Astor San Telmo: la Justicia declaró ilegal la obra de viviendas y ordenó a TGLT reformular el proyecto

Ante un amparo de vecinos, un juez declaró nulos los permisos de construcción de TGLT, al entender que excede la altura máxima permitida y ordenó reformularla en función de las normas vigentes. Ya la había frenado en agosto. TGLT apelará la medida

No son tiempos sencillos para la desarrolladora TGLT. A las pérdidas registradas en su último balance ante la crisis económica y la fuerte devaluación; la citación a sus directivos en agosto por presuntas declaraciones juradas erróneas de Ingresos Brutos y, ese mismo mes, el freno de las obras de su desarrollo de viviendas Astor San Telmo, ante un amparo presentado por una asociación de vecinos, se le sumó un nuevo obstáculo. Hoy, la Justicia declaró no válidos los permisos de obra de ese desarrollo en San Telmo, al superar los límites máximos permitidos para la zona, y le ordenó reformular el proyecto.

Desde TGLT informaron que  apelarán la decisión ante la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad "por considerarla improcedente y contraria a derecho".

 El juez Pablo César Mantaras, del Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad N° 3, dictó sentencia en la causa "Asociación Civil Basta de Demoler c/ GCBA (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) s/ amparo- suspensión de obras", Expte. Nº A30636-2017/0, haciendo lugar a la acción impulsada por el Observatorio del Derecho a la Ciudad, la Asociación Vecinal Casco Histórico Protege y la Asociación Civil Basta De Demoler. Declaró la nulidad de los permisos de obra otorgados al proyecto, que ocupa más de media cuadra, sobre la Avenida Caseros al 500, entre Bolívar y Perú, al entender que "se autorizó una construcción en exceso de los límites de altura previstos por el CPU (Código de Planeamiento Urbano)", para el Área de Protección Histórica N° 1 (APH 1).

Según consta en la causa, el edificio Astor tendría una altura de 29,3 metros en un nivel retirado y de 26,1 metros en su fachada, que exceden los límites previstos para las zonas 3c (de 13 metros) y 5c (de 22 metros) de la APH1. También dispuso "la paralización de los trabajos constructivos que excedan los referidos límites" y ordenó "la reformulación del proyecto edilicio para la obtención de un nuevo permiso de obra, de conformidad con la normativa urbanística vigente". 

En la demanda se cuestionó la legalidad de las autorizaciones y permisos otorgados a la empresa TGLT (que adquirió la constructora Caputo en 2018) para construir Astor San Telmo, con una superficie de 6.334 m2.

Desde TGLT informaron que apelarán la medida de primera instancia, que "impide el avance del proyecto conforme los criterios originalmente proyectados y debidamente aprobados por la autoridad" del Gobierno porteño y que confían "en una pronta resolución favorable para darle finalización a un proyecto que aportará valor a todo el barrio de San Telmo y revivirá una de las avenidas icónicas de la ciudad de Buenos Aires".

En agosto, el juez había ordenado frenar las obras, al dar curso al amparo. Ese mismo mes, la Dirección General de Rentas porteña decidió impugnar "ciertas declaraciones juradas" del impuesto a los Ingresos Brutos de 2012 y 2014; e informó que iba a determinar de oficio el tributo de esos períodos, para aplicar una alícuota diferente a la utilizada por TGLT. 

Ese mismo mes, TGLT había alcanzado un acuerdo para reestructurar una deuda de u$s 150 millones. Como parte de ese acuerdo, IRSA Propiedades Comerciales (dueña del 4,2% de sus acciones), y el fondo PointArgentum (del 14,1%), harán una capitalización de u$s 39 millones, de ellos, u$s 24 millones a cargo de IRSA. TGLT, nacida en 2005 y cotizante en la Bolsa de Buenos Aires desde 2010, desarrolló o tenía en cartera, al 31 de diciembre de 2018, 13 grandes proyectos residenciales, de más de 650.000 metros cuadrados.

La empresa, fundada por Federico Weil (hasta diciembre, titular de su 19,2%), planificaba su salida a Wall Street. Pero la crisis de la economía argentina y la fuerte devaluación cambió el escenario. Para salir de su delicada situación financiera, salió a buscar nuevos fondos. El año pasado, cerró su balance con un rojo neto de $ 1624,37 millones, contra una pérdida de $ 469,53 millones en 2017. Su patrimonio neto fue negativo en $ 1300,83 millones y su pasivo casi se duplicó, a $ 11.693,98 millones.

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