Vida Solidaria: cómo llegar con comida y abrigo a la gente en situación de calle

Silvia 'Vita' Carnevale siempre consideró que la solidaridad es una forma de vida, y no solo como satisfacción personal. Empleada en una empresa, en 2014 decidió dedicar su tiempo libre a una causa compartida. Vivía en ese entonces a pocas cuadras del Obelisco, corazón de la ciudad, pero veía a diario una realidad que la entristecía: gente sin techo durmiendo en la calle y viviendo en la desesperanza. Reunió esfuerzos junto a Pablo Fernández, y comenzaron llevar algo de ayuda y calor a quienes lo necesitaran. Se armaron de un carrito, termos con agua caliente y te para repartir. Algo es algo, habrán pensado ese día, pero era mucho más que algo: a la semana ya estaban armando una página web y redes sociales, y a la semana siguiente ya eran tres los que caminaban juntos esa iniciativa.

Ambos llevan adelante ahora la Fundación Vida Solidaria, con dos sedes en Capital y filiales en Barcelona y París, con el objetivo principal de asistir a las personas en situación de calle. En realidad, las actividades de esta organización abarcan mucho más, como el apoyo escolar, visitas a hospitales o un área de ecología donde se reciclan sachets de leche para hacer las bolsas de dormir impermeables y térmicas (BITE), entre otras iniciativas. Pero la realidad de la pandemia y sus medidas de prevención hizo que la actividad de Vida Solidaria y sus voluntarios se redujera para concentrarse en la ayuda a los que están en la calle con comida y abrigo.

Uno de los recorridos habituales de Vida Solidaria

El trabajo de estos voluntarios abarca la zona del Microcentro, entre Retiro, Once y Constitución, llegando ahora incluso hasta lugares de La Boca. Precisamente, Vita comenta que a raíz de la pandemia y su cuarentena el paisaje ha variado y es mayor la cantidad de gente que va a parar a la calle, porque perdió la posibilidad de pagar su hotel o pensión o quedó definitivamente sin el ingreso de una changa. Por eso las necesidades de ayuda aumentan.

Para crecer y trabajar, la Fundación se maneja con 3 reglas de oro. La primera es no hacer política. Las ofertas que han recibido para sumarse a iniciativas vinculadas a la actividad políticas las han rechazado. Lo mismo para el caso de la religión. “Por supuesto que cada voluntario puede tener su actividad política o su religión, pero la condición es que no la traiga a la Fundación, porque lo que buscamos es puntos en común, unir nuestra fuerza , explica Vita, presidenta de la entidad.

La tercera regla es que no reciben dinero para hacer con su ayuda, sino que lo hacen a través de donaciones. Ese mecanismo les otorga transparencia, ahorra tiempo y personal. Además, trabajan en colaboración con otras organizaciones.

Vita Carnevale, Presidenta de la Fundación, en la cocina de la sede.
Cómo se puede ayudar

Vida solidaria cuenta hoy con dos sedes en la Ciudad: una sobre la Avenida de Mayo, donde trabajan en la administración y el stock de productos, y otra sobre la calle Venezuela, donde se concentra la actividad asistencia en calle. Estos días el centro de actividad de la Fundación es el funcionamiento de su cocina, donde se prepara la ayuda principal para los más necesitados.

¿Cómo consigue la fundación las donaciones? ¿De qué forma se puede ayudar? Eligieron un camino simple y transparente: la compra de productos a través de Mercado Libre y contactos en redes sociales. Se puede así hacer una donación en dinero que se transforma en el acto en alimentos, a través de publicaciones identificadas de la Fundación. Por ejemplo, se puede pagar desde $140 hasta $1000 en pollo, que es uno de los productos más utilizados para cocinar. También, por supuesto, se pueden acercar abrigos o ropa, especialmente para hombres, que es la proporción mayor de personas en situación de calle.

La fundación tiene también colaboradores fijos, unos 300 donantes mensuales y de esta forma no solamente se puede ayudar desde la ciudad de Buenos Aires sino también desde el interior del país.

Cómo trabajan

En marzo, cuando comenzó la cuarentena, la organización tuvo que frenar sus actividades durante un mes. Pero luego, con las medidas de prevención requeridas y con grupos reducidos de trabajo en la cocina, pudieron reactivarse. El trabajo en la Fundación empieza desde la mañana y a las 5 de la tarde llega otro grupo de 5 personas.

La distribución de la comida que se prepara se realiza a través de conservadoras y los voluntarios llevan también termos de agua caliente para servir te o café. Se realizan más de 15 recorridos en autos, cada uno con su itinerario y con al menos dos voluntarios. Precisamente, el aporte de autos o de voluntarios para hacer el recorrido es una de las posibilidades de colaborar. Los recorridos se hacen a partir de las 19:30 y se extienden por alrededor de una hora y media.

Por supuesto, los voluntarios que se quieran sumar tienen que cumplir con las medidas de prevención adoptadas por la pandemia: ser no mayor de 55 años y no pertenecer a los grupos de riesgo del coronavirus.

El rol de las empresas

Para cocinar utilizan productos de primera calidad, por eso en la Fundación, más allá de las donaciones particulares a través de la compra de los productos, están buscando el apoyo de empresas, ya que es cada vez mayor la cantidad de alimentos que se necesitan para poder cumplir con esta asistencia. Sobre todo, lo que se necesita es arroz parboil, el elemento que más se utiliza en la cocina, como así también pollo, lentejas, azúcar y café en saquitos. En cuanto a la ropa y el abrigo para afrontar el invierno, preferentemente ropa para hombre y calzado para chicos.

Vita le hace frente a la dureza de la pandemia y cree que la solidaridad seguirá creciendo, así como lo hizo de la mano de las redes sociales, que le ayudaron a encontrarse con gente en el exterior que se entusiasmaron con la iniciativa y que permitieron que ahora la Fundación tenga filiales en Europa. Ese entusiasmo los lleva a un objetivo más ambicioso: un proyecto para ayudar a la gente a salir se la situación de calle, mediante una salida laboral con apoyo de seguimiento, y la asistencia a poder encontrar hospedaje.

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