Maurício Russomanno, de Unipar: "Esperamos más para este año aunque no necesariamente de la operación argentina"

El número uno de la empresa química dueña de la ex Solvay Indupa apuesta a la expansión y a la competitividad. Sus expectativas para el mercado local.

Maurício Russomanno nació en Brasil. Pero su español es el de una persona que, en su niñez, vivió años en España junto a su familia, que se mudaba a los destinos que le tocaban a su padre, ejecutivo de Dow.

Su carrera profesional, quizá, fue a la inversa que una tradicional. Comenzó la universidad en Brasil pero la terminó en los Estados Unidos donde empezó a trabajar en las grandes ligas: así, entró a la mítica GE de Jack Welch, donde no solo integró el equipo de Bob Nardelli -el CEO que sucedió a Welch-, sino también el área de M&A en el último año de "Neutron Jack", período en el que se compraron 100 empresas.

Tras esa experiencia, Russomanno pasó a BASF y, luego, al grupo brasileño Votorantim. A fines de 2018, llegó a Unipar, empresa fundada en 1969 por tres emprendedores que, en un principio, tenía mentalidad de asset management: invertía en empresas químicas.

A fines de 2016, Unipar Carbocloro, que ya se había transformado en una compañía química, adquirió Solvay Indupa y se convirtió en una de las productoras líderes de la región de soda cáustica y PVC. Hoy, emplea a 1600 personas en sus tres fábricas (Bahía Blanca, San Andrés y Cubatao, en San Pablo).

- ¿Cómo les afecta la situación económica actual?

- La planta de la Argentina es buena porque todo lo que no se coloca en el mercado interno se exporta. En el caso del PVC, por ejemplo, con la industria de la construcción más retraída (el 70% del PVC va para la construcción civil), estamos exportando un 50%. En su mayoría, un 70%, va a Brasil. Pero, también, a África, Asia y otros países de la región.

Claro que, si el mercado aquí fuera mejor, nos conviene para no perder rentabilidad con los fletes. En el pasado, antes de que ingresara a la empresa, se llegó a vender hasta un 75% localmente.

- ¿Qué producción tiene la empresa hoy?

- Acá, tenemos capacidad para 240.000 toneladas de PVC y, en Brasil, 300.000 toneladas.

- Pero, ¿cuánto está produciendo la planta?

- Casi todo porque lo que no vendemos acá lo exportamos. En 2018 (la cifra que puedo dar), la producción de Bahía Blanca fue, aproximadamente, de 200.000 toneladas de PVC y 140.000 de soda cáustica.

- ¿Qué perspectivas tiene para este año?

- Esperamos más. Aunque no necesariamente por lo que pase en la Argentina.

- Comentó que usted llegó a la empresa para ayudar en su internacionalización. ¿Qué planes de expansión tiene?

- Queremos crecer a través de adquisiciones. La compañía está en un buen estado financiero, tenemos un leverage muy bajo (con lo cual, podemos tomar más deuda) y contamos con un buen dinero en caja. Ahora, hay que esperar las oportunidades. Miramos activamente.

- ¿Los precios atractivos que puede tener la Argentina compensan la situación del país?

- Dependemos de que alguien quiera vender aquí. Estamos mirando empresas parecidas, firmas de soda, de PVC. Y, si bien, en la región, nos sentimos bien porque somos locales, estamos mirando en el mundo.

Ya hicimos el aprendizaje de adquirir e integrar una empresa. La primera fue Indupa. El año pasado, me dediqué especialmente a este proceso de crear la sensación de una sola empresa: juntar a la gente, hacerla trabajar en grupos multinacionales por tecnología. También, armamos un sistema de gestión único para las tres firmas.

Sin embargo, por un lado, intentamos crecer pero, también, mantenernos competitivos. Nuestra competencia, la más importante, está en los Estados Unidos, que tiene acceso a shale gas. Por lo tanto, tiene etano barato.

En Brasil y en la Argentina, nos complementamos. En la Argentina, el gas es más económico que en Brasil. Pero estamos muy atrasados en relación a los Estados Unidos. En Brasil, es cinco veces más caro y, en la Argentina, tres. En la energía eléctrica, en Brasil es tres veces y media más cara. Acá, cinco.

- ¿Están haciendo algo al respecto?

- Estamos mirando proyectos para lograr esta mejora. Energía eléctrica es entre un 30% y un 40% de nuestro costo variable. En la Argentina, tenemos un joint venture con Solalban, del grupo Albanesi, y producimos más o menos la mitad de la energía que necesitamos.

- ¿Ya se reunió con el Gobierno actual?

- Soy muy activo en las asociaciones argentinas. Soy presidente de la Asociación de PVC y, por supuesto, tengo mucha interacción con el Gobierno porque, como empresa de capital intensivo, siempre tenemos que hacer cambios por mantenimiento de equipos. Invertimos unos u$s 15 millones por año en la Argentina, en fábrica. Tenemos que cambiar ahora un concentrador para producir soda en la forma de perlas, producto que exportamos en un 30 por ciento.

Ahí viene la situación argentina: este tanque que se produce en Suiza tarda 390 días en llegar. Pero el proveedor pide 50% de adelanto. Por eso, tengo que pedir la autorización al Gobierno para hacerlo. Por otro lado, tenemos que pagar en dólares y, por supuesto, intentaremos que sea a cambio oficial y no con el 30% más. Esta es la primer charla. Pero vamos a tener muchas más en el año por el capex que tenemos que invertir.

Pero existe una convergencia de intereses: estoy comprando algo para mejorar mi producción y exportar más.

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