Las cápsulas de Marcello

Cambio no es sinónimo de Cambiemos

Se me ocurrió escribir varias cápsulas sobre el cambio, tratando distintos aspectos. Va la primera y trata de aclarar algo simple, que el cambio no es sinónimo de cambiemos con dos sentidos, el primero es que el cambio no sirve encasillado políticamente, segundo y más importante es que hablar de cambio no quiere decir que cambiemos, nada cambia sin una verdadera implementación y acción.

La palabras cambiar y cambiemos, para algunas personas y en especial para la oposición, han adquirido una connotación política tal que querer cambiar las cosas nos ubica en una vereda de la Argentina. Lamentablemente, este es un país de veredas, parece que tenemos que ser o estar ubicados en una de las tantas veredas, no conseguimos y no concebimos, estar en la vereda del bien común.

Hay pocos ejemplos de países que hayan fracasado los últimos 70 años, nos cuesta darnos cuenta, y la única forma de ser lo que nos gustaría es cambiar las cosas que están mal, no tocar las que están bien y dejar de descalificar las ideas por su origen.

Hay una primera condición básica para tener éxito y es: ponernos de acuerdo. Para ello debe cambiar el comportamiento de la clase política y dirigente del país. ¿Acaso no podemos dejar de lado nuestras camisetas y trabajar sinceramente por el bien general y común como han hecho otros países?

Cuando observo por ejemplo- como se plantean y discuten las nuevas y viejas ideas en el Congreso, pienso en lo que decía De Bono en Seis sombreros: "las ideas nuevas son brotes delicados que necesitan, un escudo para protegerse del instantáneo congelamiento a que las pueden someter las costumbres pesimistas, críticas o negativas".

Ha llegado el momento, exijamos un acuerdo político para el bien común, hay que ponerse de acuerdo en que hacer, comunicarlo, y en especial actuar organizadamente, porque "el propósito de una organización es posibilitar que gente común haga cosas extraordinarias ", menos no alcanza.

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