Martín Genesio, de AES: "El problema no son las tarifas, sino un sistema caro porque es ineficiente"
Para Martín Genesio, número uno de una de las principales generadoras eléctricas del país, las empresas no quieren precios altos ni ajustes "porque sí". Propone mesas de diálogo sectorizadas para reactivar la inversión, sobre todo, en energías renovables
Martín Genesio está en campaña. No es que el CEO de AES Argentina haya decidido dar el salto y se postule para algún cargo electoral. Al contrario. Desde su lugar -el liderazgo de una empresa que, con 4000 megawatts de capacidad instalada, es uno de los principales generadores de electricidad del país-, el ejecutivo se concentra en estos días en proponer mesas de diálogo para salir del "tironeo de lo urgente" (sic) y sentar puntos básicos sobre los cuales aprovechar el, entiende, "enorme potencial" que tiene la Argentina en materia energética.
"Tenemos un enorme potencial en eólico, en solar, en litio, en hidrógeno, en shale y en hidrocarburos convencionales. También, grandes ríos para la generación hidroeléctrica", dice. "Son muy pocos, o ninguno, los países con toda esa potencialidad en cada sector de la cadena energética. Tenemos la obligación de desarrollarlo. La duda es cómo lo hacemos. Y eso es bastante sencillo: poniéndonos de acuerdo", dispara, en su diálogo con El Cronista Comercial.
-La gran pregunta es cómo.
-Con mesas de diálogo. Generémoslas. Sectorizadas, focalizadas. Chicas. En las que participen gobiernos provinciales, Nación, oposición, empresas y sindicatos. Cinco actores. No son tantos. Si se ponen de acuerdo y generan políticas de Estado que duren 50 años, no es muy difícil desarrollar este potencial. Ya tuvimos un ejemplo de que esto funcionó: la mesa de diálogo de Vaca Muerta. Se creó en 2017 y, en pocos meses, cambió el perfil productivo del shale en Neuquén.
-Precisamente, no fue el ejemplo de algo muy duradero.
-La crisis hizo que todos los actores tuvieran que salir a responder a sus urgencias. Pero aprendamos también de eso. Sepamos que las mesas de diálogo tienen que superar las crisis. Estoy seguro de que, si las hacemos, en un año tenemos una política de estado para cada sector y cambiamos el perfil productivo de la energía en el país.
-Suena fácil pero es difícil.
-Hay que ponerse de acuerdo en grandes cosas. Este país es tiene un potencial tremendo en materia energética. No digo que no sigamos discutiendo lo otro (tarifas, subsidios). Pero tenemos que sentarnos y ponernos de acuerdo.
-¿Percibe que, hoy, exista vocación para eso?
-Sí. Es una visión compartida en el sector. Lo que pasa es que, todavía, estamos inmersos en la crisis que arrancó en 2018 y, después, se sumó la pandemia. Estamos muy tironeados por lo urgente. Es lógico. Es una cuestión humana salir a apagar los incendios que la urgencia pone todos los días. Pero, a corto y mediano plazo, la pandemia pasará. Entiendo que estamos en el peor momento, que el día a día es muy complejo. Pero no va a durar 20 años. Tenemos que empezar a pensar en estas cuestiones. Comenzar a hablarlos, ver si es factible sentarnos.
-Disculpe la insistencia: ¿hay vocación?
-En el sector privado, de mis colegas, la percibo. También, en el sector público y en los sindicatos. Y muy fuertemente en los gobiernos provinciales. Tenemos que ordenarnos. Debe haber una voz cantante, que convoque. Existen distintas visiones. Es cierto y está bien. El tema es que tienen que discutirse, para que lleguemos todos a una visión común.
-Por naturaleza, ¿no debería ser el Gobierno nacional quien tome esa voz cantante?
-Si lidera el ordenamiento de este diálogo, puede ser una muy buena situación. Pero cualquiera puede tomar la voz cantante. Estoy convencido de que esto puede hacerse en un futuro muy cercano. Es absolutamente necesario y fundamental.
-¿Por qué?
-El Estado tiene un costo muy grande en subsidios al mercado energético. Esa masa tiene una forma de reducirse de manera sustentable y radica en el desarrollo de una matriz más eficiente y, en consecuencia, más barata. Si se eficientiza la matriz energética, se hace más sustentable y, sobre todo, más barata. El costo tarifario, toda la discusión en torno a tarifa y subsidios, tiende a ser menor.
-Semanas atrás, uno de sus principales competidores destacó que en su informe de resultados que una de las razones de su mejor performance financiera en el primer trimestre fue el ingreso en operación de generadoras más eficientes.
-Es que no sólo es más ingresos para las empresas. Es menor costo para el sector. Es un claro win-win. El sector se vuelve más eficiente y esas eficiencias son las que hacen desarrollarlo. La potencialidad está. Hay que sentar las bases sobre las cuales se hagan las inversiones futuras.
-¿Alcanzaría con dar esa señal? ¿O, con el track-record que tiene la Argentina, los inversores necesitarían ver algo más concreto?
-Sería un primer gran paso. No sé si alcanzaría para atraer toda la inversión que hace alta. No sé cuál sería la última barrera. Pero, seguramente, a buena parte de esas inversiones posibles, les bastaría una mesa en la que el diálogo debería encarrilarse. Por supuesto, son importantísimos los actores. Por eso, deberían estar todos. Con esos cinco actores, en un diálogo encarrilado, se destrabarían buena parte de las inversiones necesarias. La barrera más grande, para mí, es esta. La sola conformación de un diálogo abierto y honesto sería una señal enorme. Enorme.
-Vocación para eso en el sector privado ya dijo que percibe. ¿También en el público?
-No veo que existan agendas distintas, que piensen diferente los privados y el sector público. O los sindicatos. En los grandes temas, estamos todos de acuerdo.
-Hay muchas cuestiones en las que, incluso, no todos dentro del sector público están de acuerdo. Tarifas, por ejemplo. Da la sensación de que es una discusión que continuará.
-Todos queremos que las tarifas tiendan a ser más eficientes. Que tiendan a la baja. No veo a nadie que diga que quiere que las tarifas suban porque sí. El sector privado no quiere eso: quiere tarifas eficientes. Yo no quiero que el Estado pague el 50% de mi costo de generación. Quiero que sea, cada vez, menor, para recibir mi compensación en un mercado en el cual los privados puedan pagar lo que consumen. Hay muchos caminos para llegar a eso y la discusión está ahí. Pero, en todos los ámbitos, el objetivo final es compartido. Los caminos son distintos. Tenemos que sentarnos a discutirlos y ponernos de acuerdo en uno que esté en el medio. El Estado necesita a los privados; las empresas, al Estado; y todos, a los sindicatos.
-AES tiene un 34% de participación en la generación de fuentes renovables en la Argentina, es referente en ese campo. Y viene de invertir u$s 300 millones en dos parque eólicos en los últimos dos años (Vientos Bonaerenses y Vientos Neuquinos). ¿Cuál es la perspectiva para ese sector, después el impulso que le dio el Gobierno anterior y el freno que hubo con el actual?
-Con el agravante de la pandemia, además. Hoy, hay muchas empresas con sus proyectos terminados y funcionando (como nosotros). Y otro grupo de compañías que no lograron culminarlos o no quieren hacerlo, y negocian con el Gobierno la posibilidad de extender plazos para cumplir (unos) o una exención a las multas para salirse definitivamente (otros). A los grandes operadores, nos convendría esto último porque liberaría capacidad de transporte que, hoy, está tomada por esos proyectos truncos.
-¿Por qué? En la industria energética, pasa algo muy parecido a Vaca Muerta: existe consenso sobre la calidad del recurso renovable que tiene la Argentina.
-Ocurre que, con un costo de capital que hoy está alrededor de los 20 puntos, es absolutamente inviable. Son proyectos infinanciables. La Argentina tiene 1500 puntos básicos de riesgo país. Eso te deja afuera de todo.
-¿Cuánto se encareció el financiamiento, en comparación al momento de auge de los proyectos renovables en el país?
-Nunca fue barato. Lo más bajo que pagamos fue alrededor del 9%, cuando lanzamos el primer parque. Ya era una tasa cara.
-A la luz de lo que pasó, ¿terminó siendo poco exitosas las rondas RenovAr?
-En términos generales, tanto RenovAr como las licitaciones que se hicieron a través del Mercado a Término de Enegías Renovables (MatEr), que fue un programa muy bueno, funcionan. Se hicieron parques y lo que se logró es bastante bueno. Trajeron 6000 megavatios nuevos al sistema. El gran tema es que el sistema, hoy, está "sobrado" en capacidad de generación: hay alrededor de un 10% más de potencial instalado que el pico de demanda. Pero está sobrado con generación ineficiente, vieja, que se rompe cada dos por tres. El sistema debería ser uno que debería estar recibiendo inversiones en pos de eficientizarlo.
-Hoy, estamos en un escenario en el que no se están lanzando proyectos nuevos de generación renovable y, por el contrario, se vuelve a contratar un buque de gas licuado para abastecer a las centrales. O, directamente, importaciones de gasoil.
-Absolutamente. Pero toda la discusión que hay respecto de las tarifas, en la cual estamos encerrados hace 20 años, se solucionaría más fácil si lográramos que las tarifas tengan que pagar un sistema más barato. Nuestro gran problema no son las tarifas. Sino que están pagando un sistema que es carísimo porque es ineficiente. Y, como la sociedad argentina no puede sostener a un sistema ineficiente, el Estado tiene que poner subsidios. Es un círculo vicioso: el sistema no recibe inversiones, se vuelve ineficiente y se vuelve caro. Y hay que sostenerlo: si no, te quedás sin sistema. MatEr y RenoVar iban en el sentido de eficientizar el sistema.
-Puntualmente, para reactivar la inversión, ¿hacia qué deberían apuntar las mesas de diálogo de renovables?
-A ampliar capacidad de transporte y a bajar el costo de capital. Hoy, por más que tuviera el financiamiento garantizado, si quisiera lanzar un parque nuevo, no podría. Porque no hay capacidad de transporte disponible a la cual conectarlo.
-¿En qué se concentra AES en el mientras tanto?
-Nos estamos concentrando en dos cosas. Primero, desarrollamos proyectos greenfield grandes, para cuando las condiciones se den y, así, estemos listos. Planeamos finalizar el año con un pipeline de proyectos de 800 megas, prácticamente, todo eólico. Y, en segundo lugar, nos estamos focalizando en algo muy novedoso, que queremos implementar en la Argentina: la creación de nuevos mercados, con nuevas soluciones, en todo lo que tenga que ver con el abastecimiento energético. Estamos empezando con soluciones para los segmentos del agro y de la minería (en particular, la del litio). Inicialmente, creadas por nosotros y, más adelante, en colaboración con los propios clientes.
-¿Cómo sería esto?
-Por ejemplo, la mayoría del agro se abastece de energía generada con gasoil. Entonces, empezamos a pensar en soluciones que impliquen electrificación con generación solar o mini generación eólica, más bancos de baterías que permitan ampliar las horas de sol. Es llevar un abastecimiento de energía eléctrica más sustentable a estos dos sectores, utilizando toda nuestra experiencia como empresa global y basándonos en herramientas digitales y de inteligencia artificial.
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