Qué significa el nuevo tratado para México

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ( TLCAN o NAFTA) fue un acuerdo comercial de tres países , pero las mayores ganancias obtenidas del comercio entre México y Estados Unidos se quedaron en empresas de capital estadounidense, de acuerdo con el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index). Lo que confirman las protestas de empresas manufactureras de Estados Unidos, que pidieron al presidente Donald Trump que no afecte las exportaciones estadounidenses, al argumentar que más de 2 millones de empleos de aquel país están vinculados a las relaciones comerciales entre los tres países.

Entre 1993 y el 2015, el comercio entre los tres países se cuadruplicó, al pasar de u$s 297.000 millones a 1,14 billones. Gracias al efecto Walmart, millones de mexicanos accedieron a comprar productos que antes les estaban reservados a una clase media que representaba menos de una tercera parte de la población, según Jorge Castañeda en un artículo para la revista Foreign Affairs.

Las exportaciones mexicanas en 1993, un año antes de la entrada en vigor, representaban 12,14% del Producto Interno Bruto de México, mientras que en el 2015 esta proporción alcanzó más de 35% del PIB mexicano, esto es relevante si se considera que México es el principal exportador de vehículos a Estados Unidos y que para el 2020, se estima que un cuarto de todos los automóviles en aquel país provendrán de México, de acuerdo con información del Banco Mundial.

Las importaciones representaban 13,82% del Producto Interno Bruto nacional en 1993; para el 2015, éstas aumentaron hasta el 37%. Durante los más de 20 años que tuvo el NAFTA en operación, se mantuvo un déficit de alrededor de 2% entre los bienes y servicios que salen de territorio mexicano y los que entran.

Mientras que antes de la firma del tratado, la Inversión Extranjera Directa (IED) que realizó Méxocp registró un déficit de más u$s 100.000 millones, es decir, que las empresas y los profesionistas mexicanos prácticamente no salían de las fronteras. Después de la firma del TLCAN, la IED que salió de México alcanzó en el 2012 un punto máximo de más de u$s 22.000 millones de dólares y el año pasado llegó a más de u$s 12.000 millones, según información del Banco Mundial.

La IED que llegó a México desde Estados Unidos y Canadá registró en 1999, de acuerdo con el Inegi, u$s 8250 millones, mientras que en el 2015 esta cifra alcanzó más de u$s 17.000 milloneses, por lo que puede decirse que la Inversión Extranjera Directa se duplicó.

El desempleo aumentó levemente durante los más de 20 años de vida. La fuerza laboral en México creció de 32,3 millones de personas a más de 40 millones en el 2002, lo que implica que México necesitó la creación de casi 1 millón de empleos al año para absorber el crecimiento de la fuerza laboral. Mientras que en 1993, un año antes de la entrada en vigor, el desempleo representaba 3,9% de la fuerza laboral, en el 2015 esta cifra alcanzó casi 5% de esta población.

El campo mexicano fue de los más afectados en este campo. México perdió más de 1,3 millones de empleos agrícolas. De acuerdo con un artículo de The Economist, cuando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte eliminó los aranceles comerciales, las empresas de Estados Unidos exportaron maíz y otros granos a México, por lo que los campesinos mexicanos no pudieron competir. A la vez, México disminuyó los subsidios a los agricultores. Cabe decir entonces que una combinación entre la importación de granos procedentes de Estados Unidos y la disminución de los apoyos del gobierno a la actividad agrícola han sido los verdugos del campo mexicano

La agricultura es la principal fuente de contaminación de los tres países. La importación de fertilizantes nitrogenados que dañan de forma importante el suelo de nuestro país, se mantuvo constante, de acuerdo con un informe del Carnegie Endowment for International Peace. Esta contaminación tuvo un costo para México de más de u$s 36.000 millones. Asimismo, la expulsión de campesinos urbanos a tierras marginales de la ciudad representó la deforestación de más de 600.000 hectáreas por año.

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