Rodizio Costanera debate su futuro entre la búsqueda de un socio estratégico o su cierre definitivo

El restaurante está concursado y no paga sueldos desde el inicio de la cuarentena, pero su crisis se remonta a 2015. Los empleados tomaron el establecimiento y presionan para evitar la pérdida de sus puestos. En diciembre, el Gobierno porteño licitará el predio y la empresa no podrá presentarse si no cancela su deuda

Un clásico de la Costanera porteña está a punto de desaparecer. El icónico restaurante Rodizio lleva más de siete meses cerrado y busca una salida a la crisis en la que se encuentra inmerso desde 2015, con deudas que rozan los $ 10 millones. La aparición de un socio estratégico que se sume al negocio podría salvarlo de su cierre definitivo, que sería inminente.

La concesión del predio se venció en agosto y el Gobierno porteño tiene previsto llamar a una licitación en diciembre. Desde 1992, Maillol SA, la sociedad controlante, opera el restó a través de un contrato de explotación otorgado por las autoridades de la Ciudad.

La última renovación fue en 2015, con un canon mensual de $ 279.865, que dejó de pagar el año pasado. Debe $ 5 millones, pese a las facilidades de pago que se le ofreció. El canon se actualizó y ya supera los $ 530.000.

La empresa no podrá presentarse a licitación si no cancela sus deudas. "Los plazos se corrieron por el aislamiento. Para participar de estos procesos, tiene que estar libre de deudas", ratificaron fuentes allegadas a la administración de Horacio Rodríguez Larreta. 

En el sector gastronómico, reconocen que es muy difícil que logre saldar sus cuentas antes de diciembre, dada su compleja situación financiera. "Hubo reuniones con la empresa y pone de escudo a los trabajadores para pedir una prórroga nueva por cinco años, que probablemente no conseguirá", expresaron. 

Desde el viernes, el establecimiento está tomado por los trabajadores, que no cobran sueldos desde marzo, cuando empezó la pandemiaSon 50 los que podrían quedar en la calle.

"El Gobierno permite abrir con protocolos, pero la patronal no da señales de nada. Los únicos ingresos en este tiempo fueron $ 20.000 mensuales, una suma que se cobró por el programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP)", explicaron desde la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra). 

El sábado, se darán cita a partir de las 12 horas en la puerta del restaurante. Según el texto difundido por el sindicato sobre la convocatoria, venderán choripanes para "poder subistir".

Consultados sobre la posibilidad de formar una cooperativa que rescate al restaurante, los trabajadores rechazaron la idea. "Son muchos millones los que la compañía debe y el predio pertenece al Estado, no es privado. Es complejo", aseguraron en diálogo con este medio.

Los empleados se esperanzan con mantener sus fuentes laborales ante la llegada de un operador nuevo que tome la concesión del complejo, bajo otra marca. De lo contrario, Rodizio deberá desembolsar las indemnizaciones correspondientes.

En este contexto, la única alternativa para evitar su cierre definitivo es la aparición de un socio estratégico que se sume al negocio, una opción que los dueños barajan desde hace tiempo. 

Con 30 años de historia, el tradicional local permaneció con las persianas bajas durante la cuarentena. No funcionó con delivery ni take-away. Tampoco colocó mesas al aire libre ni reabrió sus salones, tras las autorizaciones del Gobierno de la Ciudad. Fuentes allegadas a Rodizio señalaron que se declinó la opción de ofrecer servicios durante el aislamiento por ser "trasmano" la zona en la que se encuentra ubicado el restaurante

El coronavirus aceleró una crisis preexistente. La empresa entró en cesasión de pagos en mayo de 2018 y tramita su concurso desde octubre de ese año en el Juzgado Comercial n° 31, Secretaría 61.

En ese entonces, la compañía adjudicó su complicada situación al contexto macroecónomico y, en particular, a la caída del consumo en la industria gastronómica. En la solicitud de apertura del concurso, alegó que la inflación, el aumento de las tarifas y la baja del consumo impactaron en sus números.

No obstante, opera en rojo desde 2015, cuando reportó pérdidas por $ 1,5 millonesSu decadencia derivó en una reducción de su plantilla: pasó de tener más de 70 trabajadores a los 50 actuales en solo unos meses.

En 2016, se produjo una reorganización entre socios, que dio como resultado la separación de los restaurantes: Rodizio Costanera y Rodizio Puerto Madero, que, desde ese momento, funcionan de manera independiente. De hecho, este último permanece abierto.

En febrero, Maillol SA presentó una propuesta para cancelar su deuda con los acreedores en dos etapas. Pero, un mes más tarde, la pandemia detuvo sus planes.  

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