Con el foco en la exportación

Los alimentos orgánicos, los productos fitoterapeúticos y fitocosméticos ganan terreno en las preferencias de los consumidores. Argentina comienza a desarrollar cadenas de valor sustentables que miran a los mercados externos para satisfacer una demanda que va en alza.

Los cambios en el consumo no solo exigen nuevas formas de producción, sino que también generan demandas y mercados diferentes. El denominado consumo de lujo es el que presenta particularidades que lo hacen atractivo para el desarrollo de cadenas de valor sustentable porque permite revalorizar la producción local y el acervo cultural.

Lino Barañao, Secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva señala que "en los últimos años empieza a haber un nuevo mercado que es el de lujo sostenible. El lujo estuvo asociado a la ostentación, a lo exclusivo y ahora tiene más que ver con la actitud ética. Antes era tener un colmillo de elefante en la casa, ahora es contribuir para la salvación del elefante". Con esta mirada, en conjunto con la Fundación PuntoGov y el BID, desde la Secretaría desarrollaron un proyecto que se denomina Innovación Inclusiva, el desarrollo de tecnologías que permiten generar empleo, revalorizar la producción local y cuidar el medio ambiente.

Una nueva demanda

El nuevo consumidor busca productos de calidad, nutritivos, libres de agroquímicos, que no se talen bosques para producirlo, menor huella de carbono y se cumpla con las normas de comercio justo. "Quiere una identidad territorial y una historia, saber de dónde viene, cuanto más exótico es el lugar mejor, cuanto más pristino mejor, dice Barañao. Para asegurar la trazabilidad de los productos se trabaja con la tecnología blockchain.

Por su parte Sabrina Díaz Rato, presidenta de la Fundación PuntoGov, señala que "con el apoyo del BID y la Secretaría realizamos un estudio, pronto a publicarse, de investigación y casos concretos que muestran el potencial de Argentina. También analizamos los cuellos de botella a resolver, políticos y técnicos. Este estudio fue realizado en conjunto con la consultora Context Network y creamos un portafolio de oportunidades de inversión en: alimentos premium, fitoterapéuticos y fitocosméticos".

Entre las conclusiones se desprende que los alimentos llamados funcionales ya constituyen más del 20% de la oferta alimenticia en el mundo y su crecimiento es de alrededor del 5% anual. Además, el mercado de alimentos orgánicos muestra un gran impulso en la demanda, con un crecimiento que varía entre el 5% y 40% anual, según el producto, y un crecimiento promedio del 25% anual en los últimos diez años. Actualmente factura u$s 90.000 millones y se proyecta alcanzar los u$s 32.000 millones para 2024. "Los productos orgánicos hoy reciben las mayores primas de precio y esto se debe a que los países con la mayor demanda no poseen la tierra necesaria para satisfacerla", dice Díaz Rato.

Delivery global

El plan original de las pizzerías Tomasso no proyectaba para 2030 tener 200 puntos de venta en países como España, Estados Unidos, Paraguay y Perú, pero hoy es una realidad de la cual los separan solamente tres meses.

La historia comienza hace más de diez años cuando se desarrolla esta cadena en Barrio Norte. El negocio marchaba bien hasta que se suceden los primeros problemas y algunos de los locales quedan en manos de los empleados. El socio fundador, junto con uno de los repartidores, deciden cambiar el modelo y comienzan a abastecer a los bares. A mediados de 2016 convocan a Diego Giavarinni, su actual CEO. "Hace un año desarrollamos productos alto proteicos", dice. Así surge la división de alimentos orgánicos, con masa de pizza y empanadas veganas. El objetivo de Tomasso es desarrollar alimentos con aminoácidos complejos que puedan reemplazar a la carne. "La pizza y la empanada son el vehículo para llevar tecnología alimentaria a todo el mundo", dice Giavarinni.

Participaron de una misión que los llevó a contactarse con potenciales compradores de Singapur. "El producto fue bien recibido en el negocio del retail y ahí también nos contactamos con gente en China para explorar el modelo take away", dice el CEO. De ese viaje, Barañao recuerda que "hay una demanda de alimentos de alta calidad, China compra todo y ellos no le compran por un tema de seguridad, les interesan no solo para Singapur sino para vender al resto del sudeste asiático en donde va a haber 800 millones de personas con un poder adquisitivo equivalente al americano medio hoy, o sea cuatro mercados americanos con este gusto por lo natural".

Como forma de asegurar la procedencia del producto, en Tomasso están trabajando, junto al INTI, para la preauditoría de la norma británica BRC, una de las más exigentes en alimentos orgánicos.

Sello familiar

Recorrer las rutas argentinas o visitar la plaza principal de las ciudades del interior permite degustar nuevos sabores. Con esa impronta, Silvia Pagano desarrolló Orgánicos y Regionales, un emprendimiento que pone el énfasis en los alimentos arraigados en las tradiciones de las provincias.

Si bien Pagano es abogada, su recorrido comienza mucho antes de obtener este título. En un momento se inclinó por bioquímica, pero luego terminó graduándose en derecho internacional especializándose en bioética. Descendiente de familia europea, donde su abuelo poseía viñedos en Génova, la cultura culinaria del viejo continente y el amor por la tierra hicieron mella en Pagano. Así, comienza a estudiar la producción en Argentina. "El país es uno de los principales productores de miel del mundo. El 90% se exporta, pero no hay innovación", grafica Pagano. Realizó un posgrado en Medicina Integrativa, se capacitó en manejo de alimentos y hasta diseñó la maquinaria que actualmente utiliza para su producto: un café endulzado con azúcar. "Se potencia las propiedades antioxidantes y energizantes del café. Llevé este producto al INTI para hacer los análisis y quedaron sorprendidos del potencial", relata. Para comenzar este negocio Pagano debió hipotecar su casa y vender su auto y así realizar los trámites para patentar Espíritu Natural, su café endulzado con miel. "Al solicitar la patente en Europa mediante el Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT) obtuve la mejor calificación". El PCT permite tramitar patentes en más de 180 países abaratando los costos y potenciando los desarrollos. Hasta el momento en la Argentina no se encuentra vigente.

Según Pagano su producto no solo se puede utilizar como infusión, sino también para relleno de golosinas, alta patiserie, entre otros. Desde el 2012 recorre las provincias para seleccionar las mejores mieles. "En Malargüe, Mendoza, se da una miel muy exclusiva, de calidad premium". Pero también trabaja en el desarrollo de los productores, por ejemplo, en Chaco. "Para el 2020 quiero hacer una convocatoria para reunir más productores", adelanta.

Pero a todo este esfuerzo local le llegó la hora de saltar el océano, fue así que participó de una feria en Dubai en donde logró cerrar dos contratos para la exclusividad de representación y comercialización en 12 países de Oriente Medio, esto representa unas 34.000 unidades de 200 gramos cada una. Luego llegó un pedido de Alemania con exclusividad para ese país, Bélgica y Holanda mediante la cual, en noviembre, debe estar despachando otro contenedor. "En mi casa se trabajaba mucho con la miel, posee propiedades medicinales y está asociado a la cultura indígena. Estoy desarrollando a los productores para que puedan obtener la certificación orgánica", cierra Pagano.

Para la obtención de esta certificación, la Secretaría de Ciencia y el BID están desarrollando una línea de créditos de devolución contingente.

Planta austral

El maqui es un fruto que crece en gran parte de la Patagonia. De forma similar al arándano, posee cualidades antioxidantes que lo supo colocar como uno de los mejores del mundo. Sin embargo, en Argentina no se lo comercializa. Chile, en cambio, tomó la delantera y lo exporta.

El recorrido comenzó hace más de 70 años en San Telmo. La Farmacia Santa Catalina comercializa productos fitosanitarios, es decir aquellos que tienen como base la utilización de las plantas. "En la zona de El Bolsón conocía a alguien que cosechaba macales", comienza Elizabeth Varas, gerente de la empresa, "realizamos un relevamiento de la zona y capacitamos a la gente del lugar para su cultivo". Esto los llevó a recorrer 2.000 km en camioneta y brindar asesoramiento técnico para que este fruto pueda ser conservado sin perder sus propiedades. Para los pobladores, que durante el año trabajan en otros cultivos, la posibilidad de recolectar el maqui significa un nuevo ingreso económico.

Para darle impulso a su proyecto aplicó a una línea de financiamiento en donde ellos aportaron cerca del 70% del capital y el resto provino del FONTAR. "Ya desarrollamos los lotes piloto de toda la gama", dice Varas. Si bien fueron invitados a participar de diferentes reuniones de negocios, esto no se concretó dado que el GCBA no le brinda la habilitación para que se pueda fabricar. "Desde hace tres años estamos con los temas burocráticos, si bien estábamos habilitados como pequeña industria o laboratorio, las cambios de la legislación hicieron que eso se perdiera", dice la responsable.

Para Barañao el proyecto "está apuntando a las dos demandas que tiene Argentina, balanza comercial y empleo. La idea es mostrar que la ciencia y la tecnología pueden aportar a eso". Estas cadenas de valor, que se dirigen a un nicho, pero con productos altamente rentables, también tienen la característica de atender a los tres pilares de la sustentabilidad, el económico, el social y el cuidado ambiental.

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