Claves para identificar el acoso laboral y desterrar el ‘derecho de piso’

El mobbing puede paralizar a quien lo sufre, que teme que cualquier medida que tome agravará su situación y en muchos casos pasa inadvertido porque se lo confunde con un simple conflicto interpersonal. Aseguran que la tecnología puede amplificar la sensación de hostigamiento

El chiste reiterado, constante, que tiene como objetivo siempre a la misma persona, solía ser común en los lugares de trabajo, donde ‘el nuevo’ tenía que pagar el derecho de piso y los jefes no necesariamente se sentían obligados a tratar con respeto a sus empleados. Sin embargo, lo que para generaciones anteriores era considerado normal, hoy ya no es tolerable dentro de una organización y, de hecho, tiene un nombre específico: acoso laboral o mobbing.

“Tiene que ver con un hostigamiento verbal, emocional o físico que se repite en el tiempo y tiende a ser cada vez más grave. Y ocurre cuando la relación es asimétirca, ya sea porque lo hace un grupo de personas contra un individuo, o porque es de un jefe hacia uno de sus colaboradores , explicó Paula Molinari, presidenta y fundadora de la consultora Whalecom, y agregó que generalmente, la víctima se siente indefensa y teme que cualquier acción que tome puede agravar su situación.

La especialista destacó que muchos casos de acoso son confundidos con simples conflictos interpersonales. Por ello tener clara la diferencia es clave para identificar cuando alguien es víctima de hostigamiento.

“El mobbing tiene una finalidad: someter a la persona, ridiculizarla, demostrar el poder frente a otra persona. En cambio en los conflictos interpersonales no hay una finalidad, sino que se trata una fricción esporádica , indicó Molinari.

Para saber si una persona sufre algún tipo de acoso en el trabajo, hay varios indicadores que se pueden tener en cuenta:

Dificultades en la comunicación. Se limita la comunicación del trabajador cuando el jefe o acosador impiden que tenga toda la información que debería tener, lo interrumpen cuando habla o bien, se lo injuria en voz alta. Como resultado, se termina rechazando por completo el contacto con la víctima, haciendo como si no existiera.

Aislamiento social. Compañeros, superiores o subordinados evitan que la víctima mantenga contacto social no hablando con ella o evitando que pueda relacionarse con otros.

Desprestigio. El agresor busca desacreditar la reputación laboral o personal de la víctima inventando rumores o enfermedades de la víctima, pero también haciendo que se le asignen tareas inútiles o absurdas, inferiores a sus competencias profesionales o que excedan sus conocimientos.

Salud física o psíquica. Se obliga a la víctima a realizar trabajos peligrosos o que resulten nocivos para la salud. En una situación extrema, esto puede llegar a amenazas y agresiones físicas e incluso ataques sexuales.

“Si la persona se da cuenta, tiene que buscar algún socio interno que lo pueda ayudar a salir de la situación. Muchas veces es muy difícil superar la situación si no sale una de las partes de ese contexto. Y cuando la empresa no se hace cargo, lo mejor que se puede hacer es cambiar de trabajo , dijo Molinari.

En opinión de Sebastián Stranieri, CEO de la consultora especializada en ciberseguridad VU, el mobbing tiene, en la actualidad, un factor tecnológico que las empresas deberían atacar, pero que la mayoría tiene descuidado.

“La tecnología puede amplificar la sensación de hostigamiento. Hoy la multiplicidad de redes socials, sumadas a las redes de comunicación internas laborales facilitan el acoso. Las organizaciones deberían invertir en capacitación y ayudar a prevenir este tipo de situación , indicó Stranieri.

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