El liderazgo colaborativo es un modelo de gestión que tiene como objetivo dejar de lado los cargos para trabajar juntos, donde el conocimiento y la información se comparten, y todos son responsables. Contrasta con los modelos tradicionales en los que la información la maneja un grupo reducido.

Es aprender a aprender en equipo. Y hoy es un ingrediente vital para la supervivencia y éxito de la organización.

Pasamos del atesoramiento de la información –en el que los conocimientos no se comparten, hay luchas de poder, falta cooperación y pérdida de productividad - a un modelo colaborativo, que implica un cambio de actitud y comportamiento en pos del desarrollo humano.

En el liderazgo colaborativo se pasa de arriba hacia abajo a centrarse en el equipo.

Este liderazgo crea un ambiente inclusivo que dinamiza equipos, agiliza procesos, libera la creatividad, aumenta la productividad y la participación, empodera a las personas, y genera una cultura alegre.

Se trabaja mucho la confianza, el respeto por lo diferente, el reconocimiento, la empatía, la escucha activa, la humildad y la compasión.

Para ello debemos trabajar nuestro autoconocimiento. Partiendo de allí, los líderes colaborativos tienen características particulares:

Le gusta trabajar en equipo: No buscan controlar, sino inspirar a otros y trabajar en equipo por un objetivo común.

Ayuda al proceso colaborativo de trabajo. El equipo analiza el problema, toma la decisión y cuenta con la ayuda de su líder para focalizar esfuerzos.

Es flexible. La toma de decisión es colaborativa así como también, los resultados.

Construye relacionales cercanas, basadas en la confianza y comunicación: El liderazgo colaborativo derrumba los muros y jerarquías, y un nivel de influencia que permita gestionar un equipo horizontal.

Comparte los conocimientos, es transparente. Un líder colaborativo trabaja para que la información fluya en su equipo de manera constante, para facilitar la toma de decisiones y agilice los procesos.

Sabe gestionar conflictos. Para que sea útil al crecimiento del equipo y para el bien de todas las partes involucradas.

La empatía, la humildad, la escucha activa y la compasión, están muy presentes.

Para que este modelo de liderazgo funcione, debemos tener algunos puntos claros: tener un propósito común, mantener abiertas las líneas de comunicación, desarrollar habilidades de asociación y no tener miedo a mostrarnos vulnerables.

Estamos en un mundo complejo, efímero, de cambios acelerados. La solución vendrá de lo colaborativo, de diferentes ámbitos y niveles, que tienen capacidad de flexibilizarse y enfrentar a la nueva realidad.

Por eso necesitamos desarrollar líderes con buen manejo de la inteligencia emocional, con buena gestión de sus emociones, con valor en la contribución colectiva y que puedan dejar de lado los egos individuales.

Aprender a liderar colaborativamente significa integrar y trabajar juntos con nuestras diferencias, aprender de ellas y generar mejores resultados.