Con AMLO, Pemex quiere volver a ser Pemex

Si se queda con un megayacimiento privado en el Golfo, habrá sido el primer paso para retroceder en el camino que la estatal mexicana había iniciado con Peña Nieto

El hallazgo hace dos años de cerca de 1000 millones de barriles de crudo frente a la costa sur del Golfo de México por parte de la estadounidense Talos Energy marcó el primer descubrimiento de una empresa extranjera desde que la industria petrolera fue nacionalizada en México hace ocho décadas. Ahora, la estatal Pemex quiere hacerse cargo del lucrativo proyecto, según dos ex funcionarios del sector energético mexicano y dos ejecutivos de la compañía, con conocimiento de las discusiones internas.

El empuje de la estatal sobre el proyecto se da en medio de la política del presidente Andrés Manuel López Obrador para devolverle a Pemex más control del sector energético. Su predecesor, Enrique Peña Nieto, puso fin a su monopolio y comenzó a subastar áreas a empresas privadas en 2015.

Talos fue el primero en encontrar crudo, en aguas someras, en un campo llamado Zama por la palabra maya para el amanecer.

Quitarle el control del proyecto sería un golpe simbólico al mayor cambio de política económica de México en décadas y podría enfriar, aún más, la inversión de las principales empresas de energía del mundo, dijeron a la agencia Reuters ejecutivos petroleros y expertos de la industria.

Pemex estaría reclamando el posible control sobre Zama porque tiene derechos de perforación en un área adyacente. Es probable que el yacimiento se extienda hasta el bloque de la firma, aunque aún tiene que demostrarlo perforando pozos.

Las empresas involucradas firmaron el año pasado un acuerdo preliminar de unificación para evaluar la posible extensión de Zama al bloque de Pemex que establece también los procedimientos para un Acuerdo de Operación Conjunta (AOC), en caso de confirmarse la existencia del campo en ambos bloques.

Si las conversaciones se estancan, la secretaría de Energía tendrá que resolver las disputas y nombrar a una compañía para que supervise las perforaciones, lo que la convertiría en el operador del proyecto unificado. "Al fin y al cabo, operará Pemex, lo cual no enviaría una buena señal a los inversionistas privados", dijo un ejecutivo de una petrolera con varios proyectos aguas afuera en México.

La liberalización del sector energético mexicano se estancó desde la llegada de López Obrador a la presidencia, en diciembre, y el mandatario acusó a su antecesor de "entregar" recursos públicos.

Bajo Peña Nieto, de 2015 a 2018, Royal Dutch Shell, ExxonMobil y BP ganaron contratos petroleros. En ese momento, ejecutivos elogiaron a México por los competitivos términos que hacían que la exploración en el país fuera tan atractiva como las de aguas profundas de Brasil o el auge del shale en Texas.

Aunque el gobierno promete respetar los contratos existentes, suspendió las subastas y, en su lugar, está ofreciendo a las empresas privadas de servicios petroleros asociaciones más restrictivas que le dan a Pemex más control, lo que hizo a México menos atractivo, mientras Brasil prepara otra gran subasta a fin del año y Guyana anunció una serie de descubrimientos marinos.

Algunas empresas ya están empacando, incluyendo los socios originales de Talos en Zama. Sierra Oil & Gas vendió su participación del 40%, junto con el resto de sus activos -todos ellos en México- a Wintershall DEA. Premier Oil anunció que su participación del 25% estaba a la venta.

Una de las fuentes de la industria que habló sobre los planes de Pemex para Zama dijo que Sierra vendió en parte porque las políticas de López Obrador arrojaron una "nube gris" sobre el sector que dificultaba la obtención de capital.

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