Vip Peluquerías. "Son ellos los que se encargan del pago de los sueldos del personal. Están poniendo sus ahorros. También solicitaron ayuda mediante un ATP y un crédito al Banco Nación", le explicó a este medio.

"Solo tres de los salones están ubicados en el interior (Tandil, Mar del Plata y Tucumán). Hay nueve que están dentro de shoppings", indicó Paparella. "Cuando se termine la cuarentena, no vamos a recibir un aluvión de clientes en nuestros locales. Tendremos que espaciarlos. El hecho de recibir a menos personas hará que los ingresos mermen, con una estructura de gastos que se sostendrá", detalló.

Paparella anticipó que muchas peluquerías cerrarán y que unas pocas quedarán en pie. "Seguramente, del total, unas 30.000 o 40.000 sobrevivirán", estimó, y calculó que, por mes, una sucursal (dependiendo de su tamaño) genera en promedio $ 500.000 de ingresos.

En este sentido, Sandra González tiene su salón de belleza hace más de 20 años en Tucumán y manifestó que "es una situación crítica la que viven los peluqueros". "En mi caso, tengo 15 familias que dependen del ingreso de la peluquería. Sabemos que el contacto con el cliente en los salones es muy estrecho, pero ya estamos acondicionándolos con todas las medidas necesarias para cuidarnos y cuidarlos a ellos", adelantó.

Mientras tanto, el sector se prepara para la "nueva normalidad". Cerini y Paparella ya tienen armados protocolos de prevención, que consisten en rotar a los empleados, asignar turnos, reducir el número de visitantes y proveer a sus colaboradores de máscaras y barbijos. 

La UPA le presentó cartas a los gobernantes con protocolos de sanidad que se podrían incorporar para abrir el diálogo. "Buscamos llegar a un acuerdo para poder empezar a operar de forma segura y resguardando los puestos de trabajo. Pedimos que nos escuchen , expresó Roberto Iturra, presidente de la entidad.

Por su parte, la Mutual de Peluqueros y Peinadores Profesionales de Salta elaboró un documento que fue presentado al gobernador Gustavo Sáenz y que podría servir como borrador para la implementación en otras provincias. Entre las propuestas, se encuentran el registro de clientes con nombre completo, DNI, domicilio y número de teléfono, a fin de aplicar el protocolo sanitario en caso de contagio; la entrega de turnos; y el ingreso a los salones sin acompañantes y con barbijo.

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