El 44% de las empresas se negaba al "home office" antes del Coronavirus

La necesidad del teletrabajo para frenar la propagación del virus demostró la dificultad de algunas firmas de consolidar equipos virtuales eficientes.

La aparición del nuevo coronavirus generará inevitablemente un cambio cultural. Ya sucede con las empresas, pequeñas y multinacionales, de todos los tamaños, que ante el avance de la pandemia se ven obligadas a adoptar nuevos hábitos y tomar decisiones que hasta hace poco tiempo rechazaban, como la de permitir el teletrabajo.

Según un informe de la consultora Practia, cuatro de cada 10 empresas se negaban a home office antes de la aparición del Covid-19. Agustina Guerreiro, Human Resources Business partner (HRBP) de Practia, explicó que esa resistencia tiene que ver tanto con cuestiones meramente técnicas, como la falta de una infraestructura acorde,como con aspectos culturales.

Otro relevamiento difundido a fines de 2019 por Owl Labs señala que el 44% de las firmas no permitía la modalidad de trabajo en casa antes del brote.

Para ambos estudios se trata de un error. Guerreiro se enfoca en los beneficios y atributos que puede aportar el trabajo distribuido. En primer lugar, destaca la inducción del líder para transmitir buenas prácticas corporativas hasta una cuidadosa selección de los potenciales miembros teniendo en cuenta una serie de características como, por ejemplo, la autonomía, autodisciplina, coworking y comunicación. Sin embargo, afirma que, para que la gestión de equipos sea más efectiva y las fronteras físicas dejen de ser un obstáculo, es necesario "instalar el mindset para producir las decisiones orgánicas para que la implementación del teletrabajo en la empresa sea consciente, sistemática y organizada".

En relación a los atributos del trabajo en equipos distribuidos, el informe de Practia destaca esencialmente cinco. En principio, debe haber un propósito para que los miembros mantengan su satisfacción y concentración a la hora de lograr objetivos, más allá de que las distancias suelen deslizar hacia la desconcentración.

"Suele ocurrir que muchas veces se crean equipos virtuales, pero no de manera planificada", agrega Guerreiro.

En esa lìnea, fomentar el sentido de pertenencia, realizar videollamadas para mantener el contacto cara a cara e inclusive impulsar la toma de decisiones riesgosas permite sumar a la identidad de grupo y saltear los problemas del trato virtual.

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