Musimundo: una de sus dueñas sigue en crisis financiera

La chaqueña Carsa anunció que no pagará los intereses de sus obligaciones negociables de este mes. Es la segunda vez, después de que incumplió los de mayo. La empresa había llegado a principios de año a un acuerdo con sus acreedores para reestructurar su deuda

Carsa, una de las dueñas de Musimundo, anunció al mercado que no cumplirá con el pago del servicio de intereses de sus obligaciones negociables, previsto para este viernes. Es la segunda vez que la compañía, que había reestructurado su deuda financiera a inicios de año, avisa que no podrá cumplir con los términos de esa renegociación. La anterior había sido en mayo.

En esta oportunidad, Carsa alegó las mismas causas que entonces.

"Los motivos por los cuales nos vemos impedidos de cumplir con este vencimiento son los mismos que fueron expuestos en oportunidad del anterior vencimiento y aquí los reiteramos: el plan de reestructuración de deuda acordado el año pasado con los obligacionistas se hizo en base a un plan de ventas muy conservador atento a la situación del país, que combina alta inflación con recesión, y aun así era un plan que se podía cumplir", explicó la empresa en su nota enviada a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA).

"No obstante, la falta de abastecimiento por parte de proveedores claves hizo que la empresa perdiera ventas por montos considerables, sumado esto a otros definanciamientos importantes, tales como retenciones injustificadas de Agip y ARBA, sobretasas de interés en fideicomisos y ON, y gastos de sellados, seguros de caución no cobrados, y otros", amplió.

"En conjunto, sumando la pérdida de ingresos y los desfinanciamientos mencionados, han provocado un faltante de caja que la compañía no puede financiar con recursos propios ni con créditos bancarios", agregó.

"Por otra parte, la sociedad no ha podido colocar con fluidez sus fideicomisos, siendo que la colocación de valores fiduciarios formaba parte esencial del plan de reestructuración financiero presentado y aprobado, ya sí lo entendieron todos los acreedores", indicó.

"Al haber pocos inversores, hemos debido pagar tasas mucho más altas a las equivalentes al riesgo Carsa del momento, agravando más aun nuestra caja. El desfinanciamiento sufrido y la falta de liquidez en el abastecimiento de bienes de cambio son las causantes mayores del stress financiero por el que estamos pasando", señaló.

"Hasta abril, hemos podido hacer frente a la situación pero ya en mayo nos vimos impedidos de continuar cumpliendo con fluidez con el programa de pagos a proveedores, bancos y bonistas", explicó.

En consecuencia, advirtió la empresa que, "por lo mencionado, y para mejorar el abastecimiento de mercadería que nos permita potenciar las ventas -y, con ello, futuros ingresos-, se muestra inevitable diferir el pago del servicio de intereses bajo las obligaciones negociables en circulación, con vencimiento el 31 del corriente".

Según Carsa, "esta medida se considera estrictamente necesaria para mantener la operatividad de la empresa y mejorar su capacidad de pago de las obligaciones negociables a futuro, lo que, en definitiva, redundará en beneficio de los obligacionistas".

"En cuanto la sociedad cuente con recursos suficientes, realizará el pago del servicio adeudado, con más los intereses compensatorios y moratorios previstos en las condiciones de emisión de las obligaciones negociables", prometió.

"Adicionalmente, comentamos que hemos comenzado a regularizar la deuda con proveedores, a fin de lograr un fluido abastecimiento. También, se ha reiniciado la colocación de los fideicomisos financieros. Se prevé que esto permitirá generar el flujo necesario para afrontar los compromisos asumidos y continuar con habitualidad el negocio", anticipó.

"Par lograr esto, se hará indispensable el respaldo de proveedores, bancos, inversores, etc. (sic), para beneficio de todos", concluyó.

 

Antecedentes

De origen chaqueño, Carsa se había presentado a mediados del año pasado en concurso preventivo, por un pasivo calculado en $ 3000 millones. Sin embargo, a mediados de septiembre, tres meses después de la presentación, llegó a un principio de acuerdo con sus acreedores, lo que permitió que la Justicia de la provincia norteña diera por cerrado el expediente.

La empresa tenía obligaciones negociables emitidas por más de $ 500 millones. A sus acreedores, les propuso capitalizar los intereses adeudados y modificar sus márgenes y los regímenes de amortización, plazos y otros compromisos.

A inicios de año anunció el acuerdo. Aceptó refinanciar sus ON en cuatro cuotas. En febrero, hizo el primer pago, que representó un desembolso en servicios de intereses de $ 208,35 millones.

En mayo, debía pagar $ 61 millones. En ese momento, la empresa advirtió un faltante de caja de $ 706 millones.

Durante los 12 meses previos a eso, la cadena de electrodomésticos Musimundo cerró 32 sucursales. Cuatro de ellas bajaron la persiana en los primeros meses de 2019. En abril pasado le tocó su turno a los locales de las ciudades de Santa Fe, San Juan y Bariloche y un mes después dejó la operar una de las sucursales más importantes de la marca en la Ciudad, la de avenida Cabildo y La Pampa.

En su año fiscal cerrado el 31 de agosto del año pasado, Carsa facturó $ 7490,63 millones y perdió $ 632,58 millones. En su ejercicio de nueve meses, cerrado en mayo, la empresa registró ingresos netos de $ 4228,43 millones (contra $ 6950,38 millones de igual período de su ejercicio previo) y perdió $ 714 millones (versus $ 282,17 millones de los 12 meses antes).

En un año, su patrimonio neto se redujo de $ 8732,66 millones a $ 6775,86 millones.

"Existe incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad de la entidad para continuar como empresa en funcionamiento", advirtió el estudio Lisicki, Litvin, auditor de sus estados contables.

El de Carsa no es un caso aislado. Otras empresas del sector también atraviesan una situación similar. A fines del año pasado, Longvie también entró en default. Hace dos meses, Ribeiro pidió la apertura de su proceso preventivo de crisis. Y, a inicios de este mes, otro gran jugador del segmento retail, Garbarino, llegó a un acuerdo con sus acreedores bancarios para reestructurar su deuda financiera, de $ 4000 millones

 

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